jueves, 30 de enero de 2020

Antonia: Mi opinión





Antonia de Nieves Concostrina

El día de Reyes de 1930 nació Antonia en la castiza calle del Águila de Madrid. La Juana tenía casi cuarenta años cuando trajo al mundo a su primera y única hija, una criatura tan rolliza como las coliflores que despachaba en el mercado. Así llegó al mundo la protagonista de esta novela, la primera que ha escrito Nieves Concostrina y en la que, con su habitual humor y su ingenio para recrear situaciones reales que en la mayoría de los casos superan cualquier ficción, hace un justo homenaje a la generación que sobrevivió a la guerra y la posguerra entre la picaresca, la miseria y los trapicheos. Antonia es una más de los cientos de miles de españoles que no conocieron el bienestar hasta los años sesenta; héroes y heroínas anónimos que se dejaron la piel para que sus hijos no sufrieran su misma historia. Esta es la vida de una mujer que pasó de tener la calle como única escuela a jugar en Bolsa a los setenta años.

Mi opinión:

He releído esta novela recientemente, es una novela sencilla, sin pretensiones, narrada como si la historia te la estuviese contando tu madre, tu abuela o una amiga.

Lo que cuenta lo hemos oído muchas veces a nuestros mayores, los que vivieron la dureza de la guerra y de la larguísima posguerra, las grandes diferencias que existían entre los que lo tenían todo, y los que carecían de todo, las fortunas que se amasaron con las cartillas de racionamiento, el estraperlo y los camiones de ayuda humanitaria que llegaban para los más necesitados y cuyo destino final nunca fueron los pobres.

La mayoría de las familias que aquí se describen, viven en una corrala de Madrid, rodeadas de miseria, piojos y hambre. Forman una gran familia, porque es la única forma de sobrevivir en un mundo tan hostil, en el que no hay agua corriente, hay que parir en casa, sin ninguna medida de higiene y se comparte hasta el retrete.

Una vez que se cierran las puertas, en el interior de las casas se viven otro tipo de miserias, los hombres que se creen poderosos y muelen a palos a los suyos, los niños que tienen que trabajar o robar para subsistir y, sobre todo, la falta de dignidad.

Nieves Concostrina nos hace un detallado relato de una época que conviene no olvidar para conocer de dónde venimos, pero nos abre una puerta a la esperanza.

Antonia es una luchadora, una heroína anónima que se enfrenta, una y otra vez, a las desgracias que le han tocado vivir, sobreponiéndose sin pararse ni un minuto a pensar en ellas, no hay tiempo, hay que seguir luchando.

Narrada con ciertas dosis de humor en contrapunto al dramatismo de lo que cuenta, va intercalando la historia de Antonia en pasado y, brevemente, en presente, comprando acciones y leyendo en el ipad de su hija, las variaciones del IBEX 35.

Es una delicia de lectura para conocer de una forma muy amena, un pedacito de nuestra Historia más reciente, ya que según confirma su autora, el noventa y cinco por ciento de lo que cuenta, es real.



sábado, 25 de enero de 2020

Reina roja y Loba negra: Mi opinión





Reina roja y Loba negra de Juan Gómez Jurado

He leído estas dos novelas casi una a continuación de otra y no sé si esto ha sido bueno a la hora de juzgarlas.

Reina Roja

Antonia Scott es una mujer muy especial. Tiene un don que es al mismo tiempo una maldición: una extraordinaria inteligencia. Gracias a ella ha salvado decenas de vidas, pero también lo ha perdido todo. Hoy se parapeta contra el mundo en su piso casi vacío de Lavapiés, del que no piensa volver a salir. Ya no queda nada ahí fuera que le interese lo más mínimo.
El inspector Jon Gutiérrez está acusado de corrupción, suspendido de empleo y sueldo. Es un buen policía metido en un asunto muy feo, y ya no tiene mucho que perder. Por eso acepta la propuesta de un misterioso desconocido: ir a buscar a Antonia y sacarla de su encierro, conseguir que vuelva a hacer lo que fuera que hiciera antes, y el desconocido le ayudará a limpiar su nombre. Un encargo extraño aunque aparentemente fácil.
Pero Jon se dará cuenta en seguida de que con Antonia nada es fácil.

Nos encontramos ante un caso difícil de resolver, para el que se requiere la ayuda de Antonia Scott y, para convencerla, se busca al policía Jon Gutiérrez.

La presentación del caso es impecable, aunque me chirría que podamos identificar a personas reales, entre los afectados.

La descripción de los personajes, magnífica, aunque al ser tan complejos, no llegaremos a conocerlos perfectamente.

Gómez Jurado ha perfilado dos personajes totalmente diferentes:

Antonia Scott, una mujer atormentada, que lucha con sus demonios y a la que nos va a costar entender. En mi opinión, roza el absurdo.

Jon Gutiérrez, policía vasco que se sale de los cánones y que se salta la ley, si le parece el único medio para hacer «justicia». Sus expresiones, demasiado repetitivas, llegan a cargar («pero no gordo»).

De los secundarios, la abuela Scott, me ha gustado mucho y pone el contrapunto más real a la historia y Mentor no me ha gustado nada, me produce repelús.

