lunes, 31 de diciembre de 2018

Revolution on Ice: Mi opinión



Ya había visto Revolution on Ice en las Navidades de 2016 y me pareció magnífico.
Dos años después, lo han pulido, creando un espectáculo que ha unido el patinaje artístico con buena música en directo, poniendo en pie a las catorce mil personas que llenábamos la Plaza de Toros de Vista Alegre, en varias ocasiones. El sueño del patinador Javier Fernández, dos veces campeón del mundo, seis veces campeón de Europa y bronce en los Juegos Olímpicos, se había hecho realidad.
Las parejas de danza Gabriella Papadakis y Guillaume Cizeron nos han hecho olvidar que llevaban patines, Annette Dyrt y Jannick Bonheur han hecho unas maniobras tan arriesgadas que el público contenía la respiración, Sara Hurtado y Kirill Jalyavin como Aritz Maestu y Laura Barquero han dejado muy alto el pabellón español de parejas.
Jeffrey Buttle y Yuka Sato, campeones del mundo, grandes patinadores derrochando sonrisas y simpatía. Javi Raya, muy bueno. La surcoreana Yuna Kim, la elegancia sobre patines y el genial Kurt Browning, con sus más de cincuenta años, maravillando a todos los asistentes.
Javier, superjavi, con un público entregado y agradecido, ha dejado lo mejor de él en la pista dejando patente que se retira de la competición estando en lo más alto. Con esa sonrisa que le caracteriza, ha agradecido a los coreógrafos Sandra Bezic y David Wilson por ser los grandes artífices de Revolution Ice.
La parte musical ha corrido a cargo de Carlos Jean, con las voces de Diana Navarro, Eva Ruiz y Blas Cantó.
La sorpresa final, Javi patinando y Pablo Alborán al piano, interpretando Prometo. El palacio apagado, los móviles encendidos y un nudo en la garganta por lo que estábamos presenciando.
Todos los patinadores en pista, incluidas las jóvenes patinadoras que forman parte del cuerpo de baile de Revolution Ice, han despedido el espectáculo más de tres horas después del comienzo, anunciando que ya están preparando el de 2019.
Solo puedo decir que ha sido magnífico.





domingo, 30 de diciembre de 2018

El regreso de Mary Poppins: Mi opinión.



Mary Poppins es de esas películas que recuerdo de mi infancia y que he vuelto a ver en muchas ocasiones. Nunca me he planteado que hubiese pasado de moda y he tarareado la famosa canción supercalifragilisticoespialidoso tantas veces como para no trabarme al decirla, y el Chim chiminey, chim chiminey, chim chim cher-ee, otras tantas.
Dicho esto, he ido a ver el regreso, después de convencer a mi marido, esperando encontrar al gran maestro Rob Marshall dirigiendo una nueva entrega que pasara a la historia.
Pero me he encontrado con una película que ha cogido la primera y ha ido repitiendo el mismo guión con pequeños cambios: Baile de los deshollinadores en los tejados/baile de los faroleros en las alcantarillas; la niñera y los niños se meten en un cuadro para vivir una aventura de dibujos animados/en ésta se meten en una sopera; la madre sufragista/la hija sufragista y así podría continuar. Hasta la vieja cometa tiene su papel estelar.
Por supuesto Emily Blunt no es, ni de lejos, Julie Andrews, y Lin Manuel Miranda no le llega a Dick van Dyke ni a la suela de los zapatos.
Esta historia está forzada, no aporta nada nuevo. Mary Poppins pierde el protagonismo que debería tener y el farolero tiene una cara insulsa, tontorrona, que no llena la pantalla.
Y luego está la banda sonora, demasiado lenta, sin ninguna canción que pueda recordar, ni siquiera el estribillo, al terminar la película, y eso en un musical, no es buena señal.
Lo mejor la parte de dibujos animados, pero no le encuentro mucho mérito cuando han pasado cincuenta años de la primera cinta y la tecnología actual hace maravillas.
En resumen, me parece que se han preocupado más por hacernos recordar la película de 1964 que por hacer una nueva película, porque no olvidemos que no es un remake, sino una nueva historia.
Si no se ha visto la primera, podrá parecer entretenida, pero si se compara, saldremos del cine muy decepcionados.

sábado, 29 de diciembre de 2018

Carta a mis padres. Resumen de mi año.


