martes, 30 de octubre de 2018

El secreto de Malcom de Kate Danon



Género: Romance histórico.
Autoeditada papel y digital.
Páginas: 474

La autora:
Kate Danon es el seudónimo de Victoria Rodríguez, una escritora con muchas ideas en la cabeza que creyó necesario cambiarse el nombre a la hora de publicar romántica para no mezclar su faceta más infantil/juvenil con la adulta. Nacida en Madrid en 1975, alterna su profesión con su carrera literaria. El juego de la araña, La Joya de Meggernie, Summer love, Un corazón en exclusiva y Una mágica visión son sus novelas publicadas, además de El secreto de Malcom.

Sinopsis:
1314, Escocia Tras perder a su padre en la última batalla contra los ingleses, Lena MacLaren ha sido convocada por el rey de Escocia para decidir su destino. Como hija de un laird de las Highlands, debe contraer matrimonio para salvaguardar los intereses de su clan. Sin embargo, el candidato elegido por el monarca es el último hombre con el que jamás hubiera pensado desposarse. Su pasado en común es una barrera que considera infranqueable y las heridas en su corazón todavía no han cicatrizado... Para Malcom MacGregor, el deber y el honor están por encima de su propia felicidad, por lo que acatará la orden del rey para desposarse con Lena MacLaren sin poner impedimentos. No obstante, sabe que esta decisión los hará desdichados a ambos. El guerrero deberá encontrar el modo de reconciliarse con las pérdidas sufridas y convivir con una mujer que siempre le ha temido, aunque, para ello, deba mantener el secreto que lleva guardando en su interior durante tanto tiempo. Cuando dos corazones heridos tratan de encontrarse, una mirada, una sonrisa y un poco de amor pueden señalar el camino. Cuando dos corazones están predestinados a latir juntos, ni siquiera el secreto mejor guardado puede empañar la felicidad que les espera al final del recorrido.

Mi opinión:
Llegué a esta novela y a su autora por ser finalista del V Premio Literario de Amazon. Me picó la curiosidad que un género como el romántico, tan denostado por muchos, aunque a mí me parezca una injusticia, se hubiese conseguido meter en esta final.
Tiene una narrativa excelente, tan buena como para convertirla en adictiva. Para mí no ha tenido secretos, todo o casi todo, me lo he imaginado desde el principio y, a pesar de ello, no he dudado ni un momento en seguir avanzando y leerme en dos días las 474 páginas. Pocas sorpresas, una protagonista, Lena, que no me ha caído bien y un chico, Malcom, tan, tan respetuoso que yo habría tenido una larga conversación con él frente a la chimenea para darle algún consejo, consiguen mantener la tensión de amor y desamor hasta el límite.
Como amante de la novela histórica, leer una romántica con pinceladas históricas es un punto a favor para que me guste. La historia se desarrolla en las Highland escocesas (Tierras altas de Escocia), allá por el año 1300, y la autora ha sabido plasmar la dura forma de vida de sus habitantes, luchando por sobrevivir o guerreando continuamente para defender sus dominios y el difícil papel de la mujer, invisible si no tiene un hombre a su lado.
Después de leerla he sabido que tiene una primera parte, totalmente independiente, La joya de Meggernie, que comparte algunos personajes, pero que no es necesario leer para poder entender El secreto de Malcolm.
Me ha gustado mucho. Como siempre digo, hay grandes novelas románticas que merecen ser leídas.

Publicado en el blog de la Revista Pasar Página

domingo, 21 de octubre de 2018

Anastasia, el musical: mi opinión


Cuenta la leyenda de la gran duquesa Anastasia Nikoláyevna de Rusia, quien supuestamente escapó de la ejecución de su familia a manos del ejército bolchevique. Años después, una huérfana amnésica de nombre Anya trata de descubrir la verdad sobre su pasado.  “Anastasia” narra la apasionante aventura de la hija pequeña de los Romanov que, según la leyenda, escapó de la revolución bolchevique y viajó de San Pertersburgo hasta París, para encontrar allí su verdadera identidad, y convertirse en la dueña de su destino.



