domingo, 22 de febrero de 2015

Un mes

Querida Victoria:
Hoy hace un mes que naciste y te voy a dedicar esta entrada, que seguro que será la primera de muchas.
Has sido un bebé querido desde el primer minuto de vida y nos has llenado de felicidad a todos.
Las amigas que tengo que ya sabían lo que era estrenarse como abuela, me habían contado que era una experiencia inexplicable, y es verdad.
Sin ceder ni una pizca del amor incondicional que le tengo a tu madre, has abierto un nuevo cajoncito para el tuyo, que crece día a día.
Estoy segura de que conoces mi voz, mi olor y mis besos.
Pero, lo que son las cosas, no me inspiras para escribir nada más que estas líneas.
Eso sí, no quiero dejar pasar la ocasión de decirte que soy la abuela más feliz del mundo.


martes, 17 de febrero de 2015

Como Dios manda


Empiezo por decir que yo soy creyente pero no practicante y que estoy casada por la iglesia aunque también es verdad que me casé en 1978 cuando pocos se planteaban hacerlo de otra forma.
Aclarado este punto, de quien quiero hablar es de Genoveva Casanova y su idea de pedir la nulidad eclesiástica de su boda con Cayetano Martínez de Irujo.
Resulta que esta señora, muy católica, dice, y cito textual, “que quiere dar ese paso porque, con independencia de lo que suceda en el futuro con su actual pareja, tiene derecho a un matrimonio como Dios y la religión mandan”.
Y todo esto porque a Genoveva no le parece que en su anterior relación, hubiese lealtad, fidelidad, protección y respeto, motivos suficientes para pedir la nulidad, porque ella es una ferviente católica.
A mí no se me han olvidado los preceptos de la iglesia católica, y desde luego no contempla tener hijos antes del matrimonio, y ella los tuvo antes de casarse con Cayetano, en contra de los que Dios y la religión mandan.
También se que el matrimonio católico es indisoluble, “hasta que la muerte nos separe” y así se hace público durante los votos que se intercambian en la ceremonia y ella decidió divorciarse, en contra de lo que Dios y la religión mandan.
Y ahora, seis años después, decide dar el paso de pedir la nulidad, porque quiere poder estar casada “como Dios manda”
Y seguro que se la conceden, porque los católicos pobres siguen utilizando el “ahí te quedas” que decía Gila, cuando su amor se acaba y sus promesas se rompen, pero los ricos pueden acudir al Tribunal de la Rota y lavar su imagen, como Dios manda.
Tal vez tenga algo que ver su actual relación con el ex ministro y ex miembro del Opus Dei.

Pero vamos, que estas personas que presumen de no poder hacer un matrimonio civil, sin la bendición de la iglesia, para luego, saltarse todos sus preceptos porque saben que con dinero se puede comprar casi todo, no me merecen ningún respeto y no deberían merecérselo a la propia Iglesia.