Queridos papis:
Un año más os escribo por Navidad. He esperado a que se pasasen las dos fechas que más os gustaban para contároslas.
En Nochebuena nos reunimos en casa de Almu, como cada año desde que tú te fuiste, mamá. En esta ocasión no pudieron venir Carlos, Moni y Manuela y los echamos de menos, pero nos lo pasamos muy bien. La cena muy de diseño, pero con clásicos como los ibéricos, los patés o las gambas, todo muy bueno. Después repartí panderetas y gorros y dirigí la orquesta para cantar un programa de villancicos variados en los que Almu y Victoria lo dieron todo.
Para la comida de Navidad he hecho dos platos de los que a ti te salían ricos, ricos, mamá: las almejas a la marinera y el osobuco. Creo que me enseñaste muy bien. Hemos vuelto a cantar, esta vez con Manuela, nos hemos reído, hemos hecho fotos y —no te lo vas a creer— se me ha olvidado llevar la ensalada a la mesa, como tantas veces nos ocurrió en tu casa. Al final se va a convertir en tradición hacer ensalada para dejarla en la cocina, igual nos trae suerte.
Hablando de suerte, un año más no nos ha tocado la lotería pero no puedo decir que le pida al futuro más de lo que ahora tengo: una familia feliz.
Las niñas son increíbles, siempre me acuerdo de vosotros y de lo que habríais disfrutado con ellas. A las dos mayores las hemos llevado, por primera vez, al circo. Les ha gustado muchísimo. Almudena y yo no hemos podido evitar acordarnos de cuando íbamos contigo, papá, tan enamorado del circo. Las historias se repiten. También te he recordado cuando he visto la película que han hecho de Mary Poppins, me ha trasportado al pasado y a ir de tu mano por la Gran Vía, al cine Imperial.
Os sigo contando de las niñas, que son muy listas y muy guapas, y no es porque sean mis nietas, es que es verdad. Nos tienen enamorados, a nosotros, y al resto de la familia.
Este año ha sido el que Victoria y Manuela han empezado el colegio, y se han convertido en unas señoritas. Almudena se queda con nosotros y pasea mucho con el abu, al que quiere con locura.
Arantxa es feliz en su nueva vida junto a Mario, en una mini casa monísima, aquí cerquita.
A Fátima le han dado un cargo importante y ha dejado su UVI temporalmente, para hacer trabajo de despacho. Está muy contenta.
Edu, Mar y Andrés, también están bien y os mandan besos.
Y yo…un poco de madre de todos, pendiente de que podamos compartir momentos siempre que se puede. Seguimos celebrando el día de la familia en septiembre, como homenaje a vosotros, aunque este año lo hemos tenido que hacer en octubre porque cada vez es más difícil cuadrar fechas y más desde que Almu viaja.
Sigo escribiendo para la revista de la que os hablé, que ya ha dejado de ser un proyecto para convertirse en una realidad, me ilusiona lo que hago, conociendo personas muy interesantes y aprendiendo cada día. Papá, estoy ejerciendo de esa periodista que a ti te habría gustado que fuese y a la última persona que he entrevistado es al presidente de la Asociación de Belenistas de Madrid, siguiendo tus pasos, soy una enamorada del arte de los belenes.
Nos entrevistaron en un programa de radio amigo para contar quiénes éramos cada uno de los miembros de la redacción y lo que hacemos. Fue toda una experiencia.
Y si hablamos de experiencias, comencé el año saliendo en una revista del periódico ABC como abuela que hace algo diferente con sus nietas. Vinieron a casa a maquillarme y darme vestuario aunque el abrigo es el mío, ese que era tuyo mamá, y que mandé arreglar a la modista. Como verás sigues presente en muchas cosas.
Este año no he podido ir a Cantabria, no ha habido fechas pero, a cambio, he ido dos veces a San Juan, estar con la familia de allí siempre es un placer y he celebrado mi cuarenta aniversario de boda visitando Estocolmo, una ciudad que no imaginaba que me fuese a gustar tanto.
El verano pasó, una vez más, disfrutando a tope de la familia y con poco tiempo para nada más.
Y poco más puedo contaros, leo mucho, escribo mucho, la mayoría de cosas solo para mí. Sigo intentando escribir nuestra historia con las fotos de Paseando con Victoria como hilo conductor, pero es un proyecto que me tiene superada, espero que el año que entra sea el definitivo para ponerle punto y final pero tampoco me quiero agobiar poniéndome fechas.
Ahhh, se me olvidaba: he leído un libro que habla de que las personas queridas que se van, se convierten en una estrella y yo he decidido que vosotros estáis en una estrella, los dos juntos, bailando, siempre bailando.
Os quiero y os recuerdo, cada día.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Mis lecturas 2018


