domingo, 8 de diciembre de 2013

Las fechas señaladas.



En mi familia se repiten mucho las fechas.

Tal vez le ocurra a todo el mundo, no se……
Yo tengo tres cuñados que cumplen años el mismo día, y dos sobrinos que también comparten celebración.
Esto por poner un ejemplo.
Para casualidad en las fechas, mi padre murió el día del cumpleaños de mi madre, por lo que ese día tengo los sentimientos encontrados.
El día siete de diciembre, fue el día que yo elegí para convertirme en ex-fumadora.
Mi último cigarro me lo fume el día seis por la noche, después de unos días en los que fui disminuyendo la dosis de droga.
Durante cuatro años, esa fecha me servía para sentirme orgullosa de mi misma, hacer cuentas del dinero que me había ahorrado y comprobar que me sentía mucho mejor.

Pero el año pasado, ese mismo día, me dieron una noticia que me heló la sangre. Ese hielo que sólo una madre sabe entender, porque querríamos mil veces ser nosotras las que tengamos que sufrir un mal trance a que lo pase uno de nuestros hijos.


No viene al caso explicar lo que ocurrió, pero sí que un año después, y tras haber pasado por semanas angustiosas, puedo acordarme de ese día cómo algo pasado y superado y, que a partir de hoy volveré a recordar el 7 de diciembre cómo el día que dejé de fumar.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Se cumplió un deseo…..


Hace unos días viajé a Venecia.

En realidad fui a Milán a visitar a mi hija y aprovechamos para ir en tren a Venecia, pasando por Verona.
Pero este viaje para mí no era uno más.

Me casé hace treinta y cinco años y, ya entonces, quise ir de “viaje de novios” a Venecia.
Mi novio y mi padre me quitaron la idea de la cabeza.
Venecia estaba en 1978 mucho más lejos que ahora, la moneda era diferente, era necesario el pasaporte y, para añadir dificultades, yo me casé siendo menor de edad, porque la Constitución que hoy celebramos todavía no se había firmado, por lo que la mayoría de edad era a los veintiún años.
Total, que nos fuimos a Canarias, cómo la mayoría de las parejas de la época, al menos de mi nivel social.
Para quien no sepa la diferencia tan enorme existente con el mundo que vivimos hoy, ese verano fuimos a Estepona y me negaron la entrada en el Casino de Puerto Banús, siendo ya una mujer casada.
En fin, que me quedé sin ir a Venecia y he tardado todos estos años en vivir mi sueño.
Y no es porque no haya viajado.
He recorrido casi toda España y varias capitales europeas. De hecho, en Roma he estado dos veces.
Pero Venecia parecía gafada. Siempre que intentaba organizar el viaje, surgía un contratiempo, económico o de fechas y quedaba pendiente.
No os lo vais a creer, pero cuando salí de la Estación de Santa Lucía, y vi el gran Canal, con la inmensa cúpula de la iglesia de San Simeone Piccolo en frente, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
He pasado dos días maravillosos, en los que el tiempo me ha regalado con un sol espléndido, y he disfrutado de una ciudad que soñaba con conocer y que no me ha defraudado nada.
La he recorrido en vaporetto y a pie, porque hemos caminado mucho, muchísimo.
Hemos visitado barrios, canales menores, puentecitos, plazoletas, rincones. No hemos desperdiciado ni un solo minuto.
La compañía inmejorable, mi marido y mi hija que recordará siempre que aquí celebramos su cumpleaños.

Me ha emocionado tanto el viaje que no podía dejar de escribirlo, de compartirlo.

Es bonito poder decir que has cumplido un deseo que llevabas esperando tanto tiempo. Me he prometido volver, pero aunque no lo cumpla, me quedará en el recuerdo esta bellísima ciudad que tantas veces había soñado con visitar.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Carta abierta a la Alcaldesa de mi pueblo.


Señora Alcaldesa:

Empiezo por decirle que estoy en total descuerdo con los piquetes “informativos” que han convertido Madrid en un estercolero desde el primer día de la huelga de basura que estamos sufriendo, reventando contenedores de reciclaje y volcando papeleras.

Una vez aclarado este punto me parece increíble que usted diga que no es problema suyo. Que es un problema entre las empresas, los trabajadores y los sindicatos.

¿Cómo que no es su problema?

Usted gestiona el Ayuntamiento de mi pueblo y en esa gestión está incluida la limpieza. A mí me da igual que la limpieza esté contratada, subcontratada o mediante concurso público de adjudicación.
Porque que yo sepa, es el propio Ayuntamiento quien gestiona los ingresos recaudados por tasas de basura que usted se ha permitido subir este ejercicio un sesenta por ciento, importándole muy poco la penosa situación de muchísimos madrileños.
Además creo que algo tendrá que ver el Ayuntamiento en los ERES de las empresas que le dan servicio, ya que les han reducido las horas que tienen que trabajar para los madrileños aproximadamente a la mitad y el dinero que les van a abonar por esos trabajos.

