jueves, 30 de diciembre de 2021

Mis lecturas 2021


En este año que acaba, haciendo recuento, he leído 53 libros de géneros variados. Tengo que añadir dos manuscritos que espero vean la luz el próximo año, uno histórico y otro de ciencia ficción, ambos muy buenos.

He intentado hacer un resumen de cada uno, pero creo que os cansaríais y además muchos de ellos, ya tienen su propia reseña en este blog o en el de la revista Pasar Página


Por ese motivo, voy hacer un balance con los que, a mi juicio, han sido mis mejores lecturas.



Los históricos o ficciones históricas, han ocupado muchas de mis horas. Mis preferidos: El guardián de la marea de Mayte Uceda, La librería de Saint Malo de Mario Escobar, La niña de Libisosa de Elena Fuentes, La ciudad del alma dormida de Félix G. Modroño y La memoria eres tú, de Albert Bertrán.

La bestiade Carmen Mola, thriller histórico, me ha gustado mucho.

Dentro de la novela negra, Especie de Susana Martín Gijón, La hora de las gaviotas de Ibon Martín y No oigo a los niños jugar, de Mónica Rouanet, magníficas.


Mis queridas románticas, a las que acudo siempre como valor seguro, tampoco me han decepcionado. Este año he descubierto a Beth O´Leary, su novela En tus zapatos, me ha cautivado, Con suerte… en Navidad, de Mayte Esteban, me ha encantado y El juego de la araña de Kate Danon, una romántica diferente, muy bien tratada.

Removiendo el pasado, Las largas sombras de Elia Barceló y Los ingratos de Pedro Simón, dos novelones.

Dejo para el final una joyita en forma de relatos Escritos en la guerra, de varios autores, a la que llegué a través de Carmela Trujillo y en la que tuve la agradable sorpresa de encontrarme con Elvira Menéndez.


La mayoría de las novelas que han llegado a mí, han sido muy satisfactorias, las que he nombrado son de sobresaliente, pero muchas de la lista tienen notable alto.

Aquí os dejo el listado de los leídos, por supuesto, ninguno tiene una nota inferior a 5, esos no los menciono y los abandono en la página 50.

Y la matrícula de honor, después de mucho pensar, es para El guardián de la marea de Mayte Uceda.


Alguien te sigue

Mario Escobar

Alicia y el teorema de los monos infinitos

Mayte Uceda

Cántaras vacías

Reyes Galaz

Capitán Riley

Fernando Gamboa

Con suerte… en Navidad

Mayte Esteban

El buen padre

Santiago Díaz

El camino imposible

Manuel Álvarez-Xagó

El color del silencio

Elia Barceló

El efecto Tyndall

Javier Rodríguez Álvarez

El espejo de las almas

Mario Escobar

El guardián de la marea

Mayte Uceda

El juego de la araña

Kate Danon

El medallón de fuego

Carla Montero

El último regalo de Paulina Hoffmann

Carmen Romero Dorr

El vendedor de naranjas

Blanca Miosi

En tus zapatos

Beth O´Leary

Entre líneas

Luis A. Santamaría

Escritos en la guerra

Varios autores

Especie

Susana Martín Gijón

Gypsy

Claudia Velasco

Hasta que llegaste a mi vida

Beatriz Manrique

Independencia

Javier Cercas

La bestia

Carmen Mola

La ciudad del alma dormida

Félix G Modroño

La dama de la tormenta

Ana R. Vivo

La hija de las mareas

Pilar Sánchez Vicente

La hora de las gaviotas

Ivon Martínez

La isla de los habitantes sin nombre

Jose Luis Molinero

La librería de Saint Malo

Mario Escobar

La memoria eres tú

Albert Bertran Bas

La niña de Libisosa

Elena Fuentes

La red de Alice

Kate Quinn

La última paloma

Men Marías

Lady Aurora

Claudia Velasco

Las largas sombras

Elia Barceló

Los ingratos

Pedro Simón

Luci fer vive arriba

Carmela Trujillo

Luna de Oriente

Nieves Hidalgo

Maldito síndrome de Estocolmo

No oigo a los niños jugar

Carmen Sereno

Mónica Rouanet

Nicole en el espejo

Kate Danon

Piso para dos

Beth O´Leary

Quinto culpable

Mercedes Pinto Maldonado

Rey blanco

Juan Gómez Jurado

Siete razones para odiarte

J. de la Rosa

Sira

María Dueñas

Sueño de una noche de verano

Mónica Gutiérrez Artero

Terra Alta

Javier Cercas

Últimos días en Berlín

Paloma Sánchez Garnica

Un destino propio

María Montesinos

Un sombrero en el corazón

Un verdor terrible

Beatriz Manrique

Benjamin Labatut

Una taza de té

Manuel Navarro

 

miércoles, 29 de diciembre de 2021

A mis padres por Navidad (2021)

