miércoles, 23 de enero de 2019

El caso de las japonesas muertas: mi opinión


Sinopsis
Recién reincorporada a la Brigada tras la cirugía de reasignación de sexo, Sofía Luna se ve obligada a investigar un misterioso caso. ¿Quién es este asesino que escoge a sus víctimas, todas japonesas, en el centro turístico de Madrid? Todo parece apuntar hacia el peculiar mundo de los viajes turísticos organizados y el más peculiar aún de personas asexuales, un grupo que rechaza la hipersexualidad de la vida moderna y tiene como animal favorito la estrella de mar.
Luna y su equipo, al que se suma una traductora de japonés que busca algo más que colaborar, tendrán que trabajar bajo una fuerte presión mediática, sobre todo cuando desaparece la hija del embajador de Japón. A este caso, que parece irresoluble, se suma otro que golpea a la inspectora en lo más íntimo: su padre, con el que no se habla desde hace años, ha matado a un hombre, supuestamente en legítima defensa. Y la investigación empieza a revelar detalles insospechados.


No quiero extenderme mucho porque en una novela policiaca, cuanto menos se cuenta, mejor.
Los que hayan leído El final del hombre, yo no lo he hecho, ya conocerían al inspector Carlos Luna que en esta nueva entrega se ha convertido en Sofía Luna, tras una operación de cambio de sexo y un año alejada del servicio.
La investigación policiaca está muy bien llevada, nos va introduciendo las pruebas justas para que el lector vaya haciendo sus conjeturas. En mi caso, el pasearse por mi barrio, el centro de Madrid, tiene un valor añadido ya que camino con los policías y los turistas japoneses con pleno conocimiento de por dónde voy en cada momento.
Pero el autor no se queda en una novela policiaca como tantas, nos plantea unas tramas paralelas con muchísimo peso: El ya mencionado cambio de sexo de la protagonista, su trato con los compañeros, con su ex amante, con su ex mujer, con su hijo y la propia aceptación de ella misma, contándonos por lo que ha pasado hasta llegar al momento actual y sus dudas existenciales.
La difícil relación entre padres e hijos es otro de los temas que trata, desde diferentes vértices: el padre de Sofía, con el que no tiene relación desde hace años y que se reencontrarán en una sub-trama muy bien llevada, la difícil relación de la hija del embajador de Japón en Madrid, la del padre con cáncer terminal del inspector Estévez o la propia inspectora Luna con su hijo.
Otro tema muy interesante, y que yo desconocía, es el mundo de las personas asexuales, que me ha hecho bucear un poco en este tema muy interesante y del que tan poco se habla. El autor lo trata con muchísima elegancia.
El final, tan difícil, está muy bien resuelto, me ha gustado mucho.
Es, en resumen, una gran novela que invita a seguir leyendo a este autor.

Reseña original publicada en el blog de la Revista Pasar Página




Querida Victoria:

Hoy he tenido un día casi tan atareado como el de hace cuatro años, ese en el que viniste al mundo convirtiéndome en abuela.
Abuela, ¡que palabra más bonita! Creo  que no se conoce su verdadera dimensión hasta que no se siente en primera persona.
Tuviste el honor de ser la primera y eso no te lo puede quitar nadie, aunque ahora estés atravesando por momentos difíciles porque tu hermana, con sus dos años recién cumplidos, te resta mucho protagonismo. No lo puede evitar, es graciosa y cariñosa y tú todavía no tienes capacidad de entender que hay hueco para las dos en nuestras vidas.
En estos cuatro años hemos compartido muchísimas cosas bonitas, porque en tu vida todavía no hay lugar para las cosas feas. Eres una niña inteligente, que tienes claro lo que quieres o te gusta en cada momento, aunque no siempre lo puedas conseguir.
Lo escribo para recordártelo dentro de unos años, quieres ser médico, como tu mamá, bailarina y conductora.
Me estás haciendo revivir momentos de mi juventud, aunque acabe agotada. Todo se repite: tu ilusión por lo desconocido, porque te cuente historias, sentarte a mi lado a contarme lo que has hecho en el colegio, ayudarme en la cocina…lo mismo que hacía tu madre. Y, cuando te quedas a dormir porque tu madre viaja, como está ocurriendo estos días, ese abrazo que me das diciéndome —cuánto te quiero, abuela— antes de acostarte, vale más que cualquier regalo material que pudieran ofrecerme.
No tengo palabras para expresar mis sentimientos. Solo te puedo decir que estos cuatro años a tu lado han sido de felicidad, has llenado, de una u otra manera, cada uno de mis días y solo espero que sigamos compartiendo la vida, pasito a pasito, disfrutando de cada momento.