Es Reina roja una lectura fácil, de capítulos muy cortos y muy dinámicos, que nos pasea por Madrid, lo que para mí no es un aliciente añadido. Plantea varios dilemas morales, el del propio caso que se investiga y los de los protagonistas y todo lo que rodea sus historias personales.

Como era de esperar, aunque cierra el caso que nos ocupa, en mi opinión, con demasiada precipitación, deja abierto suficiente contenido para una segunda entrega.

Muy bien escrito, eso no lo puedo negar, pero no está entre mis mejores lecturas, aunque tiene un mérito importante: el personaje de Antonia Scott no es fácil de olvidar.

Loba negra

Vuelve Antonia Scott en la esperada continuación de Reina roja.
SEGUIR VIVA
Antonia Scott no tiene miedo a nada. Solo a sí misma.
NUNCA FUE
Pero hay alguien más peligroso que ella. Alguien que podría vencerla.
TAN DIFÍCIL
La Loba negra está cada vez más cerca. Y Antonia, por primera vez, está asustada.

En esta segunda entrega, el caso que hay que investigar es muy bueno, y la calidad narrativa de Gómez Jurado, sigue siendo impecable, y hasta ahí lo que me ha gustado del libro.

La extraña relación entre Jon y Antonia, no me ha parecido creíble. Si en Reina Roja el personaje de Antonia rozaba el absurdo, en este ya no lo roza, es absurdo. Los personajes tienen una gran calidad pero no he podido empatizar en ningún momento, no me he podido meter en sus vidas. Hay temas metidos con calzador, y lo que nos dejó abierto en Reina Roja, nos lo deja más abierto ahora, lo que ya sabéis que me parece una tomadura de pelo al lector.

Sigue metiendo frases demasiado repetitivas, hay una persecución interminable y mi conclusión final es que le sobran, al menos, cien páginas.

Loba negra es un producto de marketing al que pocos se han podido resistir, algunos, como yo, pensando en conocer la resolución al enigma personal de Antonia que ya os digo de antemano, se queda para otra novela.

La próxima, ya si eso, que me la cuenten.

jueves, 2 de enero de 2020

Un momento mágico


El concierto de Año Nuevo



Para Victoria, ha sido su primer año, en el sofá junto a su madre, tapadas con una mantita. Acaba de cumplir tres años y ya le ha parecido muy entretenido, aunque solo ha visto las piezas finales.

Ali y Jesús no lo perdonan y se sientan en sus butacas preferidas, con Peppa enroscada en sus rodillas. Se concentran y no atienden ni el teléfono. Para ellos no es una tradición más, es un momento especial, mágico.

Mayte lo disfruta a la vuelta del paseo por el pinar cercano, porque Ulises no entiende de fiestas y ahora descansa amodorrado en su rincón, seguramente pensando que hace su ama tan quietecita, con las piernas cruzadas a lo indio y tecleando un piano inexistente.
María José ha encendido el portátil para contestar la cantidad de correos que se acumulan estos días pero está muy pendiente de la música. Están siendo unas Navidades intensas, las primeras en las que su nieto está disfrutando de ellas y este ratito de soledad es, además de una tradición, una necesidad para que su cuerpo descanse.
En Levante hace un invierno tan benigno que la temperatura invita a dar un paseo por la playa. A Patricia le cuesta un rato decidirlo pero piensa que hay muchos días para pasear y uno solo para sentarse frente al televisor con esta programación tan especial.

Emiliana no ha podido cambiar su guardia. Lo ha intentado para disfrutar de su familia, que ha venido desde Sevilla a pasar el fin de año a Madrid, pero no ha sido posible. Están escasos de personal. Lo escucha por la radio, sintonizándolo bajito para no molestar a los enfermos y cruzando los dedos para que no suene ningún timbre al menos en esas piezas finales que tanto le gustan.

Julio está en el despacho del hotel: ha habido un problema en una suite y él, como director, ha tenido que acudir para intentar solucionarlo.Tiene muchísimo sueño, se acostó tarde porque no pensaba trabajar y, mientras llega la policía,  ha encendido la televisión. No demasiado lejos, su mujer y sus hijas estarán viendo lo mismo en el salón de su casa.

Ha llegado el momento y todos hemos dado palmas, o con las manos o en nuestra imaginación. La Marcha Radetzky ha unido a cincuenta millones de personas de ochenta países diferentes que, a la misma hora, hemos escuchado este 2018 el Concierto de Año Nuevo.

El concierto se celebró por primera vez el 31 de diciembre de 1939 y se retransmite por televisión desde 1959. Un año antes, el director Boskovsky introdujo la famosa Marcha en el programa.

No es nada sencillo encontrar entrada para la Sala Dorada de la Musikverein de Viena, porque son adjudicadas por sorteo. Las más baratas cuestan 35€, pero se llegan a pagar más de 1000 por algunas butacas. Por suerte, no necesitamos vestirnos de gala para disfrutarlo. Podemos hacerlo desde nuestras casas, arrebujados bajo una manta, solos, en familia o con la impagable compañía de nuestras mascotas, podemos escucharlo hasta en pijama. Solo tenemos que esperar hasta que llegue el Año Nuevo.

Publicado en la Revista Pasar Página número 4