 

Queridos mamá y papá:

Un año más os escribo en Navidad. Este año he esperado al día de tu cumpleaños, papá, para contaros que nos habíamos podido reunir sin ningún problema en Nochebuena, tras el fiasco del 2020. Pero las cosas no están tan bien como esperábamos.

Los test de antígenos han sido los verdaderos protagonistas de casi todas las cenas y encontrarlos en las farmacias, una tarea imposible. Ya sé que no tenéis ni idea de lo que os estoy contando, pero es que ahora hay muchas palabras que no os sonarán de nada. Hablar de curvas de infección, incidencia acumulada, test, PCR, carga viral, test de anticuerpos, Moderna, Pfizer, Jansen o AstraZeneca, son palabras que están en cualquier conversación.

Ya os expliqué la que nos estaba cayendo con el dichoso coronavirus, ahora, por fin, estamos vacunados, , aunque nos están pinchando un refuerzo a las dosis iniciales. Pero el virus, que es listo, como casi todos los virus, ha ido mutando y ahora se contagia muchísimo más. Gracias a las vacunas, las infecciones son más leves e, incluso, asintomáticas, pero ahí siguen sin dejarnos hacer una vida normal. Ahora ya están vacunando a los niños. A las nuestras todavía no les ha tocado, por edad, pero lo harán en los próximos días.

Así las cosas, otras Navidades diferentes, añorando las de antes, sin hacer nada que implique estar mucho tiempo en el interior de ningún sitio, es nuestra decisión, no está prohibido, pero nos intentamos cuidar.

Hay días que os hecho muchísimo de menos, y hoy es uno de ellos, esa fiesta dentro de la Navidad que era solo nuestra, los pimientos rellenos, los petit suisse de postre, los regalos, tus lágrimas de emoción, papá… ¡Lo recuerdo con tanto cariño!

A pesar de todo, sigo inculcando en las niñas el espíritu de la Navidad, ampliando con figuritas nuevas el nacimiento que con tanto cariño colocan y con el que juegan muchísimo, siempre que vienen a casa. Cuando estoy de bajón, me acuerdo de ti papá, de todo lo que hacías en estas fechas, y me cargas las pilas.

Espero escribiros muy pronto con buenísimas noticias, aunque eso será ya el próximo año, al que solo le pido salud, porque todo lo demás que me vaya deparando la vida, lo iré capeando o disfrutando, día a día.

Seguís estando conmigo, os mando muchos besos a vuestra estrella.



miércoles, 22 de diciembre de 2021

«Con suerte... en Navidad», mi opinión.

 


Sinopsis:

Andrea Hervás trabaja en una galería de arte de Madrid. Está preparando la exposición estrella de las Navidades cuando recibe una llamada de su jefe: debe dejarlo todo y marcharse a Grimiel, un pequeño pueblo castellano, donde una vecina quiere vender un cuadro y es necesario que alguien lo valore. Andrea se lo piensa: es 22 de diciembre, tiene planes y se aproxima una gran nevada, pero calcula que, si se da prisa, podrá ir y volver en un día. Con lo que no cuenta es con que todo se confabulará contra ella y acabará atrapada en ese pequeño pueblo.

Un cuadro de Murillo, un coche viejo, una anciana gruñona, los ojos azules del chico de los tractores y la lotería de Navidad se mezclarán con una tormenta y demostrarán a Andrea que la verdadera suerte no está solo en que te toque la lotería.

Mi opinión.

Hoy es un buen día para contaros mi opinión sobre esta novela, el día de la lotería, el pistoletazo de salida para la Navidad, porque justo un día como hoy empieza la historia que nos ha contado Mayte Esteban y a mí me gustaría estar en ese pueblo inventado por ella, Grimiel, que tanto me recuerda a Turégano, aunque este tenga castillo y Grimiel, no.

