martes, 30 de diciembre de 2014

2014


Estábamos cenando con Marisa y Pablo, y echaba yo “pestes” del año que se acaba, y me preguntó Pablo que si, en lo personal,  había sido tan malo. Aunque le dije que sí, ahora se me ha ocurrido poner en una balanza lo malo y lo bueno, a ver que pasa…

El 2014 ha estado marcado por la muerte de mi madre, que es algo que pesa mucho en la balanza de lo negativo.
Aunque lo empezó bastante bien, pidiéndome que le comprase algo bonito para ponerse para la cena, que curioso que fuese su última Nochevieja, se fue deteriorando y dejando a un lado sus ganas de vivir. A pesar de todo, se fue sin que lo esperásemos, de repente, después de un verano difícil pero sin graves problemas que nos hiciesen pensar que su vida se estaba acabando.

También tuve que decir adiós a una persona mucho más joven, que nos llenó a todos y, en especial a su hermana , de una gran tristeza.
Despedir a otras personas, jóvenes y mayores, que han traído desconsuelo y pena a las gentes que me rodean y a las que quiero, también tienen que estar en este balance.

En lo positivo, y sin ningún orden de importancia, empiezo por decir la alegría que me supuso conocer personalmente a varios escritores a los que admiro, en las presentaciones de diferentes libros y saludar a otros a los que ya conocía.

Los viajes, aunque cortos, han ayudado a paliar los problemas, en diferentes meses: A Cuenca, regalo de mi hijo, a Saro, con los amigos de siempre, a Oporto y a Bruselas con mi marido, que está siempre ahí, en lo bueno y en lo malo.

Otra cosa para el lado bueno es lo felices que son mis hijos en sus hogares y con sus vidas.
Mi hija se graduó, y se convirtió en médico especialista, mi hijo acabó su máster, mi hermana aprobó su oposición y ya es médico-funcionaria y mi sobrina terminó su segunda carrera con unas notas magníficas.
No puedo dejar de poner en el platillo bueno, la unión que hemos tenido mis hermanos y yo en los difíciles meses que hemos compartido y la inestimable ayuda de nuestras parejas y nuestros hijos.

El grupo tan majo que hemos creado en el gimnasio, que hace que vaya con menos desgana, aunque siga siendo una obligación que me he impuesto.
La celebración especial de mi cumpleaños, conjunto con mi hermana, que para eso somos gemelas, con una tarta sorpresa y muchísimos regalos.
La Nochebuena celebrada, por primera vez en casa de mi hija y mi yerno, y que fue todo un éxito.
Sentirme tan querida en mi trabajo.

Y dejo para el final lo más importante: el 28 de mayo mi hija nos dio la noticia de que íbamos a ser abuelos. Hemos vivido estos meses con alegría e ilusión y ya queda muy poco.
He acabado mi balance y creo que pesa más el lado positivo. Pablo, tenías razón. No puedo despedir el 2014 con pena, porque me ha traído también muy buenos momentos y el mejor de ellos, que comience el 2015 con la mayor de las alegrías:


“Esperando a Victoria”

lunes, 22 de diciembre de 2014

Tradiciones

Ya os he contado muchas veces que me gusta mucho la navidad y conservar algunas tradiciones que, con mayor o menor éxito, intento que aprendan  la generaciones siguientes.

Una de esas tradiciones son las felicitaciones por correo, los christmas de toda la vida que se han ido perdiendo, primero por la vaguería de las personas y ahora porque el correo electrónico, el WhatsApp y las redes sociales, lo han substituido casi por completo.

Yo los envío a personas muy cercanas,  incluso a mis hijos, porque me gusta que los pongan como un adorno más.
También recibe mi felicitación mi sobrina y ahijada, que tiene veintitrés años. Las lleva recibiendo veintidós navidades.
En un principio buscaba que tuviese un muñeco bonito, que ella ponía junto a su árbol, porque no sabía leer y sólo identificaba los dibujos, después se la enviaba  porque le encantaba recibir una carta a su nombre y después lo he seguído haciéndo, año tras año, por tradición.
Su respuesta siempre fue un beso de agradecimiento el día de Nochebuena.

Pero este año, se me ha adelantado. Me lo ha enviado ella primero, por correo y elaborado manualmente, plasmando en un trozo de cartulina todo su cariño.

Parecerá increíble la ilusión que me ha hecho, pero mis navidades están llenas de estas tontunas, las que no espero recibir y que me alegran el día.


Gracias Ari.

lunes, 8 de diciembre de 2014

CARTA A MI PADRE

Querido papá:

Parece que fue ayer y ya ha hecho diez años que te fuiste. Este año casi no nos hemos dado cuenta, inmersos en la muerte de mamá, pero te tuvimos presente.

Once navidades sin que organicemos adornos, compremos marisco y enfademos a mamá porque ensuciamos mucho para poner el Nacimiento y el Árbol.
Un año más sin tu turrón de chocolate, que tanto les gusta a todos menos a mí, que soy del de Jijona de toda la vida.

Mamá lo siguió haciendo por ti, aunque después se cansó, estaba mayor y ahora lo hace Edu y pone las fotos en Facebook.
Tú no has conocido las redes sociales, pero estoy segura de que te encantarían, con lo que te gusta hablar y compartir vivencias, batallitas y fotos.

Tampoco el día 29 es una fiesta más de nuestra navidad porque no estás para apagar tus velas y echar unas lagrimitas. Mamá dejó de hacernos pimientos rellenos porque se entristecía pensando en ti.