Este  musical, traído directamente desde Broadway,  dirigido por Darko Tresnjak, está basado en la historia homónima de animación, pero me ha parecido mucho más «realista».
En la película de dibujos, Rasputín convertido en un monstruo sobraba en la historia. Era el pegote que había que poner porque tenía que existir el malo malísimo.
En el musical lo han suprimido, dejando que el mayor enemigo de Anastasia sea el propio régimen instaurado en Rusia tras el asesinato de los zares.
Me recuerda más a la magistral película de 1956 protagonizada por Ingrid Bergman, sobre todo la segunda parte de la historia, que a la de dibujos animados.
El musical, con efectos 3D, un gran ballet, un buen coro y unos protagonistas que cumplen las expectativas, encabezados por Jana Gómez, Anastasia, con una voz dulce, pero potente. 
La orquesta en directo nos invita a recordar las canciones que ya conocíamos y muchas nuevas, creadas para esta obra.
Dos cosas me han llamado mucho la atención: el fastuoso vestuario creado por Linda Cho y el número de ballet, El lago de los cisnes, que se ofrece en la representación.
No quiero olvidar a los secundarios, que en este caso protagonizan grandes momentos, como el solo de Carlos Salgado, o el tango que bailan Silvia Luchetti y Javier Navares, que ponen el punto cómico a la representación.


Un espectáculo muy bonito para toda la familia, aunque yo no lo recomiendo para los más pequeños.

viernes, 19 de octubre de 2018

Encuentro con Víctor Fernández Correas


La Librería Papelería Compás ha acogido la presentación de «Se llamaba Manuel», de Víctor Fernández Correas.
Un encuentro con el autor que ha corrido a cargo de Pilar Santamaría, que se había hecho un estudio pormenorizado de la novela, a la que no le cabían más post-its de colores, además de un resumen final lleno de notas para comentar con el escritor.

Han ido desgranando la historia, cada uno de los personajes: Gonzalo, Arturo, Marga, Escolástica, Canelita…Los buenos, los malos, los entrañables, los principales y los secundarios; unas tramas complejas que se mezclan a lo largo de toda la historia para conseguir llegar al final desenmarañando la madeja para que nos quede todo claro.

No es fácil hablar sin «destripar» nada, por lo que Víctor nos ha contado cómo fue creando su novela. Lo primero que escribió fue el prólogo y el final y, a partir de ahí, desarrolló personajes y comenzó la historia. Algunos, como Marga, se rebelaron y le pidieron mayor protagonismo, más crudeza. Tuvo con ella grandes discusiones, porque ¿no lo sabían? Víctor discute con sus personajes, y no siempre gana la partida.

Las escenas le asaltan en cualquier momento y las va anotando en las libretas que le hace su amigo Juan Carlos. Por cierto, ha sorteado dos y mi número ha sido uno de los elegidos.
 
Nos ha mostrado el mapa que utilizó para hacer caminar a sus personajes por el Madrid de 1952. Para conocer los estrenos cinematográficos o los partidos de liga se ha documentado en la hemeroteca de ABC.

La novela está llena de guiños: su amado Atlético de Madrid, que no hizo una buena temporada 52/53, el bar en el que su suegro ha trabajado toda su vida, en la calle de Leganitos, su admirado escritor de cabecera, Miguel Delibes, e incluso el título como homenaje a su familia, que le llama Manuel, porque su nombre completo es Víctor Manuel.

Aunque muchos lectores le han preguntado por una segunda parte, él tiene clarísimo que no la va a hacer. Esta historia se acaba con la palabra fin. Es verdad que, al haberse documentado tanto, escribirá otras tramas en esta misma época, que conoce tan bien.
Nos cuenta varias primicias: está escribiendo una novela histórica con un prólogo durísimo y una historia que no conseguiremos entender hasta la última frase. Ha hecho una recopilación de sus relatos, ya registrados con el título «……..» y tiene en mente una saga ambientada en la época de su «colega» Carlos V, que constará de varios libros cortos, con un mismo protagonista. Cuando toque, volverá a la novela de Adela, que está guardada en un cajón de la editorial, a petición suya.

