lunes, 30 de diciembre de 2019

Mis lecturas de 2019





Como es tradición, hago una entrada con un resumen de mis lecturas en este año que se acaba. Continúo centrándome en autores españoles, que tenemos muchos y muy buenos.

Comencé con El último romántico de Carolina Molina y casi termino el año con otro de esta autora Los ojos de Galdós. En el primero, Maximiliano Cid nos cuenta su historia en Granada, en el segundo su hija se convertirá en los ojos de un Galdós casi ciego para recordarnos su vida.

La leyenda de los dos piratas, de María Vila, muy bien escrita, es un  ejemplo de que una novela no es corta ni larga, sino buena o mala. Me gustó mucho y la reseñamos en el número 17 de la Revista Pasar Página

La mirada de una bruja, de Antonia Corrales, segundo de una trilogía que todavía no he acabado de leer, me falta el último, y que se sale de lo que la autora nos tiene acostumbrados. Fantasía muy bien escrita.

Un 4 de febrero, antología de relatos con fines benéficos, fue la primera antología de las que he leído este año, le siguieron Todas contamos, de varias autoras, que vio la luz coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. La colección Recetas para enamorar, nueve relatos que unen una historia de amor y una receta de cocina y que yo compré uno a uno pero que ahora se pueden adquirir en un solo libro. Breverías de Marta Querol y los Cuentos de Rujen, han sido con los que cierro esta serie. Todos ellos contienen relatos magníficos. Estos dos últimos reseñados en el número 24 de la Revista Pasar Página

He leído más novelas negras y policiacas que nunca, me las recomiendan y no me resisto. Comencé con El caso de las japonesas muertas, de Antonio Mercero, que tuvo el aliciente de pasearme por mi barrio; La tragedia del girasol, de Benito Olmo; Talión de Santiago Díaz; Monteperdido de Agustín Martínez (número 19 Pasar Página); Donde fuimos invencibles, de María Oruña; La suerte de los idiotas de Roberto Martínez Guzman, Si esto es una mujer de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo; La novia gitana, de Carmen Mola, Soledad de Carlos Bassas y Reina Roja y Loba negra, de Gómez Jurado.

No he dejado de lado los románticos, que tan buenos momentos me hacen pasar. He disfrutado con Nadina o la atracción al vacío y Lo que arriesgué por ti, ambos de Marisa Sicilia, este último me permitió ganar el sorteo del «libro viajero» organizado por HQÑ, que me ha dado muchas satisfacciones. De Carmela Trujillo, Martina, muy buena romántica y Desde el otro lado, que sin ser una romántica al uso, habla de amores muy profundos. Promesas de arena de Laura Garzón, ha sido una grata sorpresa, con una buenísima historia de amor, ambientada en el conflicto de Palestina e Israel. Y llego a La colina del almendro, ese gran libro romántico-histórico que ha demostrado al mundo lo bien que sabe escribir Mayte Esteban.

Aroma de vainilla de Isabel Martínez Vaquero, La sinagoga del agua de Pablo Aguilar (número 24 Pasar Página), Papel y Tinta de María Reig, Diamantes de luz helada de Carlos Díaz Domínguez (número 24 Pasar Página), me han permitido conocer grandes libros y buenos autores a los que no había leído nunca.

Dos de Paloma Sánchez Garnica, Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido y La sospecha de Sofía, dos de Mónica Gutiérrez Cuéntame una Noctalia y Todos los veranos del mundo y El eco de la piel de Elia Barceló, (número 21 Pasar Página) autoras que nunca me decepcionan.

Dos tocayos que me encantan, Víctor del Árbol, y su durísimo libro Antes de los años terribles y Víctor Fernández Correas, con un magnífico manuscrito que espero que este 2020 que comienza, vea la luz.

Todo el bien y todo el mal, de Care Santos, Chavela Vargas de Carmela Trujillo (número 24 Pasar Página) e Inmemorian de Ismael Santiago, se unen a esta lista de libros buenos.