Pero esta Navidad, además, va a ser diferente. Cómo mamá se fue contigo, a mí me gusta creer que estáis juntos, ya no podemos celebrarlas en la casa familiar.
La casa está, pero vacía, sin vosotros.

Tu nacimiento lo he puesto en mi casa, bueno, sólo el Misterio, el resto de tus figuras están guardadas en una maleta esperando un espacio que yo no tengo, que ya sabes el tamaño de mi casa.

Yo seguiré haciendo el “ganso” e inventándome las letras de los villancicos que no me sé.
Brindaré ilusionada la entrada del 2015 porque ya sabes que viene de camino una niña, Victoria, tu bisnieta.

Cuanto bonito te has perdido en estos años. Como habrías llorado con las graduaciones de Almu, Carlos y Ari y con las bodas, porque tú siempre lo celebras todo llorando.

En fin, que no creas que estoy triste. Simplemente hoy me ha apetecido decirte que sigues siempre, cada día, conmigo, pero sobre todo, en Navidad. (Espero que mamá no se ponga celosilla, pero esta carta es para ti)


Un beso papá y ¡¡FELIZ NAVIDAD!!

domingo, 9 de noviembre de 2014

25 años después

El referéndum catalán ha eclipsado en España el aniversario de la caída del Muro de Berlín, que es un hecho histórico de una gran relevancia.

¿Qué hacía yo hace veinticinco años?

El 8 de noviembre era jueves y, en Madrid, comienzo de un puente, ya que el 9 es festivo por celebrarse el día de su Patrona,  la Virgen de la Almudena.
Como el día 8 cumplo años, nos fuimos a pasar el puente a la Sierra, lo hacíamos cada fin de semana, y después de cenar con mi marido, mis padres y mis hijos, me cantaron el “cumpleaños feliz”
El día nueve se abrieron las zonas fronterizas y comenzó a pasar gente de un lado a otro. El muro cayó ya de madrugada, dando lugar a escenas que se han quedado en la mente de todos.
Mi padre, que siempre fue muy llorón, lloraba por el momento histórico que estábamos viviendo y que era el comienzo de una nueva Europa, el fin de la guerra fría y de la amenaza de una tercera Guerra Mundial. Él había conocido un Berlín sin muro, con la famosa “División Azul”, y siempre le horrorizó el muro de la vergüenza, como lo llamábamos en “occidente”.

Muchos años después viajé a Berlín, y me impresionó la línea que va marcando en el suelo las zonas por dónde transcurría el famoso muro. Fue un viaje en el que me empapé de historia y me quise poner en el lugar de esas familias que quedaron divididas, me horrorizó sólo el pensarlo.
La coincidencia de fechas hizo que el 75 aniversario de la “Noche de los Cristales Rotos”, estuviese en Praga y nos impactó a todos que hubiese grupos de neonazis que quisiesen seguir celebrando lo que había supuesto el comienzo de una guerra tan horrorosa.
No he podido averiguar si se quiso hacer coincidir la caída del muro con esa otra fatídica fecha o fue una casualidad.

En cualquier caso, recuerdo cada nueve de noviembre porque es mi santo, porque celebro mi cumple y porque la historia lo ha escrito en sus páginas para que no se nos olvide nunca el horror que supuso.


jueves, 30 de octubre de 2014

Halloween

Mañana se celebra la fiesta de Halloween.
Hoy ya se notaba en las calles, con personas disfrazadas, sobre todo porque en Madrid mañana es día no lectivo.
Pero me ha llamado la atención la manía que mucha gente tiene a esta fiesta, que dicen importada de Estados Unidos y que no tiene cabida en nuestra cultura.
Y me hace gracia.

El Carnaval, al que nadie hace “ascos” era una fiesta pagana, los antiguos Saturnales en honor a Saturno, que con la llegada del cristianismo, se trasformó para despedirse de comer carne y  de llevar una vida licenciosa durante la Cuaresma.

La Navidad, también fue durante siglos la celebración del solsticio de invierno y el cristianismo decidió instituir el 25 de Diciembre como fecha del nacimiento de Jesús, para hacerla coincidir con la fiesta pagana y que ésta desapareciese y se convirtiese en fiesta cristiana.
Por otra parte todos los historiadores coinciden en que Jesús no pudo nacer un 25 de diciembre, sino más bien en primavera.

El árbol de Navidad, originario del norte de Europa que, a su vez lo habían copiado de los romanos, también era pagano pero fue adoptado por los cristianos cuando evangelizaron la zona. No queda muy clara la leyenda de San Bonifacio y no se sabe si plantó una cruz o un pino, pero de cualquier forma la Iglesia Católica no ve con malos ojos los árboles de navidad, como así lo dijo públicamente el Papa Benedicto XVI.

Y ahora viene Halloween.

Su nombre proviene del inglés antiguo “All hallodw´s eve” que significa víspera de todos los santos.
Esta celebración se inició con los celtas y sus dioses paganos y, cuando éstos se cristianizaron, no quisieron renunciar a sus costumbres.
Muchos siglos después, algunos inmigrantes irlandeses lo introdujeron en Estados Unidos, que lo han convertido en parte de su folclore popular.
Curiosamente, el mundo cristiano celebraba la fiesta de Todos los Santos en mayo y el Papa Gregorio III lo cambió al 1 de noviembre para hacerlo coincidir con la fiesta a la que los celtas no habían querido renunciar.


