Hace unos días viajé a Venecia.
En realidad fui a Milán a visitar a mi hija y
aprovechamos para ir en tren a Venecia, pasando por Verona.
Pero este viaje para mí no era uno más.
Me casé hace treinta y cinco años y, ya entonces, quise
ir de “viaje de novios” a Venecia.
Mi novio y mi padre me quitaron la idea de la
cabeza.
Venecia estaba en 1978 mucho más lejos que ahora,
la moneda era diferente, era necesario el pasaporte y, para añadir
dificultades, yo me casé siendo menor de edad, porque la Constitución que hoy
celebramos todavía no se había firmado, por lo que la mayoría de edad era a los
veintiún años.
Total, que nos fuimos a Canarias, cómo la mayoría
de las parejas de la época, al menos de mi nivel social.
Para quien no sepa la diferencia tan enorme
existente con el mundo que vivimos hoy, ese verano fuimos a Estepona y me
negaron la entrada en el Casino de Puerto Banús, siendo ya una mujer casada.
En fin, que me quedé sin ir a Venecia y he tardado
todos estos años en vivir mi sueño.
Y no es porque no haya viajado.
He recorrido casi toda España y varias capitales
europeas. De hecho, en Roma he estado dos veces.
Pero Venecia parecía gafada. Siempre que intentaba
organizar el viaje, surgía un contratiempo, económico o de fechas y quedaba
pendiente.
He pasado dos días maravillosos, en los que el
tiempo me ha regalado con un sol espléndido, y he disfrutado de una ciudad que
soñaba con conocer y que no me ha defraudado nada.
La he recorrido en vaporetto y a pie, porque hemos
caminado mucho, muchísimo.
Hemos visitado barrios, canales menores,
puentecitos, plazoletas, rincones. No hemos desperdiciado ni un solo minuto.
La compañía inmejorable, mi marido y mi hija que
recordará siempre que aquí celebramos su cumpleaños.
Me ha emocionado tanto el viaje que no podía dejar
de escribirlo, de compartirlo.
Es bonito poder decir que has cumplido un deseo
que llevabas esperando tanto tiempo. Me he prometido volver, pero aunque no lo
cumpla, me quedará en el recuerdo esta bellísima ciudad que tantas veces había
soñado con visitar.
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