Desde sus inicios como escritor ha tenido suficientes decepciones como para estar disfrutando de un momento dulce con este libro que está cumpliendo las expectativas y con una editorial como Versátil, que le trata bien. Hombre agradecido, no ha dejado de mencionar a Víctor del Árbol y la regañina que, con una sonrisa, le hizo la pasada edición del Getafe Negro para que «se pusiese las pilas», se olvidase del pasado y comenzase a luchar por sus obras. Tuvo la suerte de estar en el momento justo con las personas idóneas, y su buen hacer como escritor hizo el resto.

Hemos hablado de La tribu maldita, de La Conspiración de Yuste, de las grandes editoriales, con sus luces y sus sombras, del futuro y, sobre todo, de lo que disfruta escribiendo con la seguridad de trasmitirle al lector su pasión.

Desde luego, con su novela Se llamaba Manuel, lo ha conseguido.

Las firmas, las fotos y un pequeño refrigerio, han puesto final a un encuentro memorable con Víctor Fernández Correas.

Publicado en Revista Pasar Página


viernes, 12 de octubre de 2018

Las lágrimas de mi padre


Mi padre fue legionario durante un corto periodo de tiempo pero, la intensidad de los días vividos, sembraron en él el espíritu de la legión para toda su vida.

Siempre que se celebraba un desfile militar retransmitido por televisión, se sentaba frente al televisor y no se movía y, cuando desfilaba su querida Legión, le embargaba la emoción y lloraba.
Así lo hemos vivido, mis hermanos y yo desde que éramos niños y, catorce años después de su muerte, seguimos asociando este Cuerpo del Ejército a las lágrimas de mi padre.
Pero este año ha sido especial. Mi hermana ha formado parte del desfile en el interior de la UVI del SUMMA y se ha fotografiado con un legionario y con la cabra.
Según he visto la foto, se me ha hecho un nudo en la garganta y he imaginado a mi padre, sentado frente al televisor, con un doble motivo para llorar, ver desfilar a su amada Legión y el orgullo que habría sentido de ver a su hija en un cargo tan importante.
Bueno, pensándolo mejor, seguro que lo ha visto y lo ha llorado porque yo creo que, allá donde esté, habrá televisión.