El saludar al barrendero de tu calle cada día, ha pasado a la historia. Los camiones barredora han desaparecido. Si llamas para que te recojan un mueble que quieres tirar, tienes una lista de espera de quince días (y cómo los pisos son muy grandes, el mueble viejo no estorba en el pasillo durante quince días…)
A usted le encanta decir en cada uno de sus discursos que trabaja por y para los madrileños.
Lo del por, no lo tengo muy claro, porque los madrileños no la hemos votado y lo del para me lo está poniendo usted muy difícil.

Yo vivo en pleno centro y hoy he llegado a casa con náuseas de cómo están las calles que ya empiezan a rozar la insalubridad.

Está segura de que no es su problema?



jueves, 24 de octubre de 2013

¡¡¡Que paliza más tonta!!!

Llega un momento en la vida de muchas mujeres, en que nuestro cuerpo cambia, nuestro armario se llena de calorías que nos estrechan la ropa por las noches, y empezamos a vernos menos atractivas.
No se puede seguir creciendo a lo ancho porque no es bueno para nuestra salud física, ni mental.
Yo he probado varios regímenes, que no valen para nada, porque en cuanto los dejas viene el famoso “efecto rebote”.
Entonces reordenas tu alimentación, haces cinco comidas, huyes de grasas e hidratos y dejas el alcohol.
Yo, a estas alturas, también dejé el tabaco, porque ya que te conviertes en una mujer con hábitos sanos, mejor hacerlo bien.
Y, para seguir los consejos médicos, caminas una horita todos los días.
Te empiezas a encontrar mejor, no te fatigas al subir escaleras, no se te hinchan las piernas…..
Pero de adelgazar, nada de nada.
Las dos tallas que has ganado, no se pierden.
Tienes que hacerte con un vestuario nuevo, sueltecito. Buscas las tiendas que tienen ropa adecuada, nada fácil, por cierto. Si pasas de la talla 44 directamente estás vetada para el ochenta por ciento de los comercios y no es fácil vestirse un poquito moderna.
Poco a poco, vas aceptando el cambio. Te fijas en las que tienen tu misma edad, e incluso menos años y ves que están peor que tú. (Las que están mejor, no se mencionan)
Y un buen día, aprovechando que ahora tienes más tiempo, decides dar un paso más: Ir al gimnasio.
Poca cosa, dos o tres días a la semana a una clase con monitor, de stepp, tonificación y fitness.
Te compras ropa deportiva, con la que te ves más bien adefesio y a hacer ejercicio!!!!
Pasadas unas semanas, has hecho amigas en el vestuario, se te ha pasado el miedo al ridículo, te diviertes el rato que estás, pero……. no has perdido ni un gramo, porque la grasa que pierdes se convierte en músculo, que pesa más.
Te encuentras mejor, orgullosa de ti misma, pero con la misma talla. Y cada día, cuando acaba la clase te repites lo mismo: “Que paliza más tonta”



miércoles, 9 de octubre de 2013

La justicia existe pero.....

La justicia existe, pero no siempre es justa.

Hace más de cinco años, a una persona muy cercana le hizo una visita la policía judicial y le detuvieron por falsificación de varios artículos de la firma de joyería Tous.

A las pocas horas, le dejaron libre con cargos.

Durante la investigación se pudo demostrar que él no fabricaba, compraba en Italia e importaba a España, distribuyendo a diferentes joyerías.

También se demostró que, en ningún momento había pretendido falsificar, porque no lo vendía con el nombre de la firma, sino con el suyo propio y siempre con facturas legales.

Pero a los poderosos abogados de los todopoderosos denunciantes, les dio igual. Solicitaron una multa millonaria y dos años de cárcel.

El fiscal, por si la sentencia le inculpaba, ordenó un aval judicial que le inmovilizase la cantidad solicitada por los abogados de la parte contraria.

Además de inmovilizar los ahorros de toda una vida, a este pequeño empresario le quitaron el sueño, a su mujer la sumieron en un estado de ansiedad permanente y esto, añadido a la profunda crisis que estamos viviendo, todavía peor en el sector de la joyería, hizo que estuvieran a punto de «tirar la toalla», dejarlo todo, pero no lo hicieron porque era su único medio de vida.

Durante cinco años, todos los que le conocemos hemos creído en su inocencia, pero eso no servía de nada.

Hoy, la sentencia es firme: Inocente de todos los cargos.

Por supuesto ha sido una alegría y un descanso.

Pero pienso que la justicia no es tan justa porque estos cinco años no se los pueden devolver, porque la presunción de inocencia no funciona con la gente humilde, porque el dinero inmovilizado le ha hecho que su negocio se paralice parcialmente por falta de liquidez.

Podría iniciar un proceso judicial para exigir daños y perjuicios, pero al precio de las tasas y de los abogados, prefiere dormir tranquilo aunque le hayan «robado» cinco años y medio de sueño.

Y me da rabia porque leo las sentencias y las imputaciones que cada día salen en todos los medios de comunicación y  no creo que se les trate cómo trataron al protagonista de mi historia, simplemente porque son poderosos, por lo que queda demostrado que la justicia no es igual para todos.