Como cada fin de año, hago un repaso por los libros leídos, de muchos de ellos he escrito mi opinión en este mismo blog.

Comencé el año con Tengo en mí todos los sueños del mundo. A pesar de que Jorge Díaz había dejado el listón muy alto con Cartas a Palacio, éste no me defraudó nada, no sabría cual de los dos elegir.
La Conspiración deYuste lo leí invitada por un club de lectura organizado por la Asociación Verde Viento, en el que disfruté mucho. El libro no hizo más que confirmarme el gran escritor que hay detrás, Víctor Fernández Correas y que lo ha demostrado con su última obra publicada Se llamaba Manuel, que también está en esta lista y que es uno de los mejores libros que he leído este año.

Cuando leo libros históricos o muy profundos, busco después una lectura más alegre, más liviana y así llegó a mí Vida y milagros de un ex, de María José Moreno, que me hizo pasar un rato divertidísimo.
Más que cuerpos de Susana Martín Gijón y La cajita de rapé, de Javier Alonso, fueron lecturas que me hicieron disfrutar de una tertulia posterior con sus autores en la Librería Compás.
De los antiguos usos de Adonis Sánchez Bonilla,  me descubrió un mundo totalmente desconocido para mí, la literatura nórdica histórica y medieval. Muy bien escrito.
Mauri, de Mercedes Gallego Moro, un libro que no está teniendo suerte a pesar de ser una muy buena novela. Tal vez encuentre su momento más adelante.
La librería del señor Livingston y Un hotel en ninguna parte, de Mónica Gutiérrez, maravillosos. Esta autora no me decepciona nunca.
Codex Gigas de Óscar Sánchez Fernández y El cuarto disparo de Javier Lacomba Tamarit, dos descubrimientos que me llegaron de la mano de dos grandes lectoras, Marina Collazo y Ángeles Pavía y que me sorprendieron. Muy buenos.
El último baile, romántica histórica, preciosa. Marisa Sicilia tampoco decepciona nunca. En este mismo género, El secreto de Malcolm de Kate Danon, finalista del Premio Literario de Amazon, me pareció una gran novela.
El alma que me habita y Una bruja sin escoba, me han dejado con la miel en los labios porque tienen continuación. Las dos autoras Antonia Romero y Antonia J. Corrales me gustan mucho, así que esperaré las segundas y terceras partes.
Una mesa de mujeres organizada por la Asociación Verde Viento, me dio la oportunidad de conocer a Inma Chacón y leí su novela Tiempo de Arena. Me gustó tanto su forma de escribir que tengo pendientes el resto de su obra para irla saboreando poco a poco.

