lunes, 22 de diciembre de 2014

Tradiciones

Ya os he contado muchas veces que me gusta mucho la navidad y conservar algunas tradiciones que, con mayor o menor éxito, intento que aprendan  la generaciones siguientes.

Una de esas tradiciones son las felicitaciones por correo, los christmas de toda la vida que se han ido perdiendo, primero por la vaguería de las personas y ahora porque el correo electrónico, el WhatsApp y las redes sociales, lo han substituido casi por completo.

Yo los envío a personas muy cercanas,  incluso a mis hijos, porque me gusta que los pongan como un adorno más.
También recibe mi felicitación mi sobrina y ahijada, que tiene veintitrés años. Las lleva recibiendo veintidós navidades.
En un principio buscaba que tuviese un muñeco bonito, que ella ponía junto a su árbol, porque no sabía leer y sólo identificaba los dibujos, después se la enviaba  porque le encantaba recibir una carta a su nombre y después lo he seguído haciéndo, año tras año, por tradición.
Su respuesta siempre fue un beso de agradecimiento el día de Nochebuena.

Pero este año, se me ha adelantado. Me lo ha enviado ella primero, por correo y elaborado manualmente, plasmando en un trozo de cartulina todo su cariño.

Parecerá increíble la ilusión que me ha hecho, pero mis navidades están llenas de estas tontunas, las que no espero recibir y que me alegran el día.


Gracias Ari.

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