Aún así, hoy es un día para celebrar que la Justicia existe.

martes, 30 de julio de 2013

UN LUGAR ESPECIAL

Estamos en la mitad del verano.
Durante veintiséis años he pasado parte de esta calurosa estación en la Sierra de Madrid, pero en un lugar un tanto peculiar.
Una pequeña urbanización de pequeños pisos con una magnífica zona común, lo que propicia estar mucho tiempo en la piscina, en el club social, en la pista de tenis, en el parque infantil, en las zonas verdes, resumiendo, en la calle.
Esto es como un pequeño pueblo con ciento sesenta viviendas, ocupadas por gentes variopintas, que han ido cambiando con el paso del tiempo.
Lo que se concibió como segunda vivienda de unas cuantas familias de Madrid que querían huir de la capital, se ha convertido en vivienda habitual de muchas familias de diferentes nacionalidades. De hecho tenemos como vecinos a casi toda la comunidad búlgara del pueblo.
Pero un grupo cada vez más reducido, seguimos siendo “los antiguos” o “los de Madrid” y hemos pasado juntos muchísimos veranos, media vida.
Nos conocemos, conocemos a nuestras familias, hemos compartido bodas, nacimientos, entierros, fiestas veraniegas, cenas comunitarias, campeonatos de cartas, competiciones infantiles, misas fin de verano……..
Compartimos el dolor de los padres que perdieron a su hijo desaparecido en la nieve, o el de la madre que perdió al suyo en el incendio de Alcalá 20, o más recientemente la tragedia del “Madrid Arena” que tocó muy de cerca a personas de esta urbanización o el tren de Santiago de Compostela que también rozó a alguno de nuestros vecinos.
También hemos compartido la solidaridad de todos ante los graves accidentes que hemos sufrido de niños y mayores.
Hemos visto crecer a nuestros hijos y forjar amistades de las de toda la vida y ahora empezamos a ver nietos que han vuelto a llenar la piscina de niños.
Hemos madurado o envejecido al mismo tiempo que el pueblo ha crecido y nos ha dejado rodeados de modernos chalets, en nuestro micro-espacio.
Y una noche cualquiera, te sientas con las amigas en la terraza a disfrutar de un helado y comentas lo ocurrido desde el verano anterior, cotilleos, peleas, rencillas, embarazos, divorcios, carreras universitarias acabadas, otras por empezar, abuelos con achaques, personas que han perdido su trabajo o que lo han encontrado.

Y me da por pensar que, un verano más, estoy compartiendo mi vida con las mismas personas, personas, la mayoría, que no son mis amigos, ni son individualmente importantes en mi vida, pero que configuran un mosaico que hacen que mis veranos sean cómo son y que, sin ellos, habrían sido muy diferentes.
Sin duda es para mí un lugar especial.

miércoles, 26 de junio de 2013

Que país!!!!!! (segunda entrega)


Hace un par de meses escribí sobre la aventura que, como ciudadana, me supuso que me robasen la cartera.

Hoy la aventura es en la administración sanitaria.
En febrero me hicieron una revisión en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, revisión que me repiten cada año y que, por circunstancias que no viene al caso explicarlas, no me la hacen en mi hospital de referencia, sino en este, muy lejano a mi domicilio.

El médico me encontró tan bien que me mandó volver en dieciocho meses, y ahí empezaron los problemas.
En febrero de 2013 es imposible que te citen para junio del 2014, porque no lo permiten los sistemas informáticos.
Cómo las citas son presenciales, la tecnología telefónica o vía internet, no ha llegado a ellos, me aconsejaron que volviese en junio.

He ido hoy.
Cómo ya sé por otras veces que cambian continuamente la forma de trabajar, me he dirigido a información y después de esperar que atendiesen a las cuatro personas que tenía delante, me han confirmado que estaba en el lugar idóneo para solicitar mis citas.
Ya había cogido número y tenía por delante cincuenta y dos personas.
Hay ocho mesas pero sólo funcionaban dos.
Me he sentado cómodamente y he aguantado la hora que han tardado en atenderme.
Cuando llego a la mesa número uno, me indica la amable señorita que esas citas no son aquí, que se citan directamente en la secretaría del departamento al que pertenece mi médico.
Ante mi cara de sorpresa y mis explicaciones, se levanta y me acompaña para ridiculizar a la persona que me dio la información y decirla que no se enteran de nada.
La mujer se disculpa, y me dice que me acompañará personalmente al lugar donde me tienen que citar, aunque le explico que no es necesario, que sé perfectamente donde está.
Deja sólo el mostrador de información, porque no hay nadie para sustituirla,
y me acompaña.
En el camino me explica que no pueden más, que están estresados, que las mesas que no funcionan son de interinos a los que no se les ha renovado el contrato, que donde había quince personas, ahora hay cinco y que los que pagamos las consecuencias somos los pacientes.
Además los gestores cambian cada lunes y cada martes los sistemas de citación, etc., etc., etc.
Vamos, que me ha dado hasta pena y me ha faltado ser yo la que le pidiese disculpas a ella.
Por fin en la ventanilla adecuada y tras una espera de diez minutos, consigo mis citas.
El tiempo invertido, desde que he salido de casa hasta que he vuelto, ha sido de tres horas.
Si yo hubiese tenido que pedir permiso en el trabajo, porque este tipo de citas, se me ha olvidado decirlo, sólo se pueden hacer de 8:30 a 14 horas, habrían pensado que estaba abusando.
Por supuesto las citas son por la mañana, porque estas pruebas no se hacen en horario de tarde, por lo que cualquier trabajador tendría que pedir otros dos días, uno para las pruebas y otro para el especialista.