Vamos, que puestos a copiar, no hemos copiado nada de los americanos. Ellos han hecho suya una fiesta que mucho antes había “copiado” el cristianismo, aunque celebrándola de diferente forma.
Pero creo que no  se hace daño a nadie porque, por una noche, la gente olvide sus penas y se rían de lo que a todos nos da tanto miedo: la muerte.

domingo, 26 de octubre de 2014

"Cuando los hijos se van..."


Un buen día una pareja descubre que está esperando un bebé y, desde ese momento, cambia su vida.
Van pasando los años y construyes tu presente y tu futuro junto a tus hijos.
Los vas viendo crecer y madurar como personas. Sufres y te alegras con ellos. Compartes casi todo.

Y un día…….se van.

Así, de repente, dejando una brecha enorme porque los sentimientos no saben de rapidez.

Te parece que la casa está vacía y añoras las comidas y cenas familiares, las películas y series compartidas en la tele, los partidos de fútbol y hasta las discusiones por la posesión del mando a distancia.
Ya no llama nadie advirtiendo de que va a llegar tarde.
El beso de buenas noches se lo das por teléfono, y no todos los días…
Tu casa ya no es “su casa”, sino “la casa de sus padres”
Te das cuenta de que hay facetas de tus hijos que desconocías cuando vivíamos todos juntos.
Por otra parte, a esa rabia que sentimos porque nos parece que nos han arrebatado algo, se suma el sentimiento de aprender a conocer y a querer, a las parejas que nuestros hijos han elegido para crear un hogar.

Y  va pasando el tiempo y vamos recomponiendo nuestra vida, vamos llenando espacios y cerrando la brecha y vemos que esta nueva etapa, también tiene su encanto.
Tienes más hueco en los armarios, más tiempo libre. Cambia, otra vez, la relación con tu pareja, porque ahora volvéis a estar los dos solos pero con muchos años más y, curiosamente, ahora que podrías discutir sin que los chicos os oyesen, discutís menos.

Poco a poco tu vida ha vuelto a cambiar, ha dado otro giro de tuerca, ni mejor, ni peor, diferente.

Sólo una cosa no ha cambiado: Aunque tus hijos vivan en sus casas, en tu corazón siguen ocupando el mismo lugar que el día que nacieron.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Hay que deshacer la casa



Hace años vi la obra de teatro “Hay que deshacer la casa” de Sebastián Junyent por Amparo Rivelles y Lola Cardona y me gustó tanto que nunca la he olvidado y ha quedado como una de mis obras favoritas.
Curiosamente estoy viviendo algo similar con mi hermana y me está sirviendo para que el periodo que los psiquiatras llaman de duelo, sea mucho más llevadero.
No hay reproches, como en la obra de teatro, si no complicidad, cada tarde de viernes, para ir desgranando, poco a poco, toda una vida de nuestra familia.
Porque mi madre ha sido, en realidad, la última que ha abandonado este hogar, que se inició con mis abuelos en los primeros años de la década de los 30.
Es, por tanto, una tarea lenta y complicada pero llena de recuerdos.

Fotos que no habías visto nunca, la vajilla que le regalaron a tu abuela en su boda en 1908, la vajilla de tu madre, que sólo se usaba en Navidad, los cubiertos que siempre te habían dicho que eran de plata y son de alpaca, los jarrones que estaban guardados para que no se rompiesen, nuestras notas de 1º de Bachillerato, todos los recortes de periódico en los que se menciona a mi hermano, nuestros carnets de estudiante, la gorra y el pañuelo de mi padre cuando se vestía de chulapo y así podría seguir enumerando.
La mayoría de las cosas sin más valor que el sentimental, pero que tiene escrita nuestra historia.
Y me está gustando. Disfruto con ello.
Según vamos avanzando, charlamos, comentamos, recordamos, nos tomamos un café y cerramos la puerta hasta el viernes siguiente, después de haber preparado bolsas de basura, bolsas de ropa para regalar y alguna cosilla para llevarnos a nuestras casas.
Seguimos quedando “en casa de mamá”

Y cada viernes, pienso en lo duro que va a ser el día que cerremos definitivamente la puerta, pero eso…………..está por llegar.

lunes, 8 de septiembre de 2014

FELICIDADES MAMÁ

Después de todo el verano no podía dejar de dedicar esta primera entrada en el blog a mi madre.

“Hoy habrías cumplido 85 años, pero no ha podido ser porque tu vida se apagó hace unos días.
Pocas veces hablabas de tu infancia y tus recuerdos se remontaban a una guerra cruel y a una posguerra que te convirtió en adulta cuando todavía tenías edad de jugar.
Aprendiste a coser, y ese fue tu oficio aunque perdieses unos minutos, al salir del taller, en saltar a la comba con las chicas que no necesitaban trabajar y podían jugar en la calle.

Te casaste por amor y tuviste tres hijos, formando una familia a la que dedicaste tu vida, luchando para que nos convirtiésemos en lo que hoy somos.
Disfrutaste de tres nietos que siempre te llevarán en su corazón.

Tu salud te jugó malas pasadas, graves, que fuiste superando, mirando siempre al futuro.

Hace diez años, en un día como hoy, papá nos dejó, rápido, sin esperarlo y te costaba celebrar tu cumpleaños porque los recuerdos pesaban demasiado, pero los que estábamos aquí te empujábamos a seguir adelante.

Pero esta vez tu cuerpo se cansó, no pudo seguir luchando y no creo que tu mente hiciese nada por impedírselo

Nos has dejado sin celebración y sin mucho más, pero te recordaremos con una sonrisa, nos seguiremos reuniendo como si estuvieses aquí y seguiremos celebrando tu cumpleaños, tu ausencia, que es una forma de tenerte siempre con nosotros”.