¡Felicidades, Victoria!

jueves, 10 de enero de 2019

Almudena cumple dos años



Querida Almudena:
Ayer cumpliste dos años. Dos años ya desde ese mediodía en el que vimos tu carita por primera vez, aunque ya nos la imaginábamos porque la ECO 4D nos había chivado que te ibas a parecer a tu hermana.
No niego que, al principio, me pareció demasiado pronto para que Victoria se convirtiese en hermana mayor, pero has sabido encontrar tu espacio, muy diferente, para que no dé lugar a comparaciones.
Eres todavía muy bebé, y estamos disfrutando de esos momentos que ya sabemos que nunca vuelven.
Rozaste el límite de lo permitido no caminando hasta los dieciocho meses y, cuando lo hiciste, fuiste el terror, porque todo lo coges, todo lo tocas. Eres inquieta, nerviosa y, como era de esperar, un monito de repetición con todo lo que hace tu hermana.
Te gusta bailar, hacer gimnasia y coger cualquier cosa que pueda hacer las veces de micrófono, para cantar delante de la televisión.
Eres una niña mimosa, que no se va sin darnos un beso y un abrazo, y hablas mucho, pero en tu idioma, que no siempre se entiende.
Esoqueé, ananando (andando), amaña (hasta mañana) y melonseñas, se quedarán en nuestro recuerdo como tus palabras especiales. Tampoco olvidaremos lo que has disfrutado esta Navidad con el caballito blanco que sube y baja en el carrusel que han instalado frente al Palacio Real, hasta sueñas con él.
Te gustan muchísimo los dibujos de Leo y Cuquín, y son los que pides siempre, viéndolos una y otra vez. Al abu le quieres con locura y él a ti, habéis formado un gran equipo y hasta juegas al golf con él en el pasillo de casa.
Ahora, pasado el tiempo, ya no te pareces tanto a tu hermana, eres gordita, mucho más grande, tienes el pelo muy rubio y una mirada de ojos azules que se come el mundo.
Ayer apagaste las velas, aquí con nosotros, en esta casa que se ha convertido en tu guardería particular hasta que, el próximo curso, empieces el colegio. Por la tarde volviste a soplar con la abuela Dolores y con tu hermana, a la espera de la gran fiesta que tus papis te han preparado y en la que cantaremos el cumpleaños feliz todos juntos.
Yo con esta carta solo quiero desearte que sigas siendo una niña feliz.

lunes, 7 de enero de 2019

El día después



Hoy es fiesta en Madrid y tengo mucho que hacer. Ayer, como una tradición que me marqué hace muchísimos años, recogí todos los adornos y la casa volvió a su estado normal. Aproveché para hacer limpieza porque cada año compro cosas nuevas y me da pena tirar, pero había algunas que tenía la seguridad absoluta de que no volverían a adornar mi casa, por lo que he dejado de guardarlas.
Acabé muy cansada y el zafarrancho de limpieza, lo más importante, lo he dejado para hoy.
Fue un día intenso que comenzó a la una, colocando todo antes de acostarme al pie del árbol e intentando que no faltara ningún detalle ni, lo que es más importante, ningún regalo. Esos que he ido escondiendo por aquí y por allí, a lo largo de más de un mes, para que cuando mis nietas viniesen a casa no viesen nada raro.
Sus caras por la mañana, repartiendo regalos mientras sus padres daban buena cuenta del roscón acompañado de chocolate o café, quedarán para siempre en nuestro recuerdo.
Pero yo no soy de las que opino que solo se disfruta de esta fiesta si hay niños, a mí me ilusiona regalar y que me regalen y, como he leído en un magnífico artículo que ha firmado Almudena Grandes para El País, me he dado cuenta que no hago todo lo que hago en Navidad para que lo disfruten los demás, que también, sino porque me gusta hacerlo, forma parte de mi manera de ver la vida.
Y volviendo al título de esta entrada, hoy es el día después, ese que mucha gente estaba deseando que llegase y que yo no tomo ni con pena ni con nostalgia, me encantan las Navidades pero no se puede vivir en ellas eternamente, por lo que tampoco me entristece que acaben, tienen su momento y ha pasado, ahora vamos a por otros momentos.
Hace unos días nos propusimos Pilar Muñoz y yo, escribir cada día algo positivo, por tonto que fuese, que nos hubiese hecho felices. Parecerá absurdo que hoy yo escriba que me ha hecho feliz que se acabe la Navidad, pero eso para mí implica que las he disfrutado rodeada de los que quiero, he ayudado a que las disfruten otros y espero disfrutar las próximas y, pensando todo esto estoy siendo muy feliz.

martes, 1 de enero de 2019

¿Todo vale?