Acabo con dos que me han hecho sentir algo especial por diferentes motivos: Trampantojo de Marina Lomar, porque tuve el honor de hacer la presentación en Madrid, junto con Marta Querol y María Vicenta Porcar, y Las mujeres que no salen en los libros de Mercedes Gallego, porque he vivido su creación desde el inicio, he leído los diferentes manuscritos, el resultado final es muy bueno y tiene una fotografía de mi madre en portada.

Acabaré el año con Dolores Redondo y La cara norte del corazón, pero ese ya se queda para el 2020.

No os lo vais a creer, pero todo han sido buenas lecturas. Soledad y Antes de los años terribles, en novela dura, La colina del almendro, en romántica, Las mujeres que no salen en los libros, intimista, el Eco de la piel y La sospecha de Sofía, «best seller», serían mis magníficas.

También quiero mencionar a los autores de cuentos infantiles, leo muchos y muy buenos y a todos aquellos autores que nos regalan sus relatos en las redes sociales, porque también son lecturas buenísimas, aunque no figuren en ninguna lista.

Termino con una frase de Pilar Muñoz:

«Escribir para conquistar, leer para ser conquistada»


domingo, 29 de diciembre de 2019

Carta a mis padres

Queridos papis:

Llegamos al final del año y, una vez más, os escribo para haceros un resumen de lo que nos ha ocurrido.

Ha sido un año de contrastes, de muchas novedades en nuestras vidas, de muchas alegrías y de algunas penas.

En los primeros meses seguimos disfrutando de Almudena, a la que teníamos cada mañana, sabiendo que estábamos viviendo el final de una etapa, ya que, en septiembre, comenzaría el colegio. No le ha gustado mucho el cambio, y aunque se está integrando poco a poco, añora los paseos con su «abu» y sus juegos en nuestra casa y, con lo parlanchina que es, en el cole es una niña callada.

Victoria se ha convertido en toda una señorita, responsable, que cuida de su hermana, asumiendo que es la hermana mayor. Tiene su genio, lo que le vale algún que otro castigo, pero luego es todo dulzura. Le gusta el baile, ¡cómo disfrutaríais viéndola bailar!, con lo bailones que habéis sido vosotros.

Manuela ha cambiado mucho, ha dejado por fin el chupete, disfruta en el colegio, se entretiene muchísimo jugando sola y es una niña muy buena. La mudanza de Carlos y Mónica, propició que este verano se quedara en la Sierra con nosotros unos días y compartieron las tres primas unos momentos preciosos.

Carlos y Moni han estrenado casa, Almu, trabajo, y Ari sigue peleándose con el inglés, único escollo que le falta para cumplir sus metas, pero no le faltan ni trabajo ni diversión.

También contaros que ya está en marcha el que Almu se quede con vuestra casa para convertirla en su hogar, os podéis imaginar la ilusión que me hace.

Andrés nos dio un buen susto en verano, del que ya está recuperado, Fátima está muy bien y Edu, Mar y Juancar, sin novedades.

Por nuestro 60 cumpleaños, los chicos nos organizaron una fiesta sorpresa en la que no faltaba nadie. Detalles, regalos, complicidad, cariño, un día inolvidable.

Se me olvidaba contaros que, por fin, he conocido las Fallas de Valencia, que me han encantado. Hemos viajado a Bolonia por nuestro aniversario, disfrutando de una ciudad con muchísimo encanto, y a Cantabria y Alicante, como cada año.

En cuanto a mí, como siempre, haciendo de «madre superiora» con la familia, y disfrutando de mi trabajo en la revista que me permite rodearme de buena gente y aprender cada día cosas nuevas.

Es una pena que tenga que acabar esta carta contándoos que Ginés se ha ido a su estrella y que han sido unas Navidades con un punto de tristeza.