Conclusión, que no siempre el absentismo es culpa de los trabajadores, cómo dicen las estadísticas y los empresarios.

viernes, 31 de mayo de 2013

"Sin tabaco"


Hoy es el día mundial sin tabaco y me siento orgullosa de ser una de las personas que consiguió dejar de fumar.

Yo fumaba desde muy joven, en la pandilla del barrio, cuando fumar estaba “bien visto” y nadie se planteaba que el tabaco pudiese ser el causante de ninguna enfermedad.
Es lo que veía en mi casa.
Mi padre fumador de cigarrillos “Habanos”, de puros y de pipa en algunas ocasiones.
Mi madre, fumadora de tabaco rubio, como buena ahorradora se pasó al negro suavecito “Sombra”, cuando el rubio empezó a distanciarse de precio.
El chico con el que había empezado a salir fumaba “Rex”.
Al principio no fumaba en casa, delante de mis padres, pero cómo me casé muy joven, les dio corte prohibirme fumar, siendo toda una mujer casada.
En la oficina en la que había empezado a trabajar se fumaba “Condal largo”, me gustó y ese seguí fumando durante treinta años.

Con el paso del tiempo, cuando ya era del dominio público que el tabaco mata, a mi me empezaron a hacer un fuerte boicot en mi propia casa.
Mi marido, buen deportista, hacía mucho que había entendido que el deporte y el cigarrito estaban reñidos y lo había dejado.
Mi hija tonteó con el tabaco pero se dio cuenta de que no merecía la pena y no se enganchó.
Y mi hijo, mi hijo lo odió con todas sus fuerzas desde pequeñito y, a su manera, emprendió una batalla para que su madre dejase de fumar.

Vi morir a mi suegro, después a mi padre, los dos de cáncer de pulmón, pero la adicción era superior a mi deseo de dejarlo.
Un buen día, paseando por Praga, decidí que había llegado el momento. No comprar un cenicero de recuerdo cómo había hecho en anteriores viajes a otras capitales fue el comienzo de mi particular cruzada contra el tabaco.
Se lo conté a mi amigo Pablo, que iba paseando en ese momento a mi lado por el Puente Carlos y, conociéndome, no se lo pudo creer.
Cuando regresé a Madrid consulté a mi médico de familia, me aconsejó, y me ayudó con un medicamento bastante caro pero que podía ser rentable si conseguía su propósito.
El siete de diciembre, a última hora de la noche, en el baño de mi casa, me fumé el que prometí que sería mi último cigarro.
Conservé un paquete escondido durante varios meses por si la tentación podía conmigo.
Fueron unos días muy duros para todos, aunque todos me ayudaron.
Mi irritabilidad, mi mal humor permanente y la “depresión” que me supuso engordar diez kilos en dos meses, estuvieron a punto de acabar con mi entereza.
Porque el que no reconozca que es una adicción se está engañando a sí mismo.
Pero lo conseguí.
Al cabo de unos meses tiré el paquete de tabaco escondido, con la seguridad de que no lo necesitaría.
Porque había sido tanto lo que me había supuesto alejarme de un vicio, una adicción que para mí era un placer, que no volvería a caer en la tentación.

Han pasado más de cinco años y me siento bien. Mucho mejor.

Y para mí fue una satisfacción que no olvidaré nunca, el día que mis hijos me dijeron, cuando fui a darles el beso de buenas noches “mami que bien hueles, ya no hueles a tabaco”

lunes, 20 de mayo de 2013

LA BUENA EDUCACIÓN.


Este último fin de semana ha sido muy especial para el futbol español pero sobre todo para el madrileño.
Dos equipos rivales, Atlético de Madrid y Real Madrid, se jugaban la final de la Copa del Rey.
Un trofeo, dicen los entendidos, despreciado en muchas ocasiones por los grandes, que aspiran a ganar la Liga y la Champion, restándole importancia a la Copa.
Pero en esta ocasión llegaban ambos con muchas ganas.
Los atléticos, porque no la ganaban hace diecisiete años, y tampoco habían conseguido batir a su eterno rival desde hace catorce, además de haber hecho una gran temporada.
Los madridistas porque, con su plantilla de lujo y su carismático entrenador, habían visto cómo se les escapaban sus dos grandes aspiraciones y esta copa era la que les podía salvar.

Las aficiones se entregaron a pesar del altísimo precio de las entradas, que siguen siendo las más caras de Europa.
Muchos aprovecharon para reunirse con amigos o familiares para compartir este Derby tan especial, colchoneros y merengues, los equipos de casa.
El dispositivo policial preparado, las fuentes acordonadas, todo listo.

