viernes, 26 de febrero de 2016

Crónica de una presentación: "Yo que tanto te quiero"


Hace ya casi dos años que acudí a la presentación de “Las guerras de Elena”, que conté ampliamente en este blog.
Durante este tiempo, he conocido a más personas de este mundo literario, algunas son ya, amigos y compañeros de letras porque, cada vez estoy más convencida, de que la cercanía escritor-lector es, no sólo deseable, si no imprescindible en este mundo de locos que nos ha tocado vivir.

La presentación de ayer fue eso, una reunión de amigos, pero de muchos amigos, porque la sala estaba tan llena que hubo personas que se tuvieron que quedar de pie.

Marta venía acompañada de su inseparable María Vicenta Porcar, a la que definen en varios medios, muy acertadamente, como “gestora cultural”, de Celia Corrons, en su papel de reportera oficial, de Guillermina Royo-Villanova, ilustradora y escritora, que en la anterior presentación interpretó el papel de Lucía, en una lectura dramatizada y de Mercedes Gallego, gran escritora y amiga que hizo un esfuerzo enorme para acudir ya que lleva varios días aquejada de una gripe que no se termina de curar.
También estaba Francisco Gallego, el editor, que estuvo haciendo fotos, escuchando todo lo que allí se decía, pero en un segundo plano, huyendo del protagonismo.

María Vicenta presentó a los componentes de la mesa, Guillermina habló de Marta como mujer, como persona, de la influencia que puede haber tenido en ella sus lecturas de autores franceses. Mercedes desgranó su obra, una obra que admira y cuya prosa no se cansa de alabar.

Sobre lo que nos contaron, mucho ya lo conocíamos, porque hemos seguido la trayectoria de Marta, pero siempre hay cositas, detalles nuevos.
Las descripciones de Mercedes, con ese humor que la caracteriza, nos metieron nuevamente en la novela a los que ya la habíamos leído y dejaron expectantes a los que no lo habían hecho.
Marta, a la que encontré mucho más calmada, con el “saber estar” que da la experiencia, nos explicó todo aquello que preguntamos, sus proyectos futuros y su alegría porque su novela se vaya a distribuir en todo Latinoamérica a través de México.
Comentó lo mucho que le costó escribirla, que se ha quitó un gran peso al terminarla, porque es un final de trilogía encorsetado en la primera novela, que no podía apartarse de unas fechas y un guión que ella misma había plasmado a grandes rasgos en “El final del ave Fénix”.
También nos habló del cariño que le cogió al personaje de Lorenzo Dávila, que iba a ser alguien de paso y se trasformó en uno de los secundarios de lujo en “Las guerras de Elena” y que planea en ésta durante toda la trama.
Y lo que supuso desarrollar como persona, a lo largo de los años,  a Javier Granados, con sus luces y sus sombras.

Siempre le hemos comentado que su trilogía tiene un argumento excelente para ser llevada al cine o a la televisión, pero no se le ocurre ninguna actriz actual que pudiese hacer el papel de Elena Lamarc, porque ella ve a Ingrid Bergman, aunque Lucía podría ser Michelle Jenner,  Dolores "Lolo", lo tiene adjudicado Luisa Gavasa desde hace tiempo.


Y así, entre confesiones, risas y aplausos, transcurrieron casi dos horas, sin que nos diésemos cuenta.

Hubo firmas con dedicatoria, fotos para el recuerdo, algún regalito, saludos a los que ves sólo en estos actos pero a los que nos une nuestro amor por los libros y, por supuesto, la fotografía del club de lectura “Tardes en sepia” que, aunque acudimos con poca representación, intentamos dejar el pabellón muy alto.

A mí me acompañó mi hermana, que quería conocer a Marta después de haber leído su obra, Emiliana, escritora novel que llegará lejos, y Marisa, mi amiga del alma y compañera de libros.

En resumen, insisto, fue una reunión de amigos, que le deseamos a Marta toda la suerte del mundo, porque se lo merece.

No quiero acabar sin contar que un grupito reducido nos fuimos a cenar. Actuó como anfitriona Mercedes Gallego, que se había encargado de organizarlo y sólo puedo decir que fue estupendo. La cena, de cocina andaluza, buenísima y la compañía, aún mejor.
El punto final lo pusieron Guillermina con su muñeca Clorata de Potasa entrevistando a Marta, que le prometió un papel en su próxima novela.