¡¡¡¡¡¡¡¡FELICIDADES MAMÁ!!!!!!!!

viernes, 13 de junio de 2014

Un año después

Ha pasado un año desde que viví unos días intensos, llenos de emociones sobre los que no puede, en su momento, escribir nada.
Empezaron un jueves día 13, con la graduación de mi sobrina Ari, mi ahijada y a la que, por diferentes motivos, cuidé como a una hija más desde que tenía dos meses hasta que empezó a ir al cole.
Cuando la nombraron para imponerle la beca y entregarle el diploma, mi cara ya era un mar de lágrimas sin control. No pude hacer ni una foto.
De vuelta en casa, me esperaba mi hija que, después de dos años de vivir fuera, iba a dormir en su habitación en su última noche soltera.
El día 14 amaneció con prisas, peluquería, recogida de flores, maquillaje y todo antes de las doce, hora en la que salimos camino de la boda civil.
Fue una ceremonia íntima, pero no por ello dejó de ser emotiva. Leí unas palabras que, en parte, había tomado prestadas de Antonia Corrales, con la voz rota para evitar llorar.
Mi niña se había casado con su “príncipe azul”
Las horas siguientes transcurrieron rápidas, con muchos retoques para estar vestidos de ceremonia, esta vez de largo, chaqués, tocados y mi hija, la novia, de princesa.
Era su cuento de hadas, con el que tantas veces había soñado y que, por fin, había llegado.
Cuando la vi pisar la alfombra roja, del brazo de su padre y padrino, en el jardín en el que se celebró la ceremonia, a la caída de la tarde, rodeada de flores, empecé a tragar lágrimas de alegría, de emoción contenida.
Todo transcurrió bien y bonito.
El vals de “La Bella durmiente” puso el broche de oro a la celebración que estuvo cargada de risas y de bromas.
Muy entrada la madrugada, me quité los zapatos planos, los tacones los había dejado hacía horas, y me dio por pensar en la escena de “El padre de la novia” en la que Spencer Tracy se está descalzando poniendo fin, no a unas horas, sino a un año de preparativos intensos.
El sábado, que debería haber sido para descansar, yo había quedado con mis amigos Marisa y Pablo para visitar la Feria del Libro.
Estuve a punto de anular la cita pero al final, allí estábamos a las seis para hacer un recorrido amplio, charlar un buen rato con Marta Querol y con su tía, comprar un par de libros de Marta Rivera de la Cruz para que nos los dedicase y terminar cenando en el Vips de Neptuno, comentando la boda de la “tati” como ellos la llaman.
Lo habíamos pasado genial, pero mis pilas estaban agotándose por momentos.
Todavía quedaba el domingo para comer con la familia que había venido de fuera, comentar las anécdotas, ver fotos y despedirnos.
Habían transcurrido ochenta horas desde el comienzo de este relato, pero vividas con tal intensidad que es difícil que puedan volver a repetirse.


lunes, 26 de mayo de 2014

Mi narración de una final histórica


No puedo dejar escribir sobre el partido de fútbol de ayer.
Un partido que movió a muchísima gente, porque la afición al fútbol es muy grande y porque la rivalidad entre dos equipos hermanos propiciaba que fuese una final especial.
Conozco personas amigas que se desplazaron a Lisboa, de ambos equipos, algunos pasando toda la noche del viernes durmiendo en un autobús para volver nada más acabar el partido, otros pudiendo disfrutar de la maravillosa ciudad que es Lisboa, durante todo el fin de semana. Un conocido vino desde México, pasó por Madrid, saludó a los amigos y se fue para Lisboa. Una amiga, con entrada y hotel, renunció a vivirlo en directo para quedarse acompañando a su madre, que había enfermado repentinamente, dejando claras sus prioridades y demostrando que el amor a unos colores siempre tiene un límite.
Soy madridista, porque mi padre era blanco hasta la médula y crecí queriendo al Madrid, aunque el fútbol tardó muchos años en interesarme y, aun hoy, no está entre mis prioridades, pero me gustaría poder ser objetiva en esto que estoy contando.
Empieza el partido.
La afición atlética dio una lección durante todo el partido de lo que es animar a su equipo. A los madridistas se les oyó más bien poco.
En el palco, Enrique Cerezo dio otra lección de “saber estar” conteniendo su alegría ante el gol de Godín y limitándose a sonreír a la Reina que le daba la enhorabuena.
Los madridistas desesperaban y los atléticos acariciaban la copa, pero llegó Sergio Ramos y metió un gol de cabeza que iba a cambiarlo todo.
Me pareció graciosa la carrera de Xavi Alonso, desde la grada al campo para abrazar a sus compañeros.
Sin embargo, la celebración de Florentino Pérez, eufórica, dando saltos y saliendo de su asiento a “medio abrazar” a Jose María Aznar estuvo fuera de lugar.
Y llegó la prórroga.
El Atlético agotado, no daba más de sí. El Madrid, al que el empate le había puesto las pilas, dio un empuje final y marcó dos goles más.
El penalti nunca debió de ser pitado. No venía a cuento. Quedaban segundos para acabar, estaba todo decidido y el árbitro se lo podía haber evitado.
Porque el resultado, 4-1, no refleja la realidad de lo que vimos, el Madrid no arroyó al contrario. Sufrió para traspasar la pared de jugadores que le impedían anotar y la suerte, a última hora, se alió con ellos consiguiendo el empate.
El atlético había sido un digno rival, que había llegado imbatido a la final pero no hizo un buen partido.
Una afición contenta y otra triste. Siempre es así, pero duele más cuando los dos son de la misma ciudad.
Hasta aquí, todo normal. Pero entonces entro en facebook, y me empiezo a quedar ojiplática con lo que leo: Que se nota que el árbitro estaba comprado, que todas las tarjetas que le ha sacado al atlético eran inventadas, que “ya se sabe” en este país “pan y circo” los de “derechas” cerrando filas, que el presidente del Real Madrid es un “fascista”, y yo, alucinando.
Porque como ya he dicho otras veces, creo que no se debe mezclar la política con el deporte, que haya que preguntar de qué partido es el presidente de un equipo para ser seguidor de ese equipo, que se “malinterprete” el abrazo de Florentino a Aznar, y que con la lección de deportividad que dieron, dentro y fuera del campo, las dos aficiones, haya gente con ganas de “calentar” la cabeza a quien quiera leerlos o escucharlos.
Hubo quien puso un broche de espinas a una noche inolvidable para el fútbol, una pena……