Una historia aparentemente sencilla en la que se nos perfilan multitud de personajes, en una pequeña novela coral, con dos protagonistas indiscutibles, Fernando y Andrea, y muchísimos secundarios. Nadie sobra, todos aportan su granito de arena en la trama, a todos los llegamos a conocer cuando cerramos el libro, sabemos cómo piensan, por qué son como son y qué los ha llevado a vivir como viven.

Una historia feelgood, que cumple con los parámetros de este género, empatizar con los personajes y que te hagan sentirte bien. Una historia de amor con mucha chispa, a la que ayudan las inclemencias del tiempo, las casualidades y todo un pueblo que quiere ver a su alcalde feliz, porque se lo merece.

De fondo, dos historias curiosas: les toca la lotería de Navidad a casi todo el pueblo, y la casa de Angustias guarda un cuadro que podría ser de Murillo, aunque a ella le haya parecido feo toda su vida.

La vida en torno a un pequeño hotel rural, que ya conocíamos si habíamos leído La chica de las fotos, su lucha por la supervivencia y cómo se preparan para la cena de Nochebuena, los adornos, el menú, los regalos, los pasillos que también guardan secretos…

Pero la autora no ha querido quedarse en la superficialidad de una historia bonita y, entre líneas, nos ha mostrado la dureza de la España rural, esos pueblos pequeños, casi olvidados, que se han ido quedando sin escuela, sin médico, sin banco, que dependen de coche para ir al pueblo de al lado para utilizar todos estos servicios de primera necesidad y que se ven abocados a la solidaridad de los vecinos, ayudándose unos a otros en el día a día, como único modo de supervivencia.

También ha querido entrar «de puntillas» en el egoísmo con nuestros mayores, la soledad de la vejez y el duelo. Nos ha mostrado brevemente la dificultad que conlleva la restauración de un cuadro, lo fácil que es que pase desapercibido para ojos inexpertos con la patina de suciedad y mala conservación que le confieren el paso de los años y lo «buitres» que pueden llegar a ser los especialistas para hacerse con obras que están en manos privadas.

Todo esto encierra esta tierna novela que, en contra de lo que se está comentando en redes, no es una novela para leer en Navidad, se puede leer en cualquier momento, porque siempre será una lectura muy, muy agradable, con buenos diálogos, algo de humor y una historia de amor del siglo XXI, con videollamadas incluidas.

Os invito a leerla, no os va a defraudar.

Si queréis conocer a Mayte Esteban y toda su obra, no dudéis en pasaros por su blog El espejo de la entrada

domingo, 12 de diciembre de 2021

Mis adornos de Navidad

Ya he vestido la casa de Navidad con muchos detalles que, para mí, son tradiciones y recuerdos.

Este año el árbol tiene una bola especial, la que mi sobrina Ari nos decoró las navidades pasadas y que no nos pudo dar por culpa de las restricciones, primero, y nuestro contagio del virus, después.

Lo han decorado dos de mis nietas, a las que intentamos inculcarles el espíritu de la Navidad.

Al lado del árbol, está el poblado de Papá Noel. Cuando murió mi padre, ya hace muchos años, tenía figuritas de madera, muy pequeñas, que utilicé para decorar un árbol pequeñito en casa de mi madre. Pero cuando ella también se fue, monté este pueblito, con su estación, su tren y un gran árbol, todo de madera. También pongo un árbol de cristal de murano que compré en Venecia y que el resto del año vive en la vitrina junto a las copas de cava.

En el pasillo, montamos el nacimiento que ha pasado por muchas etapas. Cuando mis hijos eran pequeños, poníamos uno con figuras de barro, a dos alturas, en una maqueta que hizo mi padre y que guardábamos en su buhardilla. La maqueta se fue deteriorando y acabó en la basura y las figuras, simplemente, desaparecieron. Nadie sabe dónde están.


Entonces le llegó el momento a uno que hizo mi hijo en sexto de primaria, de escayola y tratado con barniz dorado y betún de judea, grande, solo el misterio. Compré un ángel y una estrella de alambre, y quedaba un conjunto muy bonito.

