Resumen:
«Vendrá desde
el otro lado y ocupará su lugar para sembrar en tierra yerma. Su lengua se
retorcerá y sus pasos os guiarán hacia el futuro. Mientras él acecha en las
sombras para darle caza, porque nadie puede vencer al Tiempo».
Pallars. Año del Señor 1017. Bertrand de
Riell, abate del monasterio de Suverte, se dispone a escribir una crónica de la
historia de su familia y los motivos por los que desapareció el Señorío de
Riell sin dejar rastro…
En la actualidad. Emma es una joven
pintora con relativo éxito que ha regresado a España después de varios años
viviendo con sus tíos en Roma. Emma siempre ha estado muy interesada en la
historia de Riell, el pueblo donde nació, y durante años ha recabado
información sobre el señorío. Esa investigación la llevará hasta Florencia, al
palacio de Federicco Tarenzi, que afirma ser descendiente directo del humanista
Poggio Bracciolini y de quien asegura que heredó una tabla del siglo X y el
códice de Bertrand de Riell.
Una trama que combina el realismo mágico
con la novela histórica y el suspense. En esta novela encontrarás una
fascinante historia sobre dos almas condenadas a encontrarse.
Mi opinión:
Está estructurado en dos partes, con
veintiséis capítulos, más el primero al que llama «Un principio». Todos
comienzan con citas de Nietzsche, que me han encantado.
Es una novela con dos líneas temporales,
una en el siglo X y otra en el siglo XXI.
La autora va narrando una historia
actual, con muchos secretos que se van desvelando, que me tenía cautivada y,
cuando está en lo más interesante, me ha transportado al siglo X y me ha vuelto
a cautivar.
Es una obra original, muy tierna en
muchos momentos, llena de emociones, que me han hecho sonreír con algunas
situaciones de las que cuenta. Creo que tiene detrás un buen trabajo de
documentación para adentrarnos en la Edad Media.
Antonia Romero tiene la habilidad de
hacerme muy agradable una lectura aunque mezcle lo mágico y sobrenatural, de lo
que no soy muy amiga. Esto demuestra que, cuando algo está bien narrado, da
igual que sea o no creíble, yo me lo tomo como un cuento y disfruto con ello.

Como curiosidad, en mi cabeza Emma y su
antepasada Ermesenda tenían, desde el comienzo, la imagen de la actriz Patricia
López Arnaiz.
Por último, lo que menos me ha gustado,
el final, que me hace pensar en que esta historia está pensada para una segunda
parte y, si es así, habría preferido saberlo.
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