Acaba de empezar 2019 y, como el año pasado, seguiremos reivindicando el papel de la mujer en el mundo, luchando contra la violencia machista y abogando por una igualdad que está lejos de existir.
Llevamos mucho tiempo intentando que la mujer no sea utilizada como objeto o que nuestro cuerpo no sea el único reclamo para los hombres en los anuncios publicitarios de coches o perfumes y llega el día de fin de año y millones de personas están pendientes del vestido de La Pedroche
Me parece mal que un momento mágico como es el de compartir con tu familia o amigos el paso de un año a otro, pase a un segundo plano por el vestido de una periodista que se caracteriza por enseñar todo lo que puede. Desde luego me da igual lo que enseñe, pero no me gusta que ese sea el reclamo de la cadena para ganar audiencia, que otra vez se sirvan del cuerpo de una mujer para tener a todos los hombres embobados.
Pero lo que ya me ha parecido el colmo de la insensatez es que Antena 3, que se precia de hacer campañas solidarias, de ayudar contra el maltrato, de no emitir anuncios sexistas, permita que el vestido de La Pedroche sea uno de los titulares de sus noticias de máxima audiencia y acapare varios minutos en explicarlo, haciendo incluso una encuesta entre transeúntes anónimos.
¿Acaba de empezar el año 2019? Sinceramente a mí me ha retrocedido a 1990 cuando teníamos a las mama chicho en todos los programas de Telecinco porque era la forma de ganar audiencia entre el género masculino.
Penoso.

Un momento mágico


Para Victoria, ha sido su primer año, en el sofá junto a su madre tapadas con una mantita. Acaba de cumplir tres años y ya le ha parecido muy entretenido, aunque solo ha visto las piezas finales.

Ali y Jesús no lo perdonan y se sientan en sus butacas preferidas, con Peppa enroscada en sus rodillas. Se concentran y no atienden ni el teléfono. Para ellos no es una tradición más, es un momento especial, mágico.
Mayte lo disfruta a la vuelta del paseo por el pinar cercano, porque Ulises no entiende de fiestas y ahora descansa amodorrado en su rincón, seguramente pensando que hace su ama tan quietecita, con las piernas cruzadas a lo indio y tecleando un piano inexistente.
María José ha encendido el portátil para contestar la cantidad de correos que se acumulan estos días pero está muy pendiente de la música. Están siendo unas Navidades intensas, las primeras en las que su nieto está disfrutando de ellas y este ratito de soledad es, además de una tradición, una necesidad para que su cuerpo descanse.
En Levante hace un invierno tan benigno que la temperatura invita a dar un paseo por la playa. A Patricia le cuesta un rato decidirlo pero piensa que hay muchos días para pasear y uno solo para sentarse frente al televisor con esta programación tan especial.
Emiliana no ha podido cambiar su guardia. Lo ha intentado para disfrutar de su familia, que ha venido desde Sevilla a pasar el fin de año a Madrid, pero no ha sido posible. Están escasos de personal. Lo escucha por la radio, sintonizándolo bajito para no molestar a los enfermos y cruzando los dedos para que no suene ningún timbre al menos en esas piezas finales que tanto le gustan.
Julio está en el despacho del hotel: ha habido un problema en una suite y él, como director, ha tenido que acudir para intentar solucionarlo.Tiene muchísimo sueño, se acostó tarde porque no pensaba trabajar y, mientras llega la policía,  ha encendido la televisión. No demasiado lejos, su mujer y sus hijas estarán viendo lo mismo en el salón de su casa.
Ha llegado el momento y todos hemos dado palmas, o con las manos o en nuestra imaginación. La Marcha Radetzky ha unido a cincuenta millones de personas de ochenta países diferentes que, a la misma hora, hemos escuchado este 2018 el Concierto de Año Nuevo.
El concierto se celebró por primera vez el 31 de diciembre de 1939 y se retransmite por televisión desde 1959. Un año antes, el director Boskovsky introdujo la famosa Marcha en el programa.
No es nada sencillo encontrar entrada para la Sala Dorada de la Musikverein de Viena, porque son adjudicadas por sorteo. Las más baratas cuestan 35€, pero se llegan a pagar más de 1000 por algunas butacas. Por suerte, no necesitamos vestirnos de gala para disfrutarlo. Podemos hacerlo desde nuestras casas, arrebujados bajo una manta, solos, en familia o con la impagable compañía de nuestras mascotas, podemos escucharlo hasta en pijama. Solo tenemos que esperar hasta que llegue el Año Nuevo.
Artículo original escrito para la Revista Pasar Página