Y vivimos ciento veinte minutos más bien aburridos, en los que no se vio un gran futbol, en el que fueron protagonistas los tiros al palo del Madrid, las paradas magníficas del portero atlético y poco más.
Cómo ocurre tantas veces, a última hora el árbitro quiso pasar a la historia y expulsó a Mourinho y a Ronaldo.
Y hasta ahí, todo normal.
Pero llegó el momento de la entrega de trofeos.
En el palco, los Reyes habían aparcado sus diferencias y habían ido juntos a presidir el partido, acompañados de muchas personalidades, que no voy a citar.
En toda final, uno gana y otro pierde. Y cómo siempre se ha dicho, lo difícil es saber perder.
Pues bien, hubo dos señores, Cristiano y Mourinho, que estaban tan enfadados y tan decepcionados que no les apeteció salir del vestuario y subir al palco a recoger su medalla de plata, la de los perdedores.
Porque la plata es una medalla que se gana siempre por haber perdido, pero es así y hay que aceptarlo.
Con su negativa, demostraron una falta total de respeto a las Instituciones, a la afición, a su equipo y a los flamantes ganadores, el Atlético de Madrid, que habían ganado limpiamente la Copa y se merecían que TODOS los del equipo rival hubiesen estrechado la mano de su Presidente, dándole la enhorabuena y, por supuesto, una gran falta de EDUCACIÓN.

Dicen que el club les va a poner una sanción económica.
A mí eso no me vale.
La sanción es que no se merecen estar en el Real Madrid, mi equipo.

lunes, 13 de mayo de 2013

QUE PAÍS!!!!!




Hoy me han robado la cartera-monedero con toda la documentación.
Inmediatamente he cogido mi móvil para llamar a VISA a anular las tarjetas: Contestador automático con alocución en la que los cuatro primeros números no se corresponden con una denuncia, marco el cinco para ser atendido personalmente………..uffff, que no me entienden, hay algún error, volvemos al menú principal y siguen sin entenderme. Estoy nerviosa pero todavía se marcar el número cinco, pues nada, me vuelven al menú principal.
Decido llamar a mi marido y le digo rápidamente que me anule las tarjetas.

Me cruzo con una pareja de Policía Municipal, que muy amablemente me informan de que tengo que poner la denuncia en cualquier comisaría, o por vía telefónica o Internet.
Ellos no se saben el teléfono pero me indican un furgón en el que sus compañeros me lo facilitarán.
En el furgón no hay nadie. Tras unos minutos de espera viene la pareja de policías, también municipales, que me dan el teléfono al que tengo que llamar pero me recomiendan hacerlo en casa por internet, más tranquilamente.

Llego a casa.
La página de la policía para denuncias está temporalmente fuera de servicio por razones técnicas.
Llamo al número de teléfono que no me da la opción de poner la denuncia telefónicamente, sino el enseñarme a ponerla vía internet.
Sigo las instrucciones y me lleva a una página NO SEGURA en el que todos los marcadores de mi ordenador me dicen que retroceda.
No obstante, las instrucciones de la alocución me indican que siga, aunque no sea segura.
En la siguiente página hay que dar todos los datos personales, y mi navegador me sigue indicando, cada vez más grande y más rojo, que no continúe, que no estoy segura.
Desisto e intento llamar a la comisaría de mi barrio.
“Mire usted, señora, por teléfono hace mucho que no se puede denunciar y por internet, espere que pregunto…………….tampoco, que hay problemas porque no hemos llegado a un acuerdo con el servidor. Tiene usted que venir y hacerlo presencial”
“…Oiga, que presencial la última vez estuve cuatro horas en comisaría……”  “..Ya, ya, y que quiere que yo haga?”

Pues nada, me pierdo la final de tenis de Madrid y me voy a la comisaría, porque hoy juega el Atlético de Madrid con el Barcelona y se producirán robos que colapsarán la comisaria

En ventanilla presento el carnet de conducir y me dicen que es falso, que tiene un formato raro, me lo he renovado hace quince días.
“..Pues va a ser por eso, no conocemos el nuevo y tiene el número en un lugar diferente..”
Insisto en que me gustaría haber puesto la denuncia por internet y me dicen que, por la crisis, ya no se puede poner por teléfono y que, por internet debe de haber algún fallo porque una señora, que era yo, ha llamado hace un rato pidiendo información, pero no han sabido qué decir.
Pues nada, a esperar, que hay poquita gente, sólo tengo cuatro personas delante de mí.
Una hora y media!!!!!

De vuelta a casa, enfadada, amargada, y todos los “adas” me llama la policía municipal de Tetuán. Han encontrado mi cartera que está allí a mi disposición, con todos los documentos y sin dinero.
Le comento al policía que ya he puesto una denuncia cómo ellos mismos me habían aconsejado y me contesta que, una vez recogida mi cartera en la municipal, tengo que presentarme en la comisaría a retirar la denuncia, porque si no, voy por ahí con un DNI que figura cómo robado y puedo tener problemas.

Pues nada, mañana pido el día libre para hacer gestiones con la policía, porque a ellos las nuevas tecnologías, si les habían llegado, con la crisis les han desaparecido.

martes, 23 de abril de 2013

MIR


A cualquiera de nosotros le ha atendido alguna vez un MIR. Son médicos que están aprendiendo una especialidad durante cuatro o cinco años.

Lo que no todos saben cuándo les atiende un médico joven, un médico interno residente, es su historia.

