martes, 28 de enero de 2014

¡Qué país! (tercera entrega)


La semana pasada fui a revisión oftalmológica.
El médico decidió citarme en tres meses, haciéndome previamente una prueba que se puede realizar el mismo día, ya que el resultado es inmediato.
Acudo a la zona de “citaciones”, cojo número, me espero veinte minutos y cuándo llega mi turno, me dice el funcionario que las citas a varios meses vista no puede citarlas él, que recibiré una carta por correo ordinario.
Me voy enfadada porque me han hecho perder mucho tiempo y podían poner un cartel o simplemente irlo advirtiendo los dos celadores que estaban en una esquina charlando del partido de futbol del día anterior.
Hoy he recibido la carta.
Me han citado por la tarde para la prueba y para el médico.
Como yo trabajo en horario de tarde, he llamado al número que me indica y su correspondiente extensión y se me ha cortado la comunicación cinco veces.
He optado por esperar a la operadora, sin pulsar extensión, y después de tres intentos, he conseguido hablar con una señorita que me ha pedido mi número de teléfono para llamarme ellos, ya que el sistema está fallando y se cortan las comunicaciones.
Un ratito después, me ha llamado una señorita encantadora, me ha efectuado el cambio, con bastantes problemas porque le fallaba la aplicación y ya tengo la cita en el día y hora que me viene bien.
También me ha confirmado que la extensión que han puesto en mi carta es errónea y por ese motivo se me cortaba la comunicación.

Todo este proceso me ha llevado una hora de tiempo, cuando antes en la ventanilla te lo solucionaban en tres o cuatro minutos.
Cuando le dan citas médicas a mi madre, que son muchas por su avanzada edad, procuramos que nos “cuadre” para no tener que pedir favores en los trabajos, tanto mi hermana como yo.
Ahora, con este nuevo sistema, nos las van a adjudicar y nos encontraremos con este mismo problema cada vez que haya que cambiar una cita.
Por supuesto, no se puede hacer on line.
Y yo me pregunto:
¿Por qué hay que cambiar algo que funciona?
¿Por qué tiene que ser siempre el paciente al que se le dificulten las cosas?
No aumenta el coste económico al incluir sobres y reparto?

Sinceramente, lo que más me cuadra, es que algún mandamás con buenos amigos, tiene una empresa de servicios de correos e interesa tener un cliente fijo cómo la sanidad madrileña.

jueves, 16 de enero de 2014

Un bonito regalo

Hace unos días escribí sobre lo mucho que me gusta la navidad.
Reconozco que la disfruto. Dedico bastante tiempo a todos los preparativos y lo hago con ilusión.
Decoro la casa intentando hacer alguna innovación, adorno la casa de mi madre como homenaje póstumo a mi padre y porque siempre celebramos algo allí y me gusta que esté “vestida” de navidad.
Escribo un menú que se pone en el centro de la mesa, como en las mesas de las bodas, una tarjeta en el lugar que ocupa cada comensal, en la que me gusta poner un detalle relacionado con la fecha, ya sea Nochebuena o Nochevieja…….
Hago las compras que sean necesarias para que no falte un detalle.
Bueno, que me gusta “currármelo” cómo se dice ahora.
Siempre tengo mucha ayuda de mi hermana, mi hija y mi sobrina. Este año también ha colaborado mi nuera el día que ha cenado con nosotros.
Y, sinceramente, lo hago porque lo disfruto, porque lo llevo en los genes, porque mi padre lo disfrutaba y me enseñó a disfrutarlo con él.
Ya os contaré otro día el Nacimiento que ponía cuando éramos pequeños, con cascada y río de agua corriente, en un tablero de dos metros.
Y todo esto lo estoy escribiendo porque siempre he pensado que mi familia me agradece que yo mueva los hilos cada año para que todo resulte bien, porque me lo demuestran con sus risas y sus muestras de cariño.
Pero este año, el día de Reyes, mi cuñado me regaló un DVD grabado por él, en el que me había recopilado los 100 grandes éxitos de Sergio Dalma, porque sabe que me gusta mucho.
Lo de menos fue el contenido, lo importante fue la dedicatoria:
“Grabación realizada en exclusiva para la persona que con su total implicación hace que cualquier celebración se lleve a término con éxito. Para que lo disfrute y le ayude a combatir el stress acumulado, con todo cariño de Roqueta Records and Company”

Porque las cosas bonitas vienen a veces de quien menos te lo esperas, estas palabras se convirtieron en un precioso regalo de reyes.

martes, 7 de enero de 2014

Por fin....(la Navidad)

Hoy es el primer día después de la Navidad y leo en Facebook, escucho en la cafetería e incluso a mis allegados decir que “por fín” se acabó la navidad.
Realmente no lo entiendo.
Las ciudades se visten de colores, con luces, guirnaldas y árboles decorados, escaparates vistosos, dándole al gris invierno una tonalidad mucho más alegre.
Las familias se reúnen, siendo unas de las pocas ocasiones al año que muchos tienen oportunidad de verse, charlar y disfrutar de una sobremesa relajada.
Se hacen compras, y si las personas son cómo deben de ser, no se dilapida el dinero que no se tiene, simplemente se intenta hacer algo especial.
La gente va con prisa, como siempre, pero se para a desearte con una sonrisa “feliz navidad” o “feliz año”
En las casas decoramos y, por unos días, cambiamos las cosas de sitio para hacer hueco al Nacimiento, al árbol de navidad y a algún otro adorno.
La fuente del turrón nos proporciona un picoteo entre horas que luego nos vamos a quitar en el gimnasio o con el régimen de turno.
Y las comidas……
Comemos y cenamos mucho.
Pero es que en la cultura española se celebra todo comiendo.
Si quedamos con amigos, comemos o cenamos.
Si hacemos turismo siempre habrá alguien que nos recomiende un lugar donde comer bien, rara vez nos mencionarán un cuadro o una escultura que no debemos dejar de ver.

En vacaciones de verano, o en Semana Santa, movemos maletas, viajamos un montón de horas, dormimos en diferentes lugares y regresamos, en muchas ocasiones, más cansados de lo que nos fuimos, pero a nadie se le ocurre decir “por fin se acabaron las vacaciones”
Sin embargo a las navidades se las tiene una tirria que no es normal.

Hay muchísima gente que dice no gustarle porque le faltan seres queridos, a mí también, pero les añoro todo el año y en navidad prefiero disfrutar de los que están aquí que se merecen mi atención tanto como los que no están.
Otro argumento es que hay que poner buena cara a quien no nos cae bien, y tampoco me vale porque si es alguien cercano, tendré que poner esa buena cara en muchas más ocasiones al año y no digo nada, y si es lejano puedo excluirle de mi navidad.

En estos días tan duros de crisis, de paro, de corrupción, vivir durante unos días una rutina diferente puede ser hasta terapéutico.

Y no me vale que nadie me comente que hay muchas familias que no han podido celebrar la navidad por falta de recursos, porque para mí la navidad no es una cuestión económica, sino de espíritu y me da mucha pena que ese espíritu se esté perdiendo.