Melodía para un forense, escalofriante y muy bien escrito por Mercedes Pinto M. El color de la luz de Marta Quintín, una historia diferente.
La arena del reloj y Oasis de arena, novela y relato corto, escritas con el corazón, como tan bien sabe escribir Mayte Esteban.
Enredando en la memoria de Paloma del Río, muy curiosa para conocer el mundo del deporte minoritario, del olimpismo y del periodismo deportivo.
Los lunes en el Ritz, precioso libro. Tuve la oportunidad de conocer a Nerea Riesco en las Jornadas Madrileñas de Novela Histórica y nos contó curiosidades que enriquecieron mi lectura.
No reclames al amor, divertida romántica que leí en una tarde.
Una madre, Alejandro Palomas en estado puro, no hay que decir más.
El taller de los libros prohibidos magnífica novela histórica de Olalla García. La ciudad de los ojos grises de Félix G. Modroño y Heridas de amor y de guerra, de Meg Ferrero, dos historias con mucha Historia detrás, tan diferentes pero que me han gustado mucho.
Como diente de león de Pilar Fernández Senac, mi última lectura del año, creo que la recordaré mucho tiempo. Muy, muy bonita.
Dejo para el final Aquello que fuimos. Es una gran novela, ha ganado el V Premio Literario de Amazon y la ha escrito mi amiga Pilar Muñoz, por lo que se merece tener un punto y aparte en este listado.
Como siempre, agradezco los relatos que cada día nos regalan en las redes sociales autores como Víctor Fernández Correas, Pilar Muñoz o Maite Ruiz Sarmiento, por mencionar los más asiduos.
Otra vez han ganado las autoras pero no es algo que haga conscientemente, ya que busco el libro que me apetece en cada momento y de muy distintos géneros.
Ha habido otras novelas que no me han gustado, alguna que no he pasado de la página 100, pero mi respeto a los escritores es suficiente como para no ser yo quien hable mal de una obra.
¡Felices lecturas para el 2019!



lunes, 24 de diciembre de 2018

Vuelve a casa por Navidad



Rosa ha comenzado sus celebraciones el día que fue a buscar a su hijo al aeropuerto. Vive todo el año en Holanda porque allí tiene un buen trabajo que, probablemente no tendría aquí y, aunque ella le visita con cierta asiduidad y él también hace varios viajes a Madrid, abrazarle para pasar estas fechas todos juntos, es especial.
Marta ha pasado las dos últimas Navidades en Washington, donde vive su hijo. Él se fue para un año, se enamoró de una americana, se casó con ella y formaron una familia: tienen un niño que, en unos días, cumplirá tres años. Esta vez son ellos los que vuelan a Madrid para celebrar unas fiestas «a la española» con toda su familia de aquí. Llegan el mismo día de Nochebuena.
Pedro tiene a sus dos hijos trabajando en Estados Unidos. María lleva ya varios años y no es probable que vuelva a trabajar y a vivir en España, pero suele venir todas las Navidades. Miguel es el primer año que está allí y tiene complicado sumar muchos días de vacaciones para hacer el viaje. Para complicar más la historia María vive en Tennessee y Miguel en California. Si miráis el mapa, la distancia entre los dos hermanos es enorme. Por este motivo, Pedro, que se jubilaba a mediados de enero, ha decidido adelantar su jubilación un mes y volar a San Francisco, donde acudirán sus hijos y podrán celebrar una Navidad en familia.
Alberto ha celebrado en su gran casa una pre-nochebuena, para estar con su gente ya que en Navidades volará hasta Dubai para poder estar junto a su hijo que vive y trabaja allí.
Marisa cogerá un avión el día de Navidad por la tarde para volar a Berlín y poder comenzar el año junto a su hija que, este año, no puede viajar a Madrid.
Dejo para el final a tres amigos Juan, Javier y Alba, que están estudiando 2º de Bachillerato en Londres para perfeccionar el idioma. Tenían que haber volado el día que a dos graciosos se les ocurrió paralizar el aeropuerto de Gatwick con un dron. Sin posibilidad de llegar a casa antes del día 26, decidieron venir en autocar, vía París. Toda una aventura que no olvidarán nunca pero que ha arruinado el comienzo de sus vacaciones.
Pequeñas historias que hay detrás de esa frase que cada año repetimos, historias reales de gente conocida, porque no siempre es sencillo volver a casa por Navidad.
A todos los que habéis llegado hasta mi blog para conseguir una cifra de visitas que nunca habría soñado, ¡FELIZ NAVIDAD!