¡Cómo pasa el tiempo! Me parece mentira que, sobre todo a ti papá, te escriba desde hace tantos años, dieciséis Navidades contándote las cosas por carta. Estoy intentando inculcar a tus bisnietas tu amor por estas fechas. A Manuela, este año, Papá Noel le ha traído un Nacimiento, porque lo ha pedido ella; ya sabes que yo soy muy de mezclarlo todo, y Papá Noel trae belenes en su saco. A primeros de diciembre dedicamos una tarde a pintar piñas, que habíamos recogido durante el verano, para hacer centros de mesa.

Son días para intentar reunirse en estas vidas tan ajetreadas que llevamos todos, un pretexto para darnos ese abrazo que no se puede dar por wassap… me pongo nostálgica, me hago mayor.

Os quiero y os recuerdo cada día del año, estáis siempre conmigo.

Un millón de besos.


miércoles, 11 de diciembre de 2019

Mientras dure la guerra


España. Verano de 1936. El célebre escritor Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la sublevación militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras, el general Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra. La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento de algunos de sus compañeros provoca que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios. Cuando Franco traslada su cuartel a Salamanca y es nombrado Jefe del Estado en la zona nacional, Unamuno acude a su Palacio, decidido a hacerle una petición.

Mi opinión:

No voy a entrar en el debate sobre el rigor histórico del guión. Por lo que he podido leer, es bastante fiel en lo que cuenta, aunque se permite algunas licencias, incluso para no comenzar con una masacre como la que ocurrió de verdad en la Plaza Mayor de Salamanca el 19 de julio de 1936.

También me da igual si Millán Astray era tan histriónico o Franco está bien reflejado. No es lo importante.


La película nos narra el drama íntimo de Unamuno, ahonda en el proceso de cambio ideológico que vivió el intelectual en los primeros meses de la dictadura militar.

Me ha impresionado que seguimos conviviendo con alguno de los conflictos que aparecen en la película.

La conversación entre Unamuno y su amigo Salvador Vila, podría trasladarse al día de hoy, y el discurso de Unamuno en el Ateneo de la Universidad de Salamanca, también, y eso da mucho que pensar. Seguimos repitiendo los mismos errores. Seguimos sin dialogar, queriendo imponer nuestras ideas.

Lo interesante es que la película humaniza los personajes, sin juzgar, dejando que el espectador decida sobre lo que acaba de ver.

«Vencer no es convencer»

Desconocía por completo la importancia de la frase que da título a la película,  no la voy a contar aquí para dejar que la descubráis vosotros.

Karra Elejalde, Santi Prego y Eduard Fernández; o Miguel de Unamuno, Francisco Franco y Millán Astray, respectivamente, hacen unas interpretaciones maravillosas.

La ambientación, la recreación de la plaza Mayor de Salamanca ajardinada, la casa de Unamuno, la música… Amenábar consigue un todo que convierte su película en una gran película.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Sesenta cumpleaños


He necesitado varios días para tener la cabeza fría y escribir todo lo que ocurrió el fin de semana de mi cumpleaños, que coincide con el de mi santo. Voy a intentar contarlo, aunque lo que sentí no se puede explicar con palabras.

Solo habían transcurrido diez segundos del día ocho cuando mi hija, con un wasap era la primera en felicitarme. Un poco después, mi marido me dio un beso y una hoja enrollada que contenía un vale-regalo, un viaje.

Poco después de las ocho y media, el portero automático nos despertaba y un mensajero me traía un desayuno en una bandeja de mimbre con globos y la felicitación de Charo y Paco, esos amigos de siempre que están cuando hacen falta.

El resto del día se sucedió contestando mensajes, atendiendo al teléfono y agradeciendo las muchísimas felicitaciones que recibí en Facebook. Los viernes son complicados para reunirse y, al ser festivo en Madrid el día de la Almudena, la celebración con los míos se había pasado al sábado. Aún así, Juancar y yo comimos fuera, y por la tarde mi hija, mi yerno y dos de mis nietas vinieron a merendar.