Primero hay que tener un bachillerato con nota media de sobresaliente, para que, una vez hecha la selectividad, obtengan una media final cercana al nueve sobre diez.

Después de una carrera universitaria de seis años, muy difícil y con muchas horas lectivas, tantas, que es prácticamente imposible que se pueda compaginar con algún trabajo, acaban la carrera,  pero no son nada.

Cómo médico «a secas», a lo más que pueden aspirar es a un contrato en una residencia de ancianos o en algún hospital de provincia pequeña haciendo urgencias.

Le permiten colegiarse, pero trabajar es casi imposible, hay que hacer el MIR.

Durante el último año de carrera, la mayoría de los estudiantes se matriculan en una academia para  a preparar el examen.

Una vez aprobada la última asignatura, hay que empezar a estudiar, repasar y volver a repasar todo lo aprendido durante los últimos años.

Y en enero, normalmente el último sábado, por la tarde, se enfrentan a las cinco horas más temidas desde que iniciaron esta aventura. Todos salen diciendo lo mismo, se acabó el suplicio. «La suerte está echada».

Luego vienen las notas iniciales, las preguntas impugnadas, las notas definitivas y el número obtenido, el que te servirá para elegir plaza antes o después que los demás.

En el tiempo que transcurre desde el examen hasta el día de la elección, se dedican a visitar los hospitales que les gustan y las especialidades que podrían elegir.

Hay que llevar las cosas claras y varias opciones, ya que los anteriores pueden querer lo mismo y no llegar a tu turno.

Todos los médicos de España eligen en Madrid en el Ministerio de Sanidad. Esto es algo que la tecnología no ha variado.

Las dos semanas que dura la elección, la puerta del Ministerio, frente al Museo del Prado, es un hervidero de gente joven y de sus familias.

¡Qué nervios los días previos ante la pantalla del ordenador viendo en directo cómo desaparecen las plazas más preciadas!

Cuando llega el momento, el día D, hora H, que les han asignado en función de su nota, entran en el salón, y presencian cómo sus compañeros de fatigas, los que han sufrido lo mismo para llegar hasta aquí, durante unos minutos se convierten en sus enemigos, les pueden quitar la plaza soñada. Y dicen su nombre, sube, elige y le dan su credencial y la enhorabuena.

Pero no siempre es feliz el elector. En muchas ocasiones se han roto sus sueños, aunque con su número, ya lo imaginaba.

Será un MIR pero no en el hospital que quería, o en la especialidad que le habría gustado, o en otra ciudad, lejos de los suyos.

Hay algunos que no acuden al Ministerio. Prefieren renunciar, volver a intentarlo el próximo enero.

A mediados de mayo se incorporarán a sus puestos de trabajo. Porque no nos engañemos, son médicos aprendiendo pero, a su vez, mano de obra barata, muy barata.

Serán el «último mono» al que todos mandan, el que más guardias hace, el que tendrá que esperar un año para tener un «R» pequeño al que poder mandar un poco y poder ser el «penúltimo mono».

Pasarán cuatro o cinco años en el hospital elegido y, cercanos a la treintena, eso en el mejor de los casos, tendrán que empezar a buscar trabajo...

Pero eso ya es otra historia.

domingo, 14 de abril de 2013

El secuestro de mi barrio


Llegó el sol que tanto estábamos esperando.
Y con el buen tiempo, nos echamos a la calle a disfrutar de sus rayitos.

Yo soy lo que se llama madrileña castiza y vivo en los límites del llamado “barrio de los Austrias” hacia la zona del Palacio Real.
Este es mi barrio de toda la vida. En él he nacido, en él conocí a mi marido y en él he criado a mis hijos y los he visto crecer y abandonar el nido y el barrio.

Pero mi barrio me lo roban en cuanto empieza el buen tiempo.

Los bares de copas, los restaurantes y El Rastro no son cosa exclusiva de la primavera pero con esta estación llegan los que deciden pasar el día en las terrazas y tirados en los parques, ensanchamientos de acera y cualquier sitio susceptible de tumbarse.
Y lo hacen sin ningún respeto a los que vivimos aquí.
Aunque el Ayuntamiento prohibió hace mucho tiempo el consumo de alcohol en la calle, aquí no se cumple, porque no hay nadie que se lo recuerde, ni les multe.
Ya lo denuncié hace años, publicaron mi queja en “cartas al director” de varios periódicos, y se abrió una incidencia en la Junta Municipal de Centro, que le pasó la “patata caliente” a la Policía Municipal, que no pudo o no supo poner ninguna solución.
Lejos de mejorar, ha empeorado por dos motivos principales: Al Ayuntamiento le es mucho más rentable dar licencias para terrazas que multar a unos infractores, y la ley anti-tabaco ha favorecido el “alterne” en la calle.
Las terrazas se llenan y entonces empiezan “los tumbados”, aunque hay algunos que prefieren directamente “ocupar” las aceras que sentarse en una terraza.
A todo esto hay que añadirle que vienen en coche. Cuando los dos aparcamientos cercanos se saturan, se forman inmensas caravanas de coches recorriendo todas las calles en busca de un huequito para aparcar.
Les valen esquinas, pasos de cebra, plazas de minusválido, vados permanentes, ensanche de portales, cualquier cosa. Saben que es muy difícil que les visite la autoridad y les multe.
Tampoco respetan las direcciones de las calles, entran por dirección prohibida para atajar o evitar el atasco de la calle siguiente.
Y después, cuando se han bebido varias cervezas o lo que sea, deciden que no se pueden ir a su casa con la vejiga llena, no vayan a enfermar y utilizan las esquinas para evacuar todo el sobrante, porque les da igual, no es su barrio y ni se plantean que aquí vive gente que va a tener que soportar el olor de sus meadas.