jueves, 20 de diciembre de 2018

Como diente de león: Mi opinión





Sinopsis

Los dientes de león son trocitos de nubes que han echado raíces porque tienen miedo a volar. Esas palabras que Diana dice a su pequeña, reflejan la forma en la que ella se ha sentido durante el último año. La muerte de su marido de forma inesperada descose por completo su día a día y durante un tiempo va dando puntadas a ciegas.
El dolor, vestido con traje oscuro y sonrisa torcida, es su nuevo compañero de piso y la acompaña en el descubrimiento de una traición que no esperaba. El miedo, como un borrón de carboncillo, oscurece algunas de las decisiones que debe tomar. Este libro es el viaje por el interior de una mujer que no sólo ha perdido a su marido, sino que también ha perdido la confianza en ella misma y en los demás.
Rodeada de gente que la quiere y que la obliga a mirar hacia delante, Diana va creciendo a cada paso que da como persona y como mujer, y poco a poco va haciendo un hueco a la posibilidad de volver a amar. Con esta historia conocerás a una mujer de hoy, contemporánea, real, que se equivoca, que se esconde, que no es tan fuerte como pretende, que se enfada. Pero que, a la vez, es una mujer inteligente, con un irónico sentido del humor y que es consciente de sus errores.
Diana va soltando las raíces que la sujetan al suelo y se ve más capaz de dejarse acariciar por una suave brisa y volar como diente de león.


Mi opinión:

Me recomendaron esta novela hace mucho tiempo, he visto que la compré en junio de 2016, y la he rescatado ahora y me ha encantado. Es muy probable que se convierta en la última novela leída en 2018 y me gusta acabar mis lecturas con un libro tan especial.
Cada vez entiendo menos el catálogo por estilos, ya que ésta dicen que es romántica, cuando lo que en realidad me ha parecido es una historia intimista, en la que los sentimientos están a flor de piel y la autora con una maestría increíble, nos presenta el dolor, el miedo y la soledad, como protagonistas junto a la persona que los sufre cada día, Diana.
Hablo de maestría porque me parece muy complicado comunicar el estado de una mujer joven, viuda y madre de una hija en el año que los psiquiatras llaman de duelo, y hacerlo sin que el lector se sienta triste ni presionado por la situación.
Narrado en primera persona, describiéndonos su ropa, su desgana, su pelo enmarañado por la falta de motivación para arreglarlo, sus empujones hacia adelante para que su hija no la vea triste, las difíciles situaciones por las que pasa con la familia de su marido, un nuevo trabajo, su madre, su hermano, sus amigas, los hombres a los que conoce, sin estar todavía preparada para incluirlos en su vida, todo está perfectamente equilibrado, nada sobra. Vamos avanzando con ella y atisbando la salida del túnel, el final del luto.
Y, junto con todo esto, hay una historia de amor muy bonita.
Soy una persona muy sentimental y me ha encantado la historia de la estrella, esa que se inventa Diana para explicarle a su hija, que todavía no ha cumplido cuatro años, que su papá no va a volver y que se ha convertido en una estrella que brilla mucho y que podrán mirar cada noche. Me he tomado prestada la historia y, a partir de ahora, mis padres estarán en una estrella.
Como siempre, después de leerla, me he ido a la biografía de la autora y he leído que es su primera novela. Seguiré su obra porque ésta me ha parecido una preciosa novela.

Reseña original publicada en el Blog de la Revista Pasar Página


miércoles, 19 de diciembre de 2018

La ciudad de los ojos grises: Mi opinión



Conocí a Félix G. Modroño a través de las redes sociales, las publicaciones que hacía y sus recetas de cocina, alguna de las cuales me cedió para publicar en mi blog Recetas para mi hija.
En algún momento compré este libro del que me atrajo su portada y ha estado aguardando su momento, como tantos otros, en este desorden en el que leo lo que me va apeteciendo.