domingo, 25 de mayo de 2014

La vejez de una madre


Hoy es un día para hablar de madres, para felicitar, para regalar flores, para comer en familia.
Todo esto es precioso, pero a mí me ha dado por pensar en la vejez en general y en la de mi madre, en particular.
Hoy ha estado rodeado de sus tres hijos, su nuera, sus yernos y sus tres nietos, ha recibido regalos, ha comido muy bien y no se ha acordado de sus dolores, ni de su tristeza.
Pero esto solo pasa unos pocos, días al año.
La realidad es que está viejita, llena de achaques, con un montón de operaciones y tratamientos a sus espaldas, y con muy pocas ganas de vivir porque, no nos engañemos, la vejez es muy triste.
Nosotros vivimos cerca, la vemos, uno u otro, todos los días, pero tenemos la vida que nos ha tocado, estresante, ajetreada y con poco tiempo, mucho menos del que tenían las generaciones anteriores en las que las hijas no trabajaban y se hacían cargo de sus mayores y de sus propios hijos.
Su día a día es complicado. Tiene que hacer un esfuerzo para salir, porque no le apetece. Aunque suele salir acompañada, le cuesta caminar y cien metros se convierten en diez kilómetros para sus piernas cansadas.
Ya no tiene ni vista ni manos para coser, que ha sido una de sus grandes pasiones. Su otra pasión, la lectura, también la ha perdido. Ningún libro le entretiene, dice que porque no le gustan, pero la verdad es que se le olvida parte de lo leído y no llega a cogerle el gusto a la historia.
La televisión le gusta poco, nunca le ha gustado mucho, y se empeña en ver programas tristísimos que no sé ni cómo los mantienen en antena, porque deprimen a todos los abuelos, que son sus únicos seguidores.
El comer con poca sal le hace perder gusto por las comidas, que no se le hacen apetecibles.
Y a todo esto debemos añadir lo más importante: la soledad.
Pasa muchísimas horas solas, sin hablar con nadie y dándole vueltas a sus achaques y a cómo le ha cambiado la vida.
Porque si para los demás vivir el deterioro de la persona querida es duro, para uno mismo, tiene que ser durísimo. Ver en lo que nos convertimos, en la incapacidad para hacer lo que antes era sencillo, en la dependencia de otros.
Hoy he visto en mi muro de facebook que muchos ponían una foto de su madre, casi todas de cuando eran jóvenes, a nadie le gusta recrearse en la vejez porque es un día para estar alegre, pero a mí me da por pensar que muchos de nuestros mayores hacen un esfuerzo sobrehumano por sobrevivir cada día, todos esos días que no son el día de la madre, y entiendo que muchas veces piensen que lo que más les apetece es reunirse con los que ya se han ido.

Porque la vejez es triste, pero la de una madre, te rompe el corazón.

jueves, 24 de abril de 2014

"Ocho apellidos vascos"

No puedo dejar de comentar el fenómeno social que ha supuesto la película “ocho apellidos vascos”.
Yo que soy amante del cine, veo muchas películas y las comento con personas afines que también van al cine.
Pero lo de esta película se sale de toda norma. Todo el mundo la ha visto. Todo el mundo la comenta. La cifra de seis millones y medio de espectadores con los que cerró el domingo avalan lo que estoy diciendo.
En mi recuerdo no he vivido nada similar desde “Instinto básico” (1992) Aquel verano me llamó mucho la atención que personas de mi entorno que no pisaban jamás una sala de cine, perdiesen una tarde de piscina o de jugar a las cartas o al dominó, ya que era época de vacaciones, para acudir a ver esta película.

“Ocho apellidos vascos” es graciosa, yo que no soy de sonrisa fácil en el cine, me reí mucho. Está muy bien interpretada. Critican los tópicos pero es que España, queramos o no, es un país de tópicos, porque somos así.
Y, sobre todo, es una comedia.
El pasado año “Lo imposible”, no arrastró tanta gente porque era un dramón y muchos no quisieron ir a sufrir. Yo que la vi, no la recomendé porque me parecía que hacía demasiado hincapié en el sufrimiento.
La gente está cansada de la crisis, de las penas que vivimos en primera persona o en personas cercanas, de esta etapa gris que nos ha tocado vivir y que, por ahora, no tiene pinta de colorearse y agradece, agradecemos, salir de casa y acudir a una sala de cine para sonreír durante noventa minutos y volver a casa con la sensación de haberlo pasado fenomenal, mejor que en mucho tiempo. Y se lo contamos al amigo, al vecino o al compañero de trabajo, que también le apetece sonreír……y se engorda la bola hasta convertirse en fenómeno de masas.