Cuando deshicimos la casa de mis padres, me quedé con el nacimiento murciano de mi padre, precioso. Yo no podía poner todas las figuras, pero sustituí el de escayola por una pequeña joya que, además, me traía unos maravillosos recuerdos.

Con el nacimiento de Victoria, mi primera nieta y, meses después, de Manuela, me replanteé nuevamente el belén. Coincidiendo con su segunda Navidad decidí sustituirlo por uno de plástico, con el que pudiese jugar, como ya hicieron mis hijos. Este se queda por ahora, porque luego vino Almudena y después llegará… bueno eso ya os lo contaré.


Es muy gracioso verlas jugar con él, acuestan a las ovejas, ponen a dormir a los patos y he tenido que hacerle una mantita al niño Jesús porque pasa frío.

Mis adornos se completan con un centro de mesa, un Papá Noel de peluche que me compré en la tienda de Navidad que hay en la Quinta Avenida de Nueva York y que fue lo único que nos pudimos permitir, porque los precios eran increíblemente caros y una estrella dorada de piel, que me regaló Mayte, mi amiga peletera, que siempre preside mi salón, porque personaliza la estrella a la que se fueron mis padres, hace ya muchas navidades.








miércoles, 24 de noviembre de 2021

Mi princesa cumple 40

 



Hacía una mañana soleada, aunque fría, no se encontraba bien, tenía un hormigueo en la tripa y una presión importante. Acudió, como cada día, a comer en casa de su madre, vivía muy cerquita y ella, nada más verla, decidió cambiar su menú por uno ligero, la cara de su hija anunciaba un parto inminente.

Esa tarde tenía consulta con su ginecólogo y su madre insistió para que metiese en el maletero del coche la pequeña maleta, llevaba un mes preparada, que contenía lo necesario para ella y para su bebé.

Su madre no se equivocó, en un primer reconocimiento le confirmaron que estaba de parto, que se fuese para el hospital. Apenas tres horas después, tenía a su hija en brazos. No sabía, hasta que se la pusieron sobre el pecho, que era una niña, todavía no se hacían ecografías si no se intuía algún peligro. Era perfecta, pequeñísima, pero perfecta.

Después supo que su madre y su marido, que esperaban en la habitación, se habían abrazado llorando y que su padre, al recibir la esperada llamada telefónica, se asomó a la ventana y gritó por el patio — ¡vecinos, soy abuelo! —

Cuarenta años han pasado desde ese día, madre e hija, amigas, confidentes, sonrisas y lágrimas, una vida compartida, juntas, siempre juntas.

¡Felicidades, princesa!

lunes, 22 de noviembre de 2021

«Cántaras vacías»: mi opinión

 Autora: Reyes Galaz



Sinopsis:

A principios del siglo XIX y ante la inminente guerra contra los franceses, Itziar, una niña española, tendrá que crecer a marchas forzadas. Con la valentía y el arrojo que la caracterizan, esta niña se convertirá en una mujer de armas tomar y, entre hambre y penurias, conocerá el amor de un hombre que hará tambalear el mundo tal y como ella lo conoce.




Mi opinión:

Novela narrada en tercera persona con dos protagonistas: Itziar y la guerra de la Independencia contra los franceses.

La autora, a través de Itziar niña y más tarde mujer, nos cuenta la vida de los habitantes de Villoviado, en la provincia de Burgos, en los años previos a la guerra de la Independencia y durante toda la ocupación francesa.

El «Cura Merino», histórica figura que lideró una de las más importantes guerrillas contra los franceses, en la zona de Lerma y Burgos, es el sacerdote que bautiza a Itziar y aparecerá como uno de sus referentes durante toda la narración, poniendo el punto de unión entre el relato de ficción y el histórico.

A través de la lectura, viviremos la brutalidad de una guerra, los distintos «bandos», las muertes, violaciones, saqueos, el hambre, el miedo y, por encima de todo, el orgullo de una mujer dispuesta a todo por salir adelante, por cumplir la promesa que hizo a una mujer moribunda.

Muy buena documentación y ambientación histórica, cuidando mucho el vocabulario. La descripción de los personajes, también es muy completa, tanto los protagonistas, como los secundarios.