jueves, 11 de octubre de 2018

Turégano y sus alrededores



La pasada primavera hicimos una visita que teníamos pendiente a Turégano, un bello pueblo segoviano en el que te transportas a otro tiempo. Situado en un amplio valle, esta villa te hace retroceder a la Edad Media, visitando su bellísima plaza castellana y, sobre todo, su castillo.
Nos esperaba un día soleado de primavera, por lo que el ascenso hasta la parte más alta del castillo, resultó muy agradable Las vistas que se contemplan desde arriba son impresionantes.
En la Posada El Zaguán, en la que teníamos habitación reservada, nos recibieron como si fuésemos de la familia, nos lo enseñaron todo y, en la biblioteca, me sentí «La chica de las fotos». Busqué «Brianda, el origen del medallón» porque es un libro que debería estar en este rinconcito tan diferente a lo que encontramos en los hospedajes, pero no lo encontré.
Por la tarde, y después de una opípara comida preparada por nuestros anfitriones, nos fuimos a Las Hoces del Duratón. Este lugar, del que tanto había oído hablar pero que no conocía, me sorprendió por una belleza increíble. Agua, piedras y árboles en este profundo cañón creado por la naturaleza. Al fondo, la ermita románica de San Frutos. Cuando vas paseando contemplando un paisaje tan precioso y con una entretenida conversación entre amigos, las horas se pasan volando. Los reflejos del sol en el río, los buitres volando tan bajo, algún águila, todo sugería tranquilidad, y te aislaba de la gente que, a esas horas, llenaban toda la zona.
El empinado camino de vuelta, cuesta arriba, invitaba a tomar algo fresco en la cercana villa de Sepúlveda, con su plaza y sus callejuelas milenarias, no sin razón considerado de los pueblos más bonitos de España.
Enclavado en un alto, al abandonar el pueblo no pudimos evitar parar el coche para contemplar una bellísima puesta de sol.
El día acabó con una agradable cena, con comida típica castellana y unas fotos nocturnas.
La sorpresa, al levantarnos, fue el cambio meteorológico. Un manto de nieve cubría los lugares recorridos el día anterior con un sol espléndido. Las mismas fotos parecían hechas en estaciones diferentes. El pueblo nos hacía pensar en la Navidad, ya tan lejana.
El sol consiguió ganar la batalla y nos regaló una preciosa excursión al Molino Grande del Duratón y a la presa en el embalse de Burgomillodo.
Todavía nos quedaba una última sorpresa.
En el Museo del Trillo de Cantalejo, no sólo nos íbamos a despedir de nuestros anfitriones en una coqueta Feria del Libro en la que me agradó ver Entre puntos suspensivos, os cuento: tienen un libro grande, en el que cada vecino escribe unas líneas después de haberse leído lo escrito por los anteriores. El comienzo de la historia lo escribió Mayte Esteban, vecina del pueblo, y yo continué unas páginas después.
«El pobre sonrió. Entró en un agradable salón con la chimenea encendida —este enano está loco, si estamos en primavera— De repente el cielo se oscureció y comenzó a nevar como nunca antes hubiese visto en el mes de mayo»
Me gustará saber cómo continua. Seguro que alguien me lo podrá contar...
Gracias a Mayte y a Alberto, que hicieron lo imposible porque las horas que pasamos en este lugar se convirtiesen en algo inolvidable.
Mayo 2018

martes, 9 de octubre de 2018

No compréis en Media Markt ¡Porque no sois tontos!


A los que me seguís en Facebook ya os sonará la historia del frigorífico comprado en Media Markt, pero quiero contarla detallada para que sepáis a que os enfrentáis cuando compráis en este establecimiento a través de su página web.
Mis hermanos y yo tenemos alquilado el piso que era de mis padres a unas estudiantes. En Agosto, en plena ola de calor, se les estropeó el frigorífico. En el seguro del hogar, muy amplio, me comentaron que era difícil encontrar repuestos ya que era muy antiguo, por lo que me decidí a mirar en internet, intentando que las inquilinas estuviesen el menor tiempo posible cerrando las puertas con una silla y no me obligase a dejar mi retiro veraniego.
Media Markt me dio la solución: justo lo que quería y a un precio irresistible y, abonando la entrega «premium» de 29 euros, podía elegir el día que me lo entregaban y una franja horaria razonable.
Todo solucionado excepto un pequeño detalle, me equivoqué con la altura y el frigorífico que compré, no cabía.
El «amable» transportista, que tenía orden de llevarse el viejo, me llamó por teléfono para indicarme que la mejor solución era que permitiese dejar instalado en un dormitorio el frigorífico que no cabía en la cocina, él se llevaba el averiado y yo hacía el cambio en la página web sin ningún problema. Así las chicas no tenían que tirar la comida. Yo, tonta de mí, le hice caso y ahí empezó el calvario.
Al día siguiente me acerqué a una tienda de Media Markt, pero no quisieron hacerse cargo porque son franquicias y las compras por internet no tienen nada que ver con ellos. En su página web me remitieron a un teléfono 902, en el que se quedaron «ojipláticos» cuando les expliqué mi problema. No se explicaban como un transportista de una empresa externa a ellos se había atrevido a darme esa solución, porque solo aceptaban hacerme el cambio por otro igual, que no me cabía. Tampoco veían factible ponerse en contacto con ese transportista, imposible averiguarlo. (Yo lo averigüé en cinco minutos a través del teléfono móvil desde el que me había llamado). Después de mucho insistir, aceptaron que devolviese el frigorífico y, si quería, comprase otro diferente.
Como podéis suponer, el nuevo no lo compré en este establecimiento y tampoco en ninguna página web.
El viernes 24 de agosto, me enviaron un correo diciéndome que en 24/48 horas, se recogería el producto.
Sus prometidas 24/48 horas no se cumplieron por lo que me encontré con dos frigoríficos, uno en la cocina y otro en un dormitorio.
El martes 28, hice mi primera llamada de reclamación, que repetí hasta el 1 de septiembre, fecha en la que me fue retirado.
Sumando las primeras llamadas para que aceptasen la devolución y las que tuve que realizar para que me lo retirasen, hice ocho llamadas y, cual ha sido mi sorpresa, cuando me han facturado por ellas 29,25 euros.
Como podréis imaginar, me he puesto en contacto con ellos por correo electrónico y han desestimado mi petición de devolución porque ellos no se benefician de las tarifas de los 902 (falso) y, por tanto, no son responsables de lo que yo tenga contratado con mi operador y porque, en todo momento, me han ofrecido otras formas de ponerme en contacto con ellos (correo electrónico).
Como final de la historia os diré que me abonaron en cuenta el importe del frigorífico retirado y que he perdido, además de mucho tiempo, los 29 euros del transporte premium y los 29,25 de las llamadas al 902.
Consejo: Cuidado con las llamadas a un 902 desde el móvil, es mucho más caro que desde un fijo.