El sábado amaneció un día frío. La comida estaba prevista para las dos y mi hija tenía mucho interés en que mi hermana y yo llegásemos juntas al restaurante. Para quien no nos conozca, tengo una hermana gemela y celebramos nuestro cumpleaños juntas siempre que podemos, pero este año, que hemos cumplido sesenta, con mayor motivo.

En ese momento pensé que querían recibirnos con unas flores o alguna sorpresilla similar. De camino, nos avisaron que la reserva estaba equivocada, que no nos darían nuestra mesa hasta una hora más tarde y que nos esperaban en una cafetería cercana.

Qué verdad es que no hay más ciego que el que no quiere ver. Nada nos extrañó, ni que los que suelen llegar los últimos ya estuviesen allí ni que la cafetería estuviese cerrada y se hubiesen metido con las niñas en un parque de bolas ni que nos estuviesen esperando en la puerta… Y entramos.
El sueño se hizo realidad. Una sala llena de personas importantes en nuestra vida gritando ¡SORPRESA!

Besos, abrazos, alguna lágrima de alegría, sentimientos a flor de piel. Mi familia, los amigos que son familia, mis compañeras en la revista, que son amigas, los que no pudieron venir pero estuvieron presentes con un tarjetón y una maleta roja, que sirvió para guardar muchísimos regalos, no simples regalos, regalos llenos de cariño, detalles para recordar.

Un bufet de comida en el que no faltaba un detalle, una cuidadísima decoración, toda clase de bebida, un «fotocol» para reírnos y dejar impresos en una polaroid los momentos más divertidos y una tarta en forma de sesenta para apagar las velas al son de un entonado Cumpleaños feliz.

Más de tres horas en las que solo cabían las palabras amor, amistad y gracias.

Y hablando de gracias, quiero dárselas especialmente a mis hijos y a mi sobrina, que idearon la fiesta.
Gracias a todos los que han puesto su granito de arena en la organización, Carlos, Víctor, Mónica, Mario, Andrés y, por supuesto, Juancar.
A todos los que vinisteis a acompañarnos en un día tan especial, gracias: mi tía, que vino desde Alicante, Marina, que coordinó un regalo de personas repartidas por toda la geografía española y que me hizo llegar, junto con Carmen, todo su cariño y todos los que vinisteis porque mi hermana es importante en vuestras vidas.

Gracias a todos por conseguir que mi sesenta cumpleaños se convirtiese en una celebración inolvidable.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Si esto es una mujer: Mi opinión

Nunca antes había leído tanta novela negra como desde que alterno con Pilar y con Concha, las chicas del Blog ¡Qué bello es leer!, enamoradas de este género.

La verdad es que todo lo que me recomiendan, o casi todo, me gusta.

Esta me apetecía leerla y poder comentar después la lectura con terceras personas siempre resulta un aliciente. Las comentamos hasta por wasap, jajajajaja.

Sinopsis:

La inspectora de homicidios Manuela Mauri lleva siete meses de baja cuando recibe la visita de la oficial Guadalupe Larbi para pedirle que se reincorpore al trabajo: sólo ella, le dice, tiene la autoridad y el empuje necesarios para sacar adelante una complicada investigación en la que la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid no consigue avanzar.
Tres meses atrás aparecieron restos humanos en los vertederos de Pinto y Valdemingómez. Pese a haber dedicado ingentes recursos, no se ha encontrado el cadáver completo y no hay una sola pista de la autoría del crimen. Y lo que es peor: tres meses después sigue sin identificarse a la víctima. Manuela se enfrentará de esta manera al mayor desafío de su carrera como inspectora de homicidios: la Operación Vertedero.
La búsqueda de la verdad pondrá de nuevo a Manuela en el punto de mira de sus compañeros y superiores, que han perdido la confianza en ella por los hechos acaecidos en torno al suicidio del inspector jefe Alonso, por los que Manuela quedó injustamente salpicada.
Una novela que señala los puntos oscuros de nuestra sociedad, cuestionando nuestra ceguera ante el sistema en el que vivimos. Ante todo lo que la ciudad desecha y que, nos guste o no, la define.