Haciendo una división personal de la novela, constaría de tres partes: infancia y juventud, maternidad y amor, y en cada una de ellas, debería haberse sintetizado un poco más la historia que, en ocasiones, decae en frescura y peca de repetir reflexiones de la protagonista, aunque con palabras diferentes.

Con un buen giro en las últimas páginas, que yo no me esperaba, el final, sin embargo, me parece un poco precipitado.

En general, una agradable lectura de una buena novela histórica-romántica.

lunes, 15 de noviembre de 2021

«Gypsy»: mi opinión

 

Autora: Claudia Velasco

Paddy O'Keefe Jr. regresa a Dublín, después de estudiar y trabajar dos años en Estados Unidos, contento de poder volver a su relajada y divertida existencia en casa, donde su papel como nieto mayor de un conocido patriarca gitano ha marcado su destino desde que nació.

A los veintisiete años, muy satisfecho de la vida que ha llevado hasta el momento, empieza a plantearse la necesidad de buscar una mujer con la que planear un futuro en común. Ni en sueños imaginó que la chica perfecta para su propósito no estaría dispuesta a aceptar sin una brizna de prejuicios su origen gitano irlandés. Los recelos de esta española que llega a Dublín para trabajar de au pair mientras se paga un máster en Literatura Medieval, pondrán al irlandés ante un complicado reto que no está tan seguro de si vale la pena afrontar.

Gypsy es la tercera y última parte de Spanish Lady, tras Ojos verdes, y nos lleva de vuelta a Dublín, al peculiar mundo de los gitanos irlandeses y sus tradiciones. En esta ocasión lo veremos a través de los ojos de Úrsula Suárez, una joven española difícil de deslumbrar y dispuesta a hacer todas las preguntas necesarias para tratar de comprender y asimilar un mundo del que no sabe nada y del que no sabe, tampoco, si está dispuesta a entrar a formar parte simplemente por amor.

Mi opinión:

Tengo que comenzar diciendo que no tenía ni idea que esta es la tercera novela de una serie, porque es autoconclusiva y, aunque sus personajes ya aparecen en las dos anteriores, no es necesario haberlas leído para disfrutar de la historia.

Una historia de amor diferente, porque se desarrolla en un mundo desconocido para mí, el de los gitanos irlandeses. Una invitación a reflexionar sobre la tolerancia, los prejuicios hacia otras culturas y la importancia de la familia.

Con una narración ágil y unos personajes muy bien perfilados, he disfrutado con esta lectura sencilla pero muy recomendable.

 

martes, 26 de octubre de 2021

La hija de las mareas: mi opinión

 

En el año 1820 Andrea Carbayo de Jovellanos, La Gabacha, hija de Gloria Carbayo, la Encantadora, y de Gaspar Melchor de Jovellanos, Jovino, escribe sus memorias para dejar constancia de las aventuras y desventuras que la llevaron al lugar donde se halla, perseguida por la intransigencia del inquisidor Valdés.

Reviviremos su infancia en Obiedo y viajaremos con ella a Oxford, donde, disfrazada de hombre, asistirá a la presentación de importantes descubrimientos para la Medicina actual. En París vivirá de cerca la Revolución con su inseparable Olympe de Gouges, volcándose en la lucha por los derechos de las mujeres y en su trabajo en la imprenta. Un oficio, el de impresora, que ejercerá también en Gixón a su regreso. Será entonces cuando conozca a su padre y disfruten ambos de fructíferos paseos por el arenal. Directora de una escuela para niñas desfavorecidas, fundará un periódico que desempeñará un papel clave durante la guerra de la Independencia. Este conflicto bélico, que asolará la región convirtiéndola en un escenario dantesco, conducirá a Jovellanos a la muerte, facilitando que Valdés culmine su venganza sobre ella.

Ilustrada, intelectual, tertuliana, escritora, traductora, maestra, feminista… Andrea fue una precursora en muchos aspectos, sin que ello impidiera que fuera borrada de la Historia, como otras tantas mujeres en toda época y lugar.

En el año 2021, cuando se cumplen 210 años de la muerte del ministro y prócer gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos, la publicación de este manuscrito y el inesperado descubrimiento de una hija secreta agigantan la leyenda sobre tan ilustre personaje.