Sinopsis:
Tras varios años viviendo en París, Alfredo Gastiasoro regresa a Bilbao cuando se entera de que Izarbe ha muerto. Su retorno pretende ser el último homenaje a la mujer que amó, pero pronto se convertirá en una pesquisa sobre las inquietantes circunstancias que rodearon su muerte. Alfredo tendrá que enfrentarse a su propio pasado, reviviendo una historia de amor que coincide con la época en que Bilbao pasa de ser una población casi rural a convertirse en una de las ciudades más prósperas del Viejo Continente. Magníficamente ambientada en los primeros años del siglo XX, y a medio camino entre novela negra, el género histórico, el relato sentimental y hasta el de viajes, La ciudad de los ojos grises es, sobre todo, una bella historia de suspense y nostalgia, de amor por una mujer y una ciudad.



Mi opinión:
Lo primero que me atrajo de este libro fue la portada, bonita y evocadora.
Me ha gustado la forma de describir Bilbao, el Bilbao de principios del siglo XX y el que recuerda el protagonista de su infancia, a finales del XIX. La ciudad que ha pasado de ser un pueblo a convertirse en una ciudad próspera, gracias al desarrollo industrial que está transformando la ciudad día a día. Esa ciudad en la que el protagonista ya no se siente en casa.
El autor nos pasea por sus calles, nos lleva a comer a los lugares típicos y nos explica lo que comen, comida rica, de Bilbao.
También he paseado por París, el bohemio y el más moderno con la Torre Eiffel tan recientemente inaugurada en la Exposición Universal de 1900, que está viviendo con temor los comienzos de una guerra europea.
Durante toda la novela se van haciendo saltos en el tiempo para que conozcamos el pasado y el presente de sus protagonistas. En esos saltos se van citando personajes reales, que tienen algún tipo de relación con los personajes ficticios, como Picasso, Unamuno o Indalecio Prieto, entre otros, sin que nos llame para nada la atención su aparición en el texto.
La trama principal, una investigación de asesinato, sirve como hilo conductor para contarnos una historia de amor y desamor, un secreto familiar, ponernos los sentimientos a flor de piel hablándonos de la verdadera amistad, de personas buenas y no tan buenas.
Los personajes están maravillosamente descritos. Izarbe, esa protagonista que está muerta desde la primera página y que, sin embargo, llena toda la historia y Alfredo, el hombre que se enamoró de ella cuando era todavía un chaval y la ha seguido queriendo toda la vida. Alfredo vuelve a Bilbao para despedirla y se encuentra que ella ya no está y su ciudad tampoco.
La narración está envuelta en un halo de tristeza porque conocemos que la bonita historia de amor no puede tener un final feliz, por el cielo gris de Bilbao, por la difícil época en la que se narra la historia y hasta por el epílogo.
Una gran labor de documentación redondean un libro muy difícil de catalogar: histórico, romántico y de intriga, que me ha interesado desde la primera página y cuya lectura he «devorado» en las páginas finales.
Me ha encantado.

Reseña publicada en el Blog de la Revista Pasar Página



Heridas de amor y de guerra: Mi opinión



Conocí a Meg Ferrero, Esther para los amigos,  en la presentación de un libro de Mayte Esteban y me pareció una mujer alegre, vital, encantadora. Es la primera novela que leo de ella.


Sinopsis:
El 21 de octubre de 1854, treinta y ocho mujeres partieron directas a una guerra para cuidar a miles de soldados ingleses heridos, cambiando así el curso de la enfermería moderna. Anna St. James formaba parte de esa expedición de valerosas enfermeras; una mujer indómita contraria a cualquier guerra que cometió una terrible negligencia al atender a un soldado indebido.
Alex, un atractivo general herido, se enamoró de la joven enfermera que atendía sin discriminaciones a cuanto herido recibía.
La guerra los sentenció a ser enemigos, pero sus corazones los condenaron a amarse en medio de un escenario cruel, lleno de dolor y sufrimiento.