¡No se os ocurra comprar en Media Markt!


¡Porque no sois tontos!

domingo, 7 de octubre de 2018

Matando el barrio


Después de vivir todo el verano fuera del centro de Madrid, ayer y hoy he vuelto a pasear mi barrio y estoy indignada y triste.
Os cuento: ayer me fui de paseo con dos de mis nietas a la Plaza de Oriente. La pequeña, en su sillita, la mayor, andando. En nuestro camino por el Viaducto, tuvimos que sortear turistas y grupos de personas que iban, elegantemente vestidos, a una boda que se celebraba en la Cripta de la Almudena.

Después de disfrutar en el parque, decidimos acercarnos a Palazzo a tomarnos un helado y esto se convirtió en toda una aventura: las bicicletas llamadas «tuc tuc», las bicicletas de siempre, alquiladas a turistas, los patinetes con motor y los sugway, han convertido la explanada de la Plaza de Oriente en un peligro para los peatones. No puedes ni plantearte soltar al niño de la mano, porque lo fácil es que le atropellen, tienes que sortearlos para circular con la sillita de paseo, presencié como casi tiran a dos abuelitas que iban un poco despistadas y así un largo etcétera.

Siempre ha habido turistas frente al palacio, es una zona muy bonita y cuidada, pero motorizados se han convertido en un peligro para los que vamos caminando.
Hoy, después de una comida familiar, hemos intentado dar un paseo hacia la Puerta del Sol, nuevamente con sillitas de bebé. Esta vez hemos tenido que luchar contra las terrazas que invaden completamente las aceras, los grupos de fumadores que se instalan en la puerta de los establecimientos a conversar y que también taponan el paso y los que, a pesar de las prohibiciones municipales, beben sus consumiciones sentados o tirados en cualquier sitio sin que nadie se lo impida y que nos ha obligado a ir caminando, no se le puede llamar paseo, por el medio de la calzada, acercándonos a las aceras cuando venía algún coche.
Cada día leo y escucho las críticas a las obras de la Gran Vía, pero os aseguro que tener que «sortear» cada fin de semana todos estos obstáculos estresa mucho más que unas obras puntuales que tendrán una fecha de finalización. Los problemas que sufrimos los vecinos del Centro, se agravan cada día y no veo soluciones a corto plazo.