 

Mi opinión:

Corre el año 1820 y Andrea Carbayo de Jovellanos escribirá sus memorias, que quedarán en el olvido durante muchísimos años.

En ese manuscrito, empieza por contarnos sus orígenes, la historia de su abuela Carola y su madre, Gloria. En esas primeras páginas, la lectura ya me había atrapado.

Las Carbayo, son mujeres, tienen una mente brillante, una cabellera roja y mala suerte, porque la época en la que les ha tocado vivir a cada una de ellas es muy peligrosa por culpa de la Inquisición, — deseosos de incriminar inocentes para hacer autos de fe y seguir teniendo a nobles y villanos bajo el mandato de la iglesia, aunque el único modo de conseguirlo sea el miedo—, la intransigencia, la envidia y el miedo a lo desconocido.

Los comienzos de la novela se desarrollan en Gixón y Obiedo, narrándonos los acontecimientos de la época, las costumbres de señores y criados, la forma de vida de unos y otros.

Con una Andrea adolescente nos trasladaremos a París y, tras una breve pero intensa estancia en Oxford, la veremos madurar como mujer y poner en práctica sus ideas. Unas ideas que siempre ha tenido muy claras, como ya las tuvieran sus antepasadas, a las que nunca les gustó tener que depender de ningún hombre.

De París volverá a su Asturias natal, lugar en el que escribirá sus memorias.

Pero lo magnífico de esta novela es que nos cuenta la historia real de lo ocurrido entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, tejiéndola perfectamente con la historia de Andrea y su familia, sin que podamos distinguir los personajes reales de los ficticios por lo bien construidos que están estos últimos. Y no es poca la historia que cuenta: Tribunales de la Inquisición, Revolución Francesa y Guerra de la Independencia como grandes titulares, pero no por menos importantes, la incipiente lucha de las mujeres por tener derecho al voto, a la educación, al ejercicio de profesiones reservadas solo a los hombres, el nacimiento de la Medicina moderna…

Los diálogos, escasos, ya que estamos leyendo unas memorias, merecen mención aparte. Grupos de librepensadores defendiendo la libertad, los derechos de las mujeres, la enseñanza como principio para conseguir esa libertad, el yugo de la iglesia, la presión de la familia con los mayorazgos y un largo etcétera de temas que no pueden dejar indiferente al lector porque, tristemente, algunos de ellos siguen sin resolverse y siguen existiendo casi en su totalidad en otros países no tan lejanos. También magníficos los diálogos entre Jovellanos y Andrea.

Amor, amistad, envidia, odio, venganza, todo cabe en estas páginas en las que no sobra nada de lo que cuenta.

Pilar Sánchez Vicente ha escrito una novela a la que no se le puede poner ni una pega, tanto si eres amante, o no, de la novela histórica, merece la pena zambullirse en esta historia.


Reseña original publicada en el blog de la revista Pasar Página

lunes, 25 de octubre de 2021

Sueño de una noche de teatro: Mi opinión


Sinopsis

Max Borges es un director de teatro barcelonés que conduce una pequeña y excéntrica compañía. El día del estreno de Macbeth, la obra de Shakespeare, Max está al borde del colapso. Todo parece que va a salir mal en la función que debería ser su salto a la fama más sublime: las brujas son demasiado bellas, al rey Duncan se le ha roto la corona y su Macbeth huele sospechosamente a whisky escocés.

Sin embargo, como suele recordarle su inteligente asistente de dirección, Elsa Soler, el espectáculo siempre debe continuar. Sorprendentemente, el duende del teatro parece haberles rociado con su suerte y la función es un éxito absoluto, tanto que son invitados a representar la obra en el Festival Fringe de Edimburgo, el más importante del mundo. La divertida compañía pone rumbo a una aventura en una ciudad llena de magia. Será allí donde, al caer el telón, el amor y la amistad se conviertan en los verdaderos protagonistas de esta historia.


Mi opinión:

Mónica lo ha vuelto a hacer. Ha escrito una novela que se lee con una sonrisa, de principio a fin, por algo es maestra del feelgood. Pero en esta historia encontraremos mucho más.

Estructurada en dos partes: Barcelona y Escocia, con 21 capítulos cortos, que comienzan con una cita de Macbeth, la obra de teatro que va a representar esta singular compañía a la que acompañamos a lo largo de toda la historia o, mejor dicho, formaremos parte de ella, seremos unos espectadores de lujo.