Mi opinión:

Lo primero que me ha gustado de esta novela es su portada. Me gustan las portadas sugerentes y esta lo es.
Es una novela romántica en un contexto histórico que desconocía, la guerra de Crimea. Se narra la historia de Anna, una mujer que para huir de la encorsetada sociedad británica, que la obligará a casarse sin amor, se embarca en una aventura que la llenará de dolor, de trabajo duro y desolación pero en la que conocerá el verdadero amor.
La recreación del hospital de campaña es magnífica, la falta de medios, el sufrimiento de los heridos hacinados en condiciones insalubres, las prácticas médicas muy lejanas a las que conocemos hoy, el ruido de la guerra tan cercana…
Nos describe lo justo para que nos imaginemos, sin profundizar en el dolor y la muerte más de lo imprescindible.
Partiendo de una historia real, la historia de Florence Nightingale, madre de la enfermería moderna, que organizó una expedición de enfermeras para atender a los soldados británicos en la guerra de Crimea, en un hospital de campaña, teniendo que salvar la escasez de medios y los prejuicios de los médicos militares, Meg Ferrero ha creado una preciosa historia con un personaje femenino que va creciendo en intensidad y un personaje masculino que enamora a Anna y a las lectoras. La autora ha cuidado mucho la forma en la que Anna va conociendo el amor y la sexualidad.
Aunque hay varios giros, recordemos que las historias románticas siempre acaban bien.
Por ponerle un pero, creo que había material suficiente para haber desarrollado la historia con bastante más extensión y contarnos más de algunos secundarios. Se queda un poco corta.
Me ha gustado mucho.

Reseña original publicada en el blog de la Revista Pasar Página

jueves, 6 de diciembre de 2018

Cuarenta años después



El 6 de Diciembre de 1978 se celebró el referéndum de La Constitución, esa que me hizo mayor de edad de un día para otro y que, por tanto, no pude votar.

Así fueron las fechas: aprobada por las Cortes el 31 de octubre de 1978, ratificada en referéndum por el pueblo español el 6 de diciembre de 1978, sancionada por S. M. el Rey Don Juan Carlos I el 27 de diciembre de 1978 y publicada en el Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre de 1978.
Se abría un camino de esperanza para muchos que estaban viviendo la Transición con el recuerdo de una guerra, porque suponía poder empezar a mirar al futuro sin tanto miedo.
El día que fue sancionada por el Rey, la Reina vestía de rosa brillante, parecía que quería hacer un guiño a esa España en blanco y negro, que iba quedando atrás.
En los cuarenta años que han transcurrido desde entonces, nunca había visitado el Congreso de los Diputados y lo hice el pasado martes.
El palacio me ha parecido magnífico, con ricas alfombras, lámparas preciosas y un mobiliario exquisito. No me resulta fácil pensar que este es el lugar de trabajo de los Diputados. No me encuentro a ninguno, tampoco me ha importado, pero sí a muchísimo personal con ganas de agradar y de ayudar al numeroso público que ha accedido en las jornadas de puertas abiertas.
No puedo negar que me ha emocionado acceder por la puerta principal, esa que sólo se abre en las grandes ocasiones, porque qué mejor ocasión que abrirla para que entremos los ciudadanos que somos, o deberíamos ser, los verdaderos protagonistas de lo que sucede aquí dentro, aunque en demasiadas ocasiones se les olvida a los que nos están representando.
Otro tanto me ha ocurrido con el hemiciclo. Yo no me he fijado en los disparos del 23F, aunque un funcionario me los ha señalado sin preguntarle, pero si se pensado la cantidad de decisiones importantes y de menor calibre, que se han tomado entre estas bellas paredes. Decisiones que han marcado mi vida y la vida de mis hijos y que ahora, comienzan a marcar el futuro de mis nietas.
No hace mucho, el escritor Mario Escobar me contaba que en una reciente visita a las playas de Normandía, donde sus hijos veían un paisaje bonito para fotografiar, él solo veía la cantidad de chavales que allí habían muerto para salvar a Europa. Ayer me pasó un poco lo mismo. Yo no veía solo una tribuna y unos asientos, sino cuarenta años de leyes, de mirar hacia el futuro, de aciertos y equivocaciones. También pensé que si nos escuchasen mas antes de encerrarse en esa inmensa sala para discutir y votar sobre nuestro futuro, irían mucho mejor las cosas.
El final del recorrido se hace a través de una sala con un fotocol que te permite firmar simbólicamente la Constitución con un fondo en el que están los siete ponentes constitucionales, los llamados «Padres de la Constitución».
Me regalaron un ejemplar de la Carta Magna y salí pensando que, como yo, se ha hecho mayor y hay que modificarla, desde el respeto (siempre esta palabra tan olvidada), con acuerdos de amplias mayorías en los que prime, ante todo, el bienestar de los españoles.