No es la mejor película, tal vez haya a quien le decepcione porque no cumpla sus expectativas pero, si es verdad que reír es salud, ha sido y seguirá siendo una buena inyección para mucha gente y eso ya es muy importante.

viernes, 14 de marzo de 2014

Historia de una presentación

Todos sabéis lo que disfruto por tener entre mis contactos de facebook a un grupo de escritores que, de no existir esta red social, nunca habría soñado conocer.
La historia empezó con un grupo, en el que se hablaba de libros y al que me invitaron. Marta Querol figuraba entre sus miembros.
A pesar de ser una persona discreta, en alguna ocasión comentaba algo de su primer libro “El final del ave fénix”.
A partir de ahí, me empezó a interesar su historia personal y la difícil andadura que estaba teniendo para abrirse camino en el mundo literario.
Nos hicimos cíber-amigas, la seguí en su trayectoria y, pasados unos meses, compré su libro y lo leí.
Aquello marcó nuestra relación, porque ya no sólo la apreciaba como mujer, por ser una luchadora, si no que la admiré como escritora por haber escrito un libro maravilloso.


Un libro que me pudo dedicar electrónicamente, ya que lo vendía directamente ella a través de Amazon.
Marta, sin saberlo, me abrió el camino para conocer a otros escritores, todos de los llamados “autores indies”
Siempre he sido una gran lectora, pero tratar directamente con los escritores, comentar sus dudas, sus portadas, sus títulos, sus ventas, ha sido y es para mí una experiencia fabulosa.
Conocí personalmente a Marta en unas Jornadas Literarias a las que vino a Madrid para hablar de su primer libro y me pareció tan cercana y simpática como era en la red.
Me fue imposible acudir a la presentación de “El final del ave fénix” pero coincidí con ella en la Feria del Libro y ayer, por fin, llegó el día en el que presentó su segundo libro “Las guerras de Elena”.
Muchos de los que la seguimos, lo habíamos comprado y leído hace meses, en electrónico, y nos había vuelto a cautivar. Es la continuación del Ave Fénix y aún queda una tercera parte, que está escrita pero no publicada.
A estas alturas me he dado cuenta de que, para un escritor, hasta que su libro no está en papel, no es mayor de edad. Es su puesta de largo aunque haya sido leído ya por miles de personas.
Y ayer era el día en Madrid, ya que en la Comunidad Valenciana ya ha hecho varias presentaciones, todas multitudinarias.

Casa del Libro:

Mi amiga Marisa y yo, llegamos las primeras. Sólo estaba allí un chico que resultó ser el guitarrista.
Cogimos un buen sitio y empezó a llegar el público, lectores, escritores y me imagino que amigos.
Marta llegó como siempre simpática, cercana, nerviosa, saludando a todo el mundo y preocupada porque su primo, que había ido a hacer unos recados, no llegase a tiempo. Pero llegó.
Yo esperaba expectante a la escritora que iba a presentar el libro, Marta Rivera de la Cruz, mi escritora más admirada, la que recomiendo a todo el mundo por su forma de escribir y sus bonitas historias. Y llegó con capa y sombrero y se sentó a la derecha de Marta.

Empieza la presentación:


María Vicenta, organizadora del evento e íntima amiga de Marta, presenta el libro, lee el prólogo, de fondo, los acordes de la guitarra de Carlos Murillo. La cantante de jazz Cris Blasco canta la “vie en rose” y se unen Luisa Gavasa y María Luisa San José, para junto a Guillermina Royo Villanova y el actor Juan Jesús Valverde leer, cómo si se tratase de una novela radiofónica, varias escenas del libro.
La sala, llena, estaba en silencio absoluto. Creo que a todos nos estaba emocionando oír lo que habíamos leído, tan bien expresado.
Rompimos el silencio varias veces en unos merecidísimos aplausos.
Hubo más canciones, la última, “Libertad sin ira”, me costó trabajo no tararear.
Y de aquí se pasó a un coloquio entre las dos Martas que me dejó boquiabierta.
Marta Rivera la iba hablando de tiempos, de personajes, y Marta Querol los iba explicando, desgranando como los había creado, porqué eran de esta o aquella manera.
Marta, agradeció públicamente la asistencia de su tocaya, a la que había conocido cuando ella misma quedó entre los diez finalistas del premio Planeta y, comentó que ni de lejos soñó tenerla a su lado, años después, presentando un libro suyo.
También reconoció el apoyo de Antonia J Corrales, escritora magnífica, mejor persona y a la que me une, también gracias a Marta, una buena amistad.
Y pasó el tiempo sin darnos cuenta, había que despedirse, dejar espacio a la dedicatoria de los libros.
La cantante y el guitarrista tuvieron el detalle de amenizarnos con su música mientras Marta firmaba, se hacía fotos, sonreía.

Antonia iba de aquí para allí, haciendo de hermana mayor.
A Marta Rivera la pudimos saludar un momento, aunque se fue rápido, creo yo que por no quitar protagonismo a Marta Querol.
Tuvimos la oportunidad de conocer a Mercedes Gallego, escritora de novela policiaca, de la que no he leído nada pero ya he anotado en mi lista de pendientes.
Y salimos de la Casa del Libro con una sonrisa, nuestro libro dedicado y la seguridad de que puede haber otras presentaciones bonitas y agradables, pero esta será muy difícil de superar.