La autora nos presenta a los personajes, nos introduce en sus vidas utilizando, breves flashback para que conozcamos su pasado, de dónde vienen… Hacia dónde van, lo tendremos que ir descubriendo. Todos cumplen su papel, ninguno sobra o está fuera de lugar.

Pasearemos por Barcelona, la ciudad de la autora, que nos muestra alguno de sus lugares más emblemáticos que, al cerrar el libro, nos apetecerá buscar en la red para recrearnos con sus imágenes. En Escocia, visitaremos Edimburgo y los bellos paisajes de Skye Island en las Highlands, en especial el pequeño hotel rural Flodigarry, en el que estoy segura que yo pasaría unas magníficas vacaciones.

Pero hay mucho más. Lo que nunca podemos ver como espectadores de teatro, lo que ocurre entre bambalinas, los nervios de última hora, los pequeños o grandes desastres que hay que resolver antes de levantar el telón y, por encima de todo, la relación de cada uno de los miembros de la compañía, sus sueños, sus pensamientos más profundos, sus miedos… amistad y amor.

Me ha encantado acercarme a la actriz madura, al director solitario, al marido que se aparta para que brille su mujer, el alcohólico, la figurinista, el dramaturgo obsesionado, la librera que es igualita que el hada madrina de Cenicienta y, sobre todo, me ha encantado conocer a Elsa.

No os cuento más, os recomiendo leer esta pequeña joyita del feelgood, que no desmerece con ninguna de sus «hermanas» y que nos deja unas cuantas frases para ser recordadas y varios guiños a libros y autores.

Reseña original publicada en el número 44 de la Revista Pasar Página junto con una amplia entrevista a la autora.

sábado, 2 de octubre de 2021

«Luna de Oriente»: mi opinión

 


Luna de Oriente de Nieves Hidalgo

Inglaterra, 1800.

Shylla Landless debe escapar de Mulberry Hall para poner a salvo a su pequeña hija Christin.

Años después, Christin se ha convertido en una bella joven, libre y decidida. Cuando un aristócrata intenta comprar sus favores, se burla de él sedándolo, robándole y dejándole desnudo en el bosque.

Perseguida por ladrona, acabará en manos de unos esclavistas y en el harén del Rey de Baristán. Christin ni se imagina que allí volverá a enfrentarse al noble al que había humillado, quien había jurado cobrarse la ofensa de la gitana, de la que quedó prendado.

En el lejano Baristán, el bey gobierna con mano firme, siguiendo sus ancestrales costumbres que incluyen tener varias esposas y un harén. Viudo de su primera esposa y con un hijo varón medio británico, ya que su madre era inglesa, le ayuda en las tareas domésticas su hermanastra Corinne.

La mayor parte de la novela disfrutaremos de este lugar, aprenderemos sus hábitos y las grandes diferencias entre la cultura árabe y la europea. Viviremos aventuras, amores palaciegos, celos, envidias…

La autora también nos muestra, brevemente, la cultura gitana, su forma de vivir nómada, estamos en el año 1800, la importancia del honor y de proteger a los suyos.

Creo que este es, precisamente, uno de los puntos fuertes de esta novela, enlazar las diferentes culturas en la misma trama.

Muy destacables los diálogos y el carisma de los dos protagonistas, ambos con un ego difícil de doblegar, lo que crea una lucha continua, que llega a estresar.

Si bien la atracción entre Kemal y Chistin, comienza siendo exclusivamente sexual, se va fraguando un gran amor entre ellos, aunque les cueste toda la novela reconocerlo.

La trama se intuye desde el principio, pero está tan bien narrada, y tiene unos personajes protagonistas y secundarios tan bien perfilados, que merece la pena leerla.