miércoles, 5 de diciembre de 2018

El taller de libros prohibidos: Mi opinión



Sinopsis:
Un thriller histórico ambientado en el fascinante mundo del libro en el siglo XVI.
Novela histórica y de intriga, El taller de libros prohibidos nos transporta a la época en la que imprimir, vender y leer libros podía llegar ser una actividad sumamente peligrosa.
Alcalá de Henares, 1572. La joven librera Inés Ramírez acaba de quedar viuda y ha de ponerse al frente del negocio familiar. Pronto descubre que su esposo poseía la clave de acceso al único ejemplar de un libro prohibido, cuya desaparición había sido ordenada por el poder político y la Iglesia siglos atrás.
Con la colaboración de Pierre Arbús, un oficial de imprenta francés, inicia la investigación. Tendrá que tratar con personajes de todo tipo: maestros impresores, eruditos, delincuentes, nobles de alta cuna. Y todo bajo la sombra omnipresente de la Inquisición, que vela por controlar el pensamiento y la palabra, y la estricta censura de Felipe II.

Mi opinión:
Lo primero que me cautivó de este libro fue la portada. Ya estando inmersa en su lectura, tuve la oportunidad de acudir a su presentación enmarcada en las III Jornadas Madrileñas de Novela Histórica. Allí pude confirmar la enorme labor de documentación que había llevado a cabo la autora para plasmar en un libro este thriller histórico, con una prosa sencilla que consigue que el lector se sumerja en las 576 páginas sin hacérsele larga la historia.
Aunque se desarrolla en un lugar tan conocido para mí como es Alcalá de Henares y en el contexto histórico del siglo XVI, que tanto me gusta, he aprendido muchísimas cosas que desconocía y me he imaginado paseando por esta bella ciudad en un tiempo tan diferente al actual, dada la gran ambientación del libro.
Esta novela tiene, por otra parte, una maravillosa labor docente ya que nos enseña cómo eran las imprentas y cómo funcionaban las librerías en esos difíciles momentos en los que las pragmáticas de Felipe II y las denuncias a la Inquisición podían acabar con tu negocio e incluso con tu vida. Así conoceremos lo que es un tirador, un chibalete, un tórculo, una volandera…

También refleja el difícil papel de la mujer, en un mundo dominado por hombres, a la que no se le permitía pensar ni decidir, a través de la protagonista, Inés Ramírez, y de su hermana María Ramírez, personaje histórico, que se convirtió en editora al enviudar. Dos mujeres cultas que eran la excepción a la norma, lo que las convertía en pasto de envidias, falsos rumores y recelos.

Las costumbres, las comidas, el ambiente, la diferencia entre los señores y los criados, el clero y el pueblo llano, incluso en la forma de hablar, dando muy diferente voz a los distintos personajes, ya sean eruditos, delincuentes, nobles o sencillos aldeanos al servicio de sus señores.
Unos personajes muy cuidados: Inés, la protagonista, se va creciendo página a página, llegando a demostrar la gran mujer que es. Albertillo, el aprendiz, que demuestra un verdadero cariño por su señora, más allá de la relación laboral, Pierre, con una dura historia a sus espaldas… y así todos y cada uno de ellos, muy bien construidos y contándonos lo suficiente para que conozcamos como son y cuál es su lugar en la narración.
Varios giros inesperados en la trama de la que nada voy a contar porque hay que descubrirla poco a poco y un gran final, redondean esta novela que, al principio, puede resultar un poco liosa hasta que nos enteramos de quien es quien, aunque para esto nos ayuda el glosario de personajes (que yo no utilizo nunca).

Es, en resumen, un gran libro.

Reseña completa publicada en el Blog de la Revista Pasar Página