De verdad que no exagero nada, que a cualquiera que le explicas donde vivo te contesta “genial, vaya ambientazo” pero es que yo no estoy de “marcha”, yo vivo aquí, es mi barrio y me gusta y no soporto que me lo “secuestren” cada primavera.

viernes, 5 de abril de 2013

INDIGNACIÓN


Siempre he dividido la clase media en tres subclases:
La media alta, la media baja y la media sin adjetivo.
A esa media sin adjetivo pertenezco y he pertenecido siempre.

He pasado por momentos mejores y peores, cómo todos, y he ido superando las diferentes etapas económicas pasito a pasito.
En algunas situaciones he tenido la oportunidad de “barrer para adentro” llevándome lo que no era mío, vía comisiones por adjudicación o inflando alguna factura, por supuesto a pequeñísima escala.
Y no lo he hecho, y tengo la conciencia tranquila y camino con la cabeza bien alta. Lo mío es mío porque me lo he ganado.

Por eso no entiendo, no me cabe en la cabeza, lo de la Infanta.

Una persona que, desde su cuna, lo ha tenido todo. Que se ha educado en los mejores colegios, que no sabe lo que es aprovechar el vestuario de un año para otro, ni ir en metro o autobús, ni vender papeletas de lotería para los viajes fin de curso, ni ahorrar con trabajillos en verano para comprarse un coche…….y comento estas nimiedades por compararla con la clase media sin adjetivo, que ya sé que hay gente muchísimo peor a la que estas comparaciones le parecerían absurdas.

Pues eso, que teniéndolo todo, hasta un marido guapo, deportista, educado y de familia bien, acepte el trapicheo en el que se ha visto involucrada.
Porque a mí no me vale la presunción de inocencia.
Una persona, el marido,  que no tenía bienes ni propiedades cuando se casó, no puede hacer una fortuna suficiente en cuatro años para comprarse una mansión de seis millones de euros, más la obra de otros dos millones, creo.
Y no puede ser que su mujer, casada en régimen de gananciales, no se enterase de esos ingresos millonarios, ni del tren de vida que llevaban, superior casi al que tenía en el “austero” palacio de sus padres.
Y firmaba, por firmar. Sin leer, sin preguntar.
Y no veía jamás los saldos de sus cuentas, comunes, ni oía conversaciones.

No me vale, insisto, porque llevo casi treinta y cinco años casada, y mi marido me puede haber “ocultado” algún gastillo, porque la contabilidad del banco la lleva él, pero desde luego sé lo que tenemos y lo que no tenemos, lo que ganamos y lo que no ganamos y que el dinero no llueve del cielo.

Que decepción, que indignación.
Me duele porque es la gota que colma el vaso. 

Y me duele porque me pregunto: ¿Es que esta señora no ha aprendido nada de cómo se deben hacer las cosas o es que es así cómo lleva viendo toda la vida que se hacen las cosas?

viernes, 29 de marzo de 2013

Otra vez llovió....


Otro año más, tenemos una Semana Santa “pasada por agua” en la mayoría de España.
De todos es conocido que la celebración de la Semana Santa son unas fechas variables ya que el Viernes Santo es el primer viernes después de la primera luna llena que se produce tras el equinoccio de primavera.
Aunque parezca complicado y, sin hacer muchos cálculos, puede ser una de las dos últimas semanas de marzo o una de las tres primeras de abril.
Vamos que abarca un amplio periodo y ya es mala suerte, que siempre llueva.
Incluso cuando hemos tenido un mes de marzo con temperaturas altísimas, se ha estropeado cuando han llegado las fechas señaladas.
Dicen los meteorólogos que es propio de la estación primaveral, y que hay menos probabilidad de lluvia si es en marzo que si es en abril.
Hay creencias populares que cuentan que la semana posterior a una la luna llena atrae más lluvias, precisamente la Semana Santa es una de estas semanas, pero no hay argumentación científica que lo avale.
Pero lo que es una realidad para todos nosotros es que, por motivos religiosos o laicos, todos esperamos con ilusión la llegada de estos días.
Las audiencias de las predicciones meteorológicas en los informativos, se disparan.
La presión es importante, tanto por parte de la gente,  cómo de los hosteleros de las zonas más visitadas que no quieren ni oír hablar de nubes.
Y no digamos nada de las procesiones.
Un año entero preparando la salida de sus iglesias, costaleros, nazarenos, tallas de valor incalculable, fieles, devotos, todos mirando al cielo y llorando cuando se confirma lo que todos temían.
Yo este año, he notado menos gente en todos los sitios.
Este mal tiempo se ha aliado con la crisis y ha terminado de rematar una semana aciaga.
Y me da pena.
Pena por los que ponen toda su ilusión y su devoción en acompañar a sus sagradas imágenes por las calles de sus ciudades.
Pena por los que se han pagado un viaje y han tenido que disfrutarlo con paraguas y chubasquero.
Pena por tantos escolares que no han podido salir de casa en sus merecidas vacaciones.
Pena por el turismo que otro año, igual no vuelve.
Pena por los que pretendían salvar el trimestre con las ventas de estos días.
Y pena, porque a mí la lluvia siempre me da pena.