La autora:

Nieves Hidalgo nació un 26 de enero en Madrid. Es una lectora voraz y escribe literatura romántica desde los ochenta. Su primera novela, Lo que dure la eternidad (publicada por Vergara), vio la luz gracias a la insistencia de sus amigos, que conocían su caudal imaginativo. Incansable viajera, sitúa a sus protagonistas en cualquier lugar del mundo, aunque le entusiasma crear aventuras en suelo español.

viernes, 10 de septiembre de 2021

«El guardián de la marea»: mi opinión

 


Autora: Mayte Uceda

Las Palmas, 1918. Marcela Riverol y su familia tratan de sobrevivir al hambre mientras se suceden los combates entre británicos y alemanes en aguas del archipiélago canario, bloqueado por los submarinos germanos. Hans Berger, teniente de la Marina alemana, es encontrado a la deriva y llevado malherido a casa de los Riverol. Marcela lo cuidará con la ayuda de Herminia, una anciana de pasado misterioso y con fama de bruja.

Cuando Hans debe volver a la guerra, el vínculo entre ambos será tan fuerte que cambiará sus vidas para siempre.

Una épica novela que narra el bloqueo que sufrió Canarias durante la Primera Guerra Mundial y el naufragio del Valbanera, el mayor siniestro naval español en tiempos de paz. Una historia de amor que cruza océanos y atraviesa la primera mitad del siglo XX.

Solo el amor es capaz de vencer al tiempo, el olvido y la guerra.

Mi opinión

Comencé esta lectura con todas las recomendaciones que os podéis imaginar, de amigas de las que no pongo en duda sus apreciaciones.

Desde el comienzo me sumergí en la historia, solo necesité diez páginas para saber que estaba ante una gran novela. 534 páginas después, devoradas en tres días, supe que no me había equivocado.

Los diferentes sucesos históricos que iba leyendo, eran tan desconocidos para mí, que alternaba la lectura con la búsqueda de información para conocer más sobre el tema.

Nunca pensé que las paradisiacas islas Canarias, sufriesen tanto en la I Guerra Mundial y que el bloqueo sumiese en la miseria y la enfermedad a su población.

Tampoco sabía nada del naufragio del transatlántico español Valbanera, del que se cumplen, en estos días, 102 años.

De Europa, con la epidemia de Gripe española, nos trasladaremos a Cuba, viviendo allí unas experiencias increíbles.

Pero estos son solo tres muestras de todo lo que nos cuenta la autora sobre los importantes sucesos históricos ocurridos durante la trama de su novela e, incluso, con anterioridad, contado o recordado por los propios personajes.

Me han cautivado los personajes, los principales y los secundarios. Todos muy bien caracterizados y, algunos, con una complejidad difícil de plasmar. Me he enamorado de Herminia, sabiendo, desde la primera línea, que esa bruja escondía muchísimo en un interior noble.

He odiado a Gaspar, y a muchos de los hombres que aparecen en la trama, por tratar a las mujeres como algo sin ningún valor, que se puede comprar y vender. Porque Mayte Uceda ha abordado con maestría el trasfondo de la mujer de la época, en la que no tenían derecho ninguno ni sobre ellas ni sobre su futuro.

La protagonista, Marcela, acostumbrada a sufrir desde su nacimiento, valora cualquier gesto de cariño o amistad, precisamente porque le han sido muy esquivos en su corta vida. No olvidará nunca el amor de sor Felipa, otro gran personaje secundario. Marcela es todo bondad, pero las duras circunstancias que rodearán su vida, la irán endureciendo para poder defenderse del mundo.

Hans, ese alemán grandote y guapo que me encandiló desde que apareció, un personaje noble pero que está viviendo una guerra y defendiendo lo que, en ese momento, cree justo.

No voy a seguir hablando de personajes, porque son muchos, todos buenísimos, ninguno sobra, están encajados milimétricamente, consiguen que sientas y sufras con ellos, el amor, el odio, la venganza, la amistad, los sueños…

Una historia que, a pesar de superar las quinientas páginas, se lee con fluidez porque tiene una prosa maravillosa capaz de contarnos muchas cosas, muy bien sintetizadas.

¿Es una novela histórica? Yo creo que no, es una novela con ambientación histórica, muy bien documentada.

¿Es una novela de amor? Como en todas las novelas, hay amor. Y en esta, una historia de amor tan potente, que es capaz de salvar las barreras más insalvables, pero hay mucho más, tanto, que yo hablaría de una historia épica.

Y, por último, no quiero pasar por alto el epílogo, un broche de oro para esta lectura que se convertirá, sin duda, en una de las mejores del año y que recordaré durante mucho tiempo.


Reseña original publicada en el blog de la revista Pasar Página