¡¡¡¡¡Enhorabuena Marta!!!!!

miércoles, 12 de marzo de 2014

"Me gusta"

Ayer escribí un comentario en facebook, en el que explicaba mi malestar por la gente que lee lo que publicas y no se manifiesta.
Esto generó un pequeño debate, hubo quien pensó que me había enfadado, quien me dio la razón o quien me dijo cariñosamente que era “cascarrabias”.
Al hilo de esto, quiero aclarar lo que pienso.
Yo no pretendo decirle a nadie lo que publica o cómo lo publica, faltaría más.
Pero no podemos olvidar que facebook es una red social, en la que interactúas con otra gente porque si no fuese así, no tendría ninguna lógica.
Publicamos la reseña de un libro que hemos leído, la crítica de la película que acabamos de ver, las fotos familiares que nos apetece compartir con un grupo de personas, los estados de ánimo, la noticia que hemos encontrado y nos parece interesante para que la lean otros, lo que se puede ver en la televisión porque has oído que está muy bien, e incluso el tiempo que hace en cada punto de aquí y de allá.
Y todo esto lo hacemos para compartirlo con otras personas, para que nos den su opinión, su frase de apoyo, su ciber-abrazo.
Hay a quienes les gusta buscar frases bonitas, de las que yo llamo filosóficas, sin ningún ánimo de ofender, o fotografías de flores, o chistes que te hacen sonreír cuando te sientas frente al ordenador.
También hay personas que publican enlaces de música, o que se pasan el día criticando al político de turno.
TODOS están en su derecho de hacer lo que quieran.
Pero lo que no me pueden decir es que todo esto lo hacen en una red social sin ningún ánimo de que nadie les lea, les escuche, les comente….
Porque si esto es lo que se quiere, no se publica.
Una amiga cercana, se apoyó mucho en facebook para evadirse de los malos momentos que le estaba tocando vivir. Cuando ella daba los buenos días, o contaba cómo había pasado la noche, buscaba conversación, apoyo, comprensión.
Yo le doy a “ocultar todo lo de…..” a aquellas publicaciones que no me interesan, no doy “me gusta” a las publicaciones políticas porque muchas veces no me gustan y no quiero generar polémica y no suelo hacer cadenas. Pero si leo algo que me interesa, alguien que cuenta un problema y probablemente agradezca una frase de apoyo, veo una bonita foto o me rio con un buen chiste, se lo hago saber a la persona que lo ha publicado y que me tiene en su lista de “amigos” por alguna razón.

Y no quiero con esto que todos mis contactos cliqueen “me gusta” a todo lo que publico, ni que nadie piense que estoy dando lecciones de nada. Sólo he pretendido aclarar mi postura.

Insisto, facebook es una red social y si no se sociabiliza, no tiene razón de existir.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La otra cara de la moneda


Hoy muchos hemos visto en facebook el cortometraje “Cuerdas” de Pedro Solís.
Este corto, que ha recibido el Goya 2014 al mejor corto de animación, probablemente no lo habríamos disfrutado de no ser por las redes sociales, porque este tipo de obras muy pocas veces llegan al público.
En esta ocasión, Jorge Miranda, según figura en Youtube, subió este trabajo ayer y, en pocas horas, se ha convertido en viral, es decir, lo más visto en el día.

Todos los que lo hemos visto, lo hemos disfrutado y hemos querido compartirlo con nuestros amigos.
Y aquí empieza la doble cara de esta historia.
Porque este vídeo no ha iniciado su carrera comercial, por lo que no se debía de haber visto en las redes sociales.
Porque el premio Goya que acaba de recibir Pedro Solís, no era más que el comienzo de los premios a los que puede optar esta primavera y resulta que en este tipo de eventos, el que lo hayan visto millones de personas juega en su contra, porque ya no se puede considerar novedad, a pesar de que la difusión no haya sido por la vía comercial.

Es decir, que le hemos hecho un flaco favor, máxime cuando no sé si será cierto, pero se comenta que pretendía invertir el dinero que ganase con los premios en comprarle una silla de ruedas nueva a su hijo que tiene parálisis cerebral…………

martes, 28 de enero de 2014

¡Qué país! (tercera entrega)


La semana pasada fui a revisión oftalmológica.
El médico decidió citarme en tres meses, haciéndome previamente una prueba que se puede realizar el mismo día, ya que el resultado es inmediato.
Acudo a la zona de “citaciones”, cojo número, me espero veinte minutos y cuándo llega mi turno, me dice el funcionario que las citas a varios meses vista no puede citarlas él, que recibiré una carta por correo ordinario.
Me voy enfadada porque me han hecho perder mucho tiempo y podían poner un cartel o simplemente irlo advirtiendo los dos celadores que estaban en una esquina charlando del partido de futbol del día anterior.
Hoy he recibido la carta.
Me han citado por la tarde para la prueba y para el médico.
Como yo trabajo en horario de tarde, he llamado al número que me indica y su correspondiente extensión y se me ha cortado la comunicación cinco veces.
He optado por esperar a la operadora, sin pulsar extensión, y después de tres intentos, he conseguido hablar con una señorita que me ha pedido mi número de teléfono para llamarme ellos, ya que el sistema está fallando y se cortan las comunicaciones.
Un ratito después, me ha llamado una señorita encantadora, me ha efectuado el cambio, con bastantes problemas porque le fallaba la aplicación y ya tengo la cita en el día y hora que me viene bien.
También me ha confirmado que la extensión que han puesto en mi carta es errónea y por ese motivo se me cortaba la comunicación.