Por cierto, espero contaros pronto otra presentación muy interesante… 

domingo, 21 de febrero de 2016

Querida Manuela

Querida Manuela:
Llegaste a nuestras vidas hace ahora tres meses, cuando todavía faltaban unos días para la fecha prevista, pero decidiste que no querías esperar más. Te apetecía ser escorpio, como tu abuela.
Naciste tan pequeña, con unas piernecitas tan delgadas, que nos parecía imposible que pudieses llegar a ser un bebé rollizo.
Tu madre se desvivió, día y noche, para que comieses todo y más, hasta que consiguió que superases los tres kilos.
¿Como una personita tan pequeña puede tener pendiente de unos gramos a toda la familia?

Pero todo esto ha quedado atrás.

Ahora eres un bebé con mofletes, comilona, con un buen llanto que se hace notar cuando algo no te gusta, como por ejemplo tu cuna. Con la ilusión que te la regaló tu tía, y que poquito la estás utilizando. Es mucho más calentito y mucho más amoroso dormir con mamá y papá, eso lo tienes clarísimo.
Ya te ríes, conoces, haces muecas, levantas la cabeza, te fijas en la televisión y más cosas que no enumero para que no piensen que me nubla la pasión de abuela.
Sólo quería dedicarte esta carta, para que la tengas de recuerdo, porque ya me irás conociendo y sabrás la importancia que le doy a los recuerdos y a las tradiciones.
Un beso muy fuerte.
Tu abuela.

martes, 2 de febrero de 2016

Yo que tanto te quiero: Mi opinión

Esperaba hacía tiempo esta novela, el final de una trilogía que comencé a leer hace mucho.
Con El final del Ave Fénix, quedé prendada de los Lamarc y los Company, sus amores, sus intrigas, pero lo que más me impresionó fue ese desgarrador prólogo en el que Elena Lamarc, muere.
Las guerras de Elena, a cuya presentación dediqué una entrada,  ahonda en una década de la vida de Elena, contándonos mucho de lo que había quedado pendiente en el primer libro.
Con este último, Yo que tanto te quiero, la autora, en primera persona y a través de Lucía, la hija de Elena, igual que en el prólogo del primer libro, nos termina de desgranar la vida de Elena y la suya propia, desde los once años, desde que vivió la última guerra de su madre, hasta un poco más allá de la muerte de su madre.
Cierra un ciclo, cierra la historia de una familia y la historia de España desde los primeros años del siglo XX, hasta nuestros días.

La forma de escribir de Marta es muy sencilla, pero muy trabajada.
Es una perfeccionista que repasa sus escritos una y otra vez hasta que, aún sin estar a su gusto, se da cuenta de que es el momento de ponerles punto y final porque, de lo contrario, no llegarían nunca a los lectores.

Pero este libro es, además, muy intenso. Te absorbe desde la primera página, te va conduciendo por la vida de Lucía, con la que sientes, lloras, sufres decepciones, padeces, te indignas, amas y todos los sentimientos que se os puedan ocurrir.
¿Cómo una persona tan buena, tan noble, y que tanto quiere, puede sentirse tan desgraciada hasta el punto de creerse la culpable de los males de su madre y de su forma de tratarla?
Porque sin duda Elena Lamarc ha tenido una infancia y una juventud difíciles, unas relaciones amorosas desastrosas, un matrimonio abocado al fracaso, pero nada de ello justifica la relación con su hija, al menos para mí.
No puedo seguir dando opiniones sin contar la historia y no quiero contarla, hay que leerla, que vivirla.
A mí me gustó un poquito más Las guerras de Elena, que El final del Ave fénix, pero ésta es especial.
La autora se ha superado, ha creado algo impresionante, sin un solo diálogo, todo narrado, sin pausa, envolviéndote en cada página y haciendo la lectura difícil por no ver el momento de parar.

Es, en resumen, una maravilla.

Quiero comentar que, si bien se puede leer independiente de los anteriores, su lectura es totalmente diferente si se conoce de antemano a los personajes, el lector novel no sabe a lo que se está enfrentando y yo, o cualquiera que haya leído los otros, sí lo sabía.
Haciendo caso a la recomendación que Marta hace al final, volví a leerme el prólogo y el epílogo de su primera novela.
Volvió a parecerme desgarrador, pero, esta vez, me di cuenta de la gran mujer que era Lucía y en la gran escritora que se ha convertido Marta Querol.

No podéis dejar de leerla.