domingo, 9 de noviembre de 2014

25 años después

El referéndum catalán ha eclipsado en España el aniversario de la caída del Muro de Berlín, que es un hecho histórico de una gran relevancia.

¿Qué hacía yo hace veinticinco años?

El 8 de noviembre era jueves y, en Madrid, comienzo de un puente, ya que el 9 es festivo por celebrarse el día de su Patrona,  la Virgen de la Almudena.
Como el día 8 cumplo años, nos fuimos a pasar el puente a la Sierra, lo hacíamos cada fin de semana, y después de cenar con mi marido, mis padres y mis hijos, me cantaron el “cumpleaños feliz”
El día nueve se abrieron las zonas fronterizas y comenzó a pasar gente de un lado a otro. El muro cayó ya de madrugada, dando lugar a escenas que se han quedado en la mente de todos.
Mi padre, que siempre fue muy llorón, lloraba por el momento histórico que estábamos viviendo y que era el comienzo de una nueva Europa, el fin de la guerra fría y de la amenaza de una tercera Guerra Mundial. Él había conocido un Berlín sin muro, con la famosa “División Azul”, y siempre le horrorizó el muro de la vergüenza, como lo llamábamos en “occidente”.

Muchos años después viajé a Berlín, y me impresionó la línea que va marcando en el suelo las zonas por dónde transcurría el famoso muro. Fue un viaje en el que me empapé de historia y me quise poner en el lugar de esas familias que quedaron divididas, me horrorizó sólo el pensarlo.
La coincidencia de fechas hizo que el 75 aniversario de la “Noche de los Cristales Rotos”, estuviese en Praga y nos impactó a todos que hubiese grupos de neonazis que quisiesen seguir celebrando lo que había supuesto el comienzo de una guerra tan horrorosa.
No he podido averiguar si se quiso hacer coincidir la caída del muro con esa otra fatídica fecha o fue una casualidad.

En cualquier caso, recuerdo cada nueve de noviembre porque es mi santo, porque celebro mi cumple y porque la historia lo ha escrito en sus páginas para que no se nos olvide nunca el horror que supuso.


2 comentarios:

  1. Una bonita crónica de un hecho que jamás debió suceder. Si no has leído el último libro de Ken Follet, El umbral de la eternidad, hazlo. Una buena parte de él está dedicada a este hecho histórico.
    Quién sabe si no fue tu estrella que pasaba por allí una de las que ayudaron a su caída.

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    1. Gracias por leerme. No te imaginas la ilusión que me hace.
      Leeré el libro de Follett.

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