domingo, 29 de mayo de 2022

Historia de otra final

 

El 27 de mayo de 1981 fue un día especial para mi familia, os voy a contar la historia.

Corría el año 1958 y mis padres habían viajado a Lyon, recién casados, con un contrato de trabajo para mi padre, electricista de profesión, que luego resultó un fiasco. A su vuelta, poco tiempo después, se instalaron en Madrid, en la casa en la que él había nacido, en la que vivían sus padres y su hermana, y allí vivieron hasta su muerte.

A lo largo de los años, viajaron por España, conocieron muchos lugares, pero nunca volvieron a traspasar nuestras fronteras.

Cuando el Real Madrid se clasificó para jugar la final de la entonces Copa de Europa, mi padre, en absoluto secreto, organizó un viaje para acudir a aquella final con mi madre. Un viaje en autocar para conocer París, Bruselas y Ámsterdam.

El partido, con un ambiente que recordarían toda la vida, fue decepcionante, pero lo disfrutaron tanto, que el sinsabor de la derrota pronto quedó olvidado. Ese gol de Alan Kennedy, en el minuto 81, hundió a nuestra afición que estaba viendo que su equipo jugaba muy mal, pero mis padres, tenían todavía un magnífico viaje por delante.

Mi madre intercambió su bombín blanco, el que habían repartido a todos los aficionados madridistas, para llenar el Parque de los Príncipes de bombines, por una bufanda del Liverpool. El bombín de mi padre y la bufanda de mi madre, ocuparon un lugar en su armario hasta que mi madre lo tiró todo en un ataque de rabia por haberse quedado viuda.

Les encantó París, y la Grand Place de Bruselas y Ámsterdam con sus canales. Vivieron intensamente cada minuto de aquel viaje.

Recordemos que, en 1981, todavía había que presentar el pasaporte para visitar otros países, no había móviles ni internet ni redes sociales. No supimos nada de ellos hasta la vuelta, porque las llamadas telefónicas eran carísimas. Se podía llamar a la agencia de viajes y preguntar si todo iba bien. Eran, desde luego, otros tiempos.

Cuando fuimos a recogerlos a la estación de autobuses, mi madre llevaba unas alpargatas de esparto dos números más del suyo, por lo hinchadísimos que tenía los pies, por tantas horas de autocar, sus caras, denotaban el cansancio, pero su sonrisa lo decía todo.

Ya en casa, como si se tratase de un día de Reyes, abrieron el bolso de regalos. Yo estaba embarazada de mi hija y me trajeron unos biberones con unas tetinas especiales que regulaban el aire para que el niño no tuviese cólicos de gases, que en España tardarían un par de años en comercializarse, un colgante de cristal belga, una sortija de porcelana holandesa, cosméticos de Lancome… se habían gastado un dineral porque, ni estando de viaje, podían dejar de pensar en nosotros.


Siempre recordaron esa final con muchísima alegría, aunque su querido Madrid perdiese, y ellos no volvieran a cruzar nuestras fronteras.

Anoche, no pude evitar pensar en una revancha, ganando por un gol, y me vinieron a la mente mis padres y esa otra final.

 

martes, 10 de mayo de 2022

«Noches de patatas fritas y cerveza»: mi opinión

 Autora: Ángeles Valero


A Álex le ofrecen el ascenso con el que siempre ha soñado, pero eso implica mudarse a Tarragona. Aun así, acepta el traslado y se marcha ilusionada. Allí, Álex se reencuentra con Dani y Lucas, dos viejos amigos. Todo podría ser idílico, de no ser porque empieza a sentir una fuerte atracción hacia Dani.

La vida amorosa de Dani ha sido una sucesión de citas sin compromiso, pero Álex despierta en él sentimientos que nunca pensó tener. Se ve atrapado entre la parte que le dice que siga siendo solo su amigo y la que le grita que vaya a por todas, pues entre ellos hay un obstáculo difícil de superar.

¿Podrán Álex y Dani vencer al deseo que está poniendo su existencia del revés o caerán en él? ¿Será una «Noche de patatas fritas» entre amigos la solución a todos sus problemas?

Mi opinión:

Esta historia de gente normal, atrae desde la primera página.

La cena de Dani nos muestra la complicidad entre un grupo de amigos y las citas sin complicaciones. La cena de Álex, una cena, pero qué cena…

¿Quién no ha ido a una cena de amigos de otros, en los que uno se siente desubicado, no le atraen las conversaciones y le parece estar rodeado de falsedad? Unos amigos que no lo son, porque son los amigos de tu marido, que no es lo mismo. La amistad impuesta, rara vez funciona.

Con solo dos capítulos, ya conocemos a los personajes y empieza la historia. No os quiero contar nada porque hay que descubrirla, pero sí deciros que es fresca, amable, con detalles de humor, sin olvidar los celos y la traición y, por encima de todo, la verdadera amistad.

Lo que más me ha gustado es la maestría que ha demostrado la autora con los diálogos. Es una novela de diálogos, buenísimos, tiernos, tristes, cómplices. Llegamos a conocer a todos ellos por sus diálogos, porque no hay descripciones pasivas o innecesarias, la narración es sencilla y directa.

Los personajes muy bien construidos, los principales y los secundarios, todos ellos ocupan el lugar que le corresponde, nadie sobra.

Ópera prima de esta autora que, desde luego, invita a continuar leyéndola.

Me he quedado con una frase que me ha encantado: «Además, ahora no puedes pensar. Tienes el cerebro “orgasmado”

Una divertida comedia romántica que os va a gustar.


Reseña original publicada en el blog de la revista Pasar Página.