Todo este proceso me ha llevado una hora de tiempo, cuando antes en la ventanilla te lo solucionaban en tres o cuatro minutos.
Cuando le dan citas médicas a mi madre, que son muchas por su avanzada edad, procuramos que nos “cuadre” para no tener que pedir favores en los trabajos, tanto mi hermana como yo.
Ahora, con este nuevo sistema, nos las van a adjudicar y nos encontraremos con este mismo problema cada vez que haya que cambiar una cita.
Por supuesto, no se puede hacer on line.
Y yo me pregunto:
¿Por qué hay que cambiar algo que funciona?
¿Por qué tiene que ser siempre el paciente al que se le dificulten las cosas?
No aumenta el coste económico al incluir sobres y reparto?

Sinceramente, lo que más me cuadra, es que algún mandamás con buenos amigos, tiene una empresa de servicios de correos e interesa tener un cliente fijo cómo la sanidad madrileña.

jueves, 16 de enero de 2014

Un bonito regalo

Hace unos días escribí sobre lo mucho que me gusta la navidad.
Reconozco que la disfruto. Dedico bastante tiempo a todos los preparativos y lo hago con ilusión.
Decoro la casa intentando hacer alguna innovación, adorno la casa de mi madre como homenaje póstumo a mi padre y porque siempre celebramos algo allí y me gusta que esté “vestida” de navidad.
Escribo un menú que se pone en el centro de la mesa, como en las mesas de las bodas, una tarjeta en el lugar que ocupa cada comensal, en la que me gusta poner un detalle relacionado con la fecha, ya sea Nochebuena o Nochevieja…….
Hago las compras que sean necesarias para que no falte un detalle.
Bueno, que me gusta “currármelo” cómo se dice ahora.
Siempre tengo mucha ayuda de mi hermana, mi hija y mi sobrina. Este año también ha colaborado mi nuera el día que ha cenado con nosotros.
Y, sinceramente, lo hago porque lo disfruto, porque lo llevo en los genes, porque mi padre lo disfrutaba y me enseñó a disfrutarlo con él.
Ya os contaré otro día el Nacimiento que ponía cuando éramos pequeños, con cascada y río de agua corriente, en un tablero de dos metros.
Y todo esto lo estoy escribiendo porque siempre he pensado que mi familia me agradece que yo mueva los hilos cada año para que todo resulte bien, porque me lo demuestran con sus risas y sus muestras de cariño.
Pero este año, el día de Reyes, mi cuñado me regaló un DVD grabado por él, en el que me había recopilado los 100 grandes éxitos de Sergio Dalma, porque sabe que me gusta mucho.
Lo de menos fue el contenido, lo importante fue la dedicatoria:
“Grabación realizada en exclusiva para la persona que con su total implicación hace que cualquier celebración se lleve a término con éxito. Para que lo disfrute y le ayude a combatir el stress acumulado, con todo cariño de Roqueta Records and Company”

Porque las cosas bonitas vienen a veces de quien menos te lo esperas, estas palabras se convirtieron en un precioso regalo de reyes.

martes, 7 de enero de 2014

Por fin....(la Navidad)

Hoy es el primer día después de la Navidad y leo en Facebook, escucho en la cafetería e incluso a mis allegados decir que “por fín” se acabó la navidad.
Realmente no lo entiendo.
Las ciudades se visten de colores, con luces, guirnaldas y árboles decorados, escaparates vistosos, dándole al gris invierno una tonalidad mucho más alegre.
Las familias se reúnen, siendo unas de las pocas ocasiones al año que muchos tienen oportunidad de verse, charlar y disfrutar de una sobremesa relajada.
Se hacen compras, y si las personas son cómo deben de ser, no se dilapida el dinero que no se tiene, simplemente se intenta hacer algo especial.
La gente va con prisa, como siempre, pero se para a desearte con una sonrisa “feliz navidad” o “feliz año”
En las casas decoramos y, por unos días, cambiamos las cosas de sitio para hacer hueco al Nacimiento, al árbol de navidad y a algún otro adorno.
La fuente del turrón nos proporciona un picoteo entre horas que luego nos vamos a quitar en el gimnasio o con el régimen de turno.
Y las comidas……
Comemos y cenamos mucho.
Pero es que en la cultura española se celebra todo comiendo.
Si quedamos con amigos, comemos o cenamos.
Si hacemos turismo siempre habrá alguien que nos recomiende un lugar donde comer bien, rara vez nos mencionarán un cuadro o una escultura que no debemos dejar de ver.

En vacaciones de verano, o en Semana Santa, movemos maletas, viajamos un montón de horas, dormimos en diferentes lugares y regresamos, en muchas ocasiones, más cansados de lo que nos fuimos, pero a nadie se le ocurre decir “por fin se acabaron las vacaciones”
Sin embargo a las navidades se las tiene una tirria que no es normal.

Hay muchísima gente que dice no gustarle porque le faltan seres queridos, a mí también, pero les añoro todo el año y en navidad prefiero disfrutar de los que están aquí que se merecen mi atención tanto como los que no están.
Otro argumento es que hay que poner buena cara a quien no nos cae bien, y tampoco me vale porque si es alguien cercano, tendré que poner esa buena cara en muchas más ocasiones al año y no digo nada, y si es lejano puedo excluirle de mi navidad.

En estos días tan duros de crisis, de paro, de corrupción, vivir durante unos días una rutina diferente puede ser hasta terapéutico.

Y no me vale que nadie me comente que hay muchas familias que no han podido celebrar la navidad por falta de recursos, porque para mí la navidad no es una cuestión económica, sino de espíritu y me da mucha pena que ese espíritu se esté perdiendo.