Mi opinión:

Es una novela diferente por varios motivos: está escrita a cuatro manos, lo que me parece complicadísimo. Me he pasado toda la lectura intentando averiguar qué cosas había escrito Silva y qué cosas Trujillo y, por supuesto, no lo he averiguado. Para mí es Lorenzo Silva al cien por cien.
Desde el primer capítulo, sabemos quién es el asesino aunque desconozcamos su nombre. El propio asesino lo escribe en primera persona.

La novela consta de veinticinco capítulos y un epílogo.

Los autores han elegido como protagonista a una mujer del Cuerpo Nacional de Policía, rota por un matrimonio deshecho, con un nuevo amor casi perfecto, unos hijos adolescentes y todo lo que conlleva conciliar familia y trabajo. Recién incorporada después de una baja prolongada, el difícil caso que se le plantea es el empujón perfecto para volver a un mundo hostil, el que rodea su trabajo.

Es así como Manuela Mauri va desgranando su historia, la de su actual pareja, la de su familia y la de sus compañeros, narrando en primera persona (menos el primer capítulo que narra el asesino). Con el caso que investiga, el asesinato de una joven prostituta negra, nos introduce en el sórdido mundo de la trata de blancas y la prostitución.

El autor hace un guiño a su famosísimo personaje Vila (Bevilacqua), que ayuda a Manuela, a la que le une una antigua amistad. A partir de su conversación, se establecerá una colaboración entre el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil.

Hay momentos durísimos, cuando nos imaginamos por lo que pasan las mujeres a las que les roban todo, su identidad, su pasado, para convertirlas en esclavas sexuales que satisfacen los instintos más rastreros del ser humano, pero los autores no se recrean, cuentan las cosas tal y cómo suceden, sin descripciones innecesarias, dejando a la imaginación del lector todo lo que no está escrito…el horror.

Es una gran novela negra, con un buen caso, unas descripciones de personajes que nos permiten conocerlos muy bien y la historia cotidiana de Manuela, que se asemeja a nuestro día a día.

Merece la pena leerla.

Reseña original publicada en el blog de la Revista Pasar Página.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Las mujeres que no salen en los libros: Mi opinión


Ya hace varios años que conocí a Mercedes Gallego y que leí toda su obra. En el caso de la saga de Candela Luque, la calidad de sus novelas va creciendo con cada entrega. El asesino del ajedrez, es muy buena, y sigue estando en buenos puestos de venta.

Después escribió Mauri, una novela que me gustó muchísimo porque toca el maltrato desde un ángulo muy poco conocido, el de un hijo hacia su madre y lo hace con una gran dosis de sensibilidad, sin quitarle nada de realismo a la historia.

No ha tenido suerte esta novela, tal vez no salió en una buena época, cuando Amazon empezaba a ser un coladero de obras de toda clase, algunas con poquísima calidad, pero copando los primeros puestos del ranking. El caso es que ha pasado desapercibida.

Y ahora publica su última novela, la propia autora dice que será la última, Las mujeres que no salen en los libros.