martes, 19 de marzo de 2013

Día del Padre



No me resisto a dejar pasar el día de hoy sin escribir algo sobre el tema.
Ya ayer leí varios comentarios sobre que el día del padre era un invento del comercio.
Yo, que me apunto a todas las festividades que supongan reunir a mi familia, ya no discuto sobre el tema.
Puede que sea algo inventado por un comercio, cómo también lo será el día de la madre.

Pero si nos paramos a pensar, hoy día casi todas nuestras celebraciones están pensadas para que unos pocos se lucren.

Si nos fijamos en las fiestas religiosas como Bautismo, Primera Comunión y Matrimonio, nadie las concibe sin una celebración.
El matrimonio en particular, se ha convertido en un negocio increíble, ya sea civil o religioso, en el que se mueven miles de euros ya que, con sólo citar la palabra “boda” se añaden ceros a la derecha de cualquier precio: vestidos, flores, comida, música o viajes.

Si hablamos de la muy próxima Semana Santa, son cada vez menos los que la viven con el recogimiento propio de las fechas que se conmemoran.
Los católicos compaginan las procesiones y visitas a las iglesias con actividades propias de las vacaciones y los no católicos hacen lo mismo pero sin creencias religiosas, huyendo al pueblo a la playa o haciendo algún viaje bonito, si su economía se lo permite.

La Navidad, que merece una reflexión a parte, se rodea de consumismo, comidas de empresa, regalitos, vestidos de fiesta, etc.

Los cumpleaños, sobre todo si son infantiles, quiebran la economía del mes que te toca. Hay que llevar una tarta al cole, y no cualquier tarta, porque hay que tener en cuenta que siempre hay niños alérgicos y no se deben sentir diferentes. Se llevan chuches a las actividades extraescolares. Se celebra un día con los amiguitos del niño, casi nunca en casa. Y, luego la celebración familiar, que las abuelas no se pueden quedar sin ver soplar las velas al niño….

Hasta la muerte es un negocio.
Estás en el tanatorio velando a tu ser querido y te llega un comercial a mostrarte el catálogo, y te tienes que enjugar las lágrimas para elegir y preguntar precios.

En conclusión, que si el día del padre ha sido inventado por alguien para hacer negocio, pues a mí me parece muy bien.
El mundo que nos ha tocado vivir no nos deja muchas oportunidades para reunirnos con nuestros hijos y pasar un día divertido.
Y yo sigo añorando, ocho años después, no poder compartirlo con mi padre.
Allá donde estés FELICIDADES!!!!!

domingo, 10 de marzo de 2013

Gracias a una granja

Hola.
Quiero contar en mi primera entrada la historia de cómo he llegado hasta aquí.
Hace algo más de  tres años me "enganché" con la granja que mi hija tenía en Facebook, "farmVille", ayudándola cuando ella no estaba en casa.
Tanto me gustaba que le pedí que me abriese una cuenta a mi nombre para tener mi propia granja.
Los comienzos no fueron fáciles porque entre mi círculo de amigos nadie tenía cuenta en FB y mucho menos granja.
Tuve que echar mano de los amigos de mi hija, que me admitieron no sin algo de temor, porque tener una madre entre ellos podía ser peligroso.
La granja fue aumentando y, con ella, mis vecinos y "amigos".
Los que no han vivido esto no lo pueden entender, pero la realidad es que, con el tiempo, hubo un grupo de personas que empezamos a "charlar" en el muro, a intimar, a intercambiarnos opiniones sobre libros, recetas de cocina, películas y dudas de todo tipo.
Con algunos he llegado a tener una verdadera amistad, con otros una agradable camaradería.
Las granjas han quedado, para la mayoría de nosotros, en el olvido.
Hemos compartido otros juegos: El de las "chuches", que nos ponía de los nervios. El más didáctico "apalabrados". Pero sobre todo tenemos en facebook el patio de vecinos del siglo XXI.

Reímos juntos, compartimos vivencias, algunas veces desgracias, nos reímos cuando por la famosa granja se conocieron dos "almas gemelas" que hoy están felizmente casados. Formamos, en resumen, una vecindad ejemplar.

Yo en particular tengo una nueva amiga entrañable, he recuperado una amiga de mi infancia con la que había perdido el contacto, me codeo con tres escritoras admiradísimas por mí, y estoy rodeada de un grupo de buena gente.
Es curioso, mi día a día ha cambiado.
Leer y escribir en el muro de facebook se ha convertido en algo cotidiano y muchas veces un comentario de alguien me ha ayudado a alegrar un mal día.
Y gracias a todo esto que os he contado, hoy inauguro mi blog, y retomo una de las cosas que más me han gustado siempre: Escribir.