Una historia de amistad, de amor y solidaridad que relata la vida de las mujeres que lucharon de forma anónima para lograr una igualdad, que en pleno siglo XXI todavía no se ha conseguido. Consuelo y Laura entablan amistad de forma casual cuando ambas acuden a unas clases de francés. La primera, abogada, hija de la burguesía madrileña y Laura, que tras la muerte de su marido, se enfrenta a las dificultades que entrañaba ser mujer en la posguerra española, a pesar de que antes de ser viuda, era ella la que llevaba las riendas del negocio, una tienda de comestibles que ambos poseían en el madrileño barrio de Chamberí. A pesar de las diferencias ideológicas y sociales que las separan, que con el tiempo se va diluyendo, cuando se dan cuenta de que la única lucha posible en los años sesenta de una posguerra que se prolonga en el tiempo, es lograr los mismos derechos que los hombres. Consuelo es detenida cuando investiga la desaparición de recién nacidos y se inicia su carrera por la supervivencia. Conoce a Lucie, una mujer que solo busca sobrevivir al hambre y a la violencia que ejerce su marido sobre ella. Lucie resulta crucial para la supervivencia de Consuelo.

Mi opinión:

Estamos ante una narración intimista que se desarrolla, desde los comienzos de la Guerra Civil Española, hasta la España democrática. La historia de Consuelo y de Laura y de tantas mujeres desconocidas que escribieron nuestra Historia. Una época difícil, en la que las mujeres casi no existían.

Para mí ha sido una lección de historia, esa que no se suele contar y que, por supuesto, no está en los libros. La vida de las mujeres que se salían de lo que se esperaba de ellas, unas por convicción, otras por necesidad y otras muchas que se quedaban dentro del sistema porque era mucho más sencillo vivir así, aunque eso les pudiese costar el amor de una hija.

Una novela con hombres que luchan por el honor, las promesas, el qué dirán…e incluso el radicalismo militar o religioso.

Una España gris, en la que hay que esconder los sentimientos y las ideas políticas, en la que lo más sencillo es ponerse una venda y callar.

Una historia de personajes, sobre todo las dos mujeres protagonistas, Consuelo y Laura, fuertes y luchadoras. No quiero olvidar a Leonor, la madre de Consuelo, una persona que dejó todo por amor. ¿Qué habría ocurrido si se hubiese casado con otro?

¡Cuántas vidas que se truncaron bajo el yugo de hombres que no estuvieron a la altura!

La autora ha tocado temas complejos, como el robo de niños, las torturas policiales durante las detenciones, las condiciones de las presas en la cárcel de mujeres, la resistencia exilada en París, la creación de Movimientos Democráticos, la lucha feminista, los amores «prohibidos», toda la historia más reciente, perfectamente entretejida y poniendo, por encima de todo, el valor de la verdadera amistad.

No es, sin embargo, una novela política ni partidista, está bien documentada y nos encontraremos buenos y malos en todos los lugares que vamos recorriendo durante nuestra lectura.
Mercedes Gallego nos permite, con esta obra, acercarnos a nuestra historia más reciente.

Dejo para el final comentar la portada. Una historia que ya conté en este enlace. Sólo deciros que me parece acertadísima y que sean dos mujeres de mi familia, todo un orgullo.

No dejéis de leerla.

Reseña original publicada en el blog de la Revista Pasar Página.

viernes, 8 de noviembre de 2019

Erase una vez...

Erase una vez… hace sesenta años.

Estaba esperando ilusionada, pero con miedo, el día en el que por fin pudiese tener a sus hijos gemelos en brazos.

Sabía que eran dos casi desde el comienzo del embarazo, porque su médico de cabecera, un hombre joven, le pidió permiso para ponerle en la tripa la famosa trompetilla y le dijo que escuchaba dos latidos.
El titular de tocología que la reconoció unos días después, tachó de «listo» a su colega, recién salido de la facultad de Medicina. Pero, cuando a los seis meses le hicieron una radiografía, confirmaron que había dos fetos.

Su cuerpo había dejado de ser el de una joven con un tipazo que llamaba la atención. Llevaba encima más de veinte kilos, las piernas inflamadas y problemas de movilidad. Hacía dos meses que lo tenía todo preparado, porque los partos gemelares se solían adelantar, pero este se estaba retrasando.

Por fin, el viernes seis de noviembre se sintió mal y se dirigieron al Sanatorio Nuestra Señora de Fátima, no demasiado alejado de su domicilio.

Nadie podía prever las horas que vinieron después, muchas, demasiadas. Hoy día habría sido inconcebible un parto de cuarenta y ocho horas, pero eran otros tiempos. No tenían ni idea de la mala colocación de una de las niñas, que no podía encajarse en el canal del parto ni dejaba encajarse a su hermana. Bueno, tampoco sabían que eran niñas.
El domingo por la tarde, cuando ya probablemente corrían peligro las tres vidas que había en juego, los médicos decidieron practicarle una cesárea vaginal, un destrozo en toda regla que no se contempla en la medicina moderna.
Lo último que vio antes de que la anestesia la dejase dormida fue la imagen de la Virgen de Fátima y una promesa: si nacía una niña, se llamaría Fátima.

El domingo 8 de noviembre, a las siete de la tarde, nació Fátima y a las siete y diez, Almudena.
Fátima no desplegó los pulmones, no respiraba bien y se la llevaron a una incubadora en estado crítico.
Durante veintiún días, Almudena dormía plácidamente en su cuna mientras Fátima luchaba por vivir. La joven madre, amamantaba a una en casa y a otra en el hospital, cada día, dejándose su salud en ello.

Una mañana, cuando estaba alimentando a Fátima, el pediatra le dijo que, cuando regresase por la tarde, se llevase ropita para la niña, que ya había firmado el alta hospitalaria. No tuvo que volver, se quitó su gruesa chaqueta de lana, la envolvió en ella y se la llevó a casa en un taxi.

En casa la esperaba su hermana. Desde ese día compartieron cuna, luego cama, después literas, colegio, instituto…

Sesenta años compartiendo la vida.
8-11-1959/8-11-2019



viernes, 1 de noviembre de 2019

Dolor y gloria


Narra una serie de reencuentros en la vida de Salvador Mallo, un director de cine en su ocaso. Algunos de ellos físicos, y otros recordados, como su infancia en los años 60, cuando emigró con sus padres a Paterna, un pueblo de Valencia, en busca de prosperidad, así como el primer deseo, su primer amor adulto ya en el Madrid de los 80, el dolor de la ruptura de este amor cuando todavía estaba vivo y palpitante, la escritura como única terapia para olvidar lo inolvidable, el temprano descubrimiento del cine, y el vacío, el inconmensurable vacío ante la imposibilidad de seguir rodando. "Dolor y Gloria" habla de la creación, de la dificultad de separarla de la propia vida y de las pasiones que le dan sentido y esperanza. En la recuperación de su pasado, Salvador encuentra la necesidad urgente de volver a escribir.

Mi opinión:

Había leído que esta película pasaría a la historia porque le  gustaría a aquellos que no les gusta el cine de Almodóvar. Yo no lo creo así, es una película del estilo del manchego, en todo su desarrollo e, incluso, en el final.

Destaco el magnífico trabajo de Antonio Banderas, con una interpretación magistral y el de Asier Etxeandía, que también lo borda como secundario.

La película nos narra el declive de un director que se «ha comido» la vida, y que da un frenazo físico por su precario estado de salud y mental por el fallecimiento de su madre, y la ruptura con su gran amor, que todavía no ha asimilado.
Con flashback a su pasado y a su infancia, nos va revelando sus propios fantasmas.

Y ahora viene mi reflexión: ¿Si esta película no narrase retazos y momentos de la vida del propio Almodóvar, habría tenido éxito? Yo creo que si dejamos fuera esa historia y la vemos como la de un director en decadencia, sin un apellido detrás, lo único que destacaríamos sería el magnífico trabajo de los actores, una buena dirección, sin duda Almodóvar sabe lo que hace y un guión muy, muy normalito.

He visto todo el cine del director manchego y esta no es, ni de lejos, su mejor película.

jueves, 31 de octubre de 2019

El Libro Viajero: Lo que arriesgué por ti


El libro viajero ya ha llegado a su destino final: Mi casa
Os cuento 


Lo que arriesgué por ti.
Marisa Sicilia
Harper Collins Ibérica

Hace unos días participé en un sorteo organizado por Harlequin Ibérica (Sello romántico de Harper Collins), en el que sorteaban el IV Libro Viajero, dedicado a la novela de Marisa Sicilia Lo que arriesgué por ti.
No tenía mucho conocimiento de lo que significaba esto, hasta que he sido la ganadora y ha llegado el paquete con todo el contenido.
El Libro Viajero es una aventura que organiza la editorial, en la que participar tres lectoras y la autora (al menos en este caso). Reciben el libro y un cuaderno, en el que anotan lo que se les ocurre relacionado con la lectura de la novela y sus personajes y le hacen comentarios a la autora.
Marisa cierra el cuaderno con un magnífico trabajo manual en el que, acompañado de fotos que ella misma hizo en Berlín, nos va desgranando capítulo por capítulo, sus sentimientos al escribirlos e incluso sus pensamientos. Hay que leerlo despacio, primero porque es muy interesante y segundo porque no hay quien entienda su letra.
Pero no nos quedamos aquí. El paquete contiene, además del libro y el cuaderno, dos sobres y un paquetito. En los sobres, postales de Berlín, con pósits escritos por Marisa, un poco locos…, unos bonitos marcapáginas (ella no podía saber que yo los colecciono, por lo que me han hecho muchísima ilusión) y una carta escrita a ordenador, menos mal, al más puro estilo de los Servicios Secretos alemanes, o rusos, o españoles… porque con este envío me he convertido en un agente «secreto» que guardará los documentos «intervenidos» durante esta aventura. (Creo que a Marisa no le importará que cuente sus secretillos).
Por último el paquetito, un pendrive con unos interesantes vídeos, una magnífica entrevista que Lidia de Cielos de Papel le hace a Marisa Sicilia, en la que cuenta cosas muy interesantes (ya me gustaría haberle hecho una entrevista tan buena a mí) y el enlace al blog de la autora Cosas que hice por amor.
¿Qué queréis que os diga? Esto ha sido para mí una sorpresa inesperada. Procuraré escribir en el cuaderno todo lo que se me ocurra sobre este magnífico libro, y esto que os acabo de contar ahora, y se lo intentaré devolver a Marisa, que creo que es la que se merece guardarlo, como premio de lo mucho que cuida a sus lectores, que nos terminamos convirtiendo en amigos.
Voy a compartir con todos vosotros los enlaces, para que podáis disfrutar como yo del magnífico contenido.
Solo me queda dar las gracias a Marisa Sicilia y a Harper Collins Ibérica por esta maravillosa iniciativa.

Cielos de papel: Berlín, azul y frío
Cosas que hago por amor: Lo que arriesgué por tí
Mi opinión publicada en este blog.






























lunes, 28 de octubre de 2019

Te llamarás Aixa


Este relato se me ocurrió en mi reciente viaje a la Alhambra, paseando por los mismos lugares que lo hiciera Aixa, un personaje que siempre me ha fascinado.
La Revista Pasar Página ha tenido la amabilidad de publicarlo en su blog.



Mi mirada se pierde en el paisaje que se abre ante mis ojos, La Alhambra, y pienso en Aixa…

Aixa, una gran mujer. La honesta, la llamaban. ¿Honesta?, no diría yo tanto. Luchó con todas las fuerzas que tuvo a su alcance para que su hijo reinara, para vencer como madre lo que no había conseguido como esposa y, si para ello tenía que conspirar contra su marido, lo haría.
¿Qué más daba? Ella, hija de reyes, había enviudado cuando degollaron a Mohamed X, y la habían vuelto a casar con el hijo del asesino de su esposo, convertido en príncipe heredero, Muley Hacen. Veinte años había durado este segundo matrimonio, pero ahora la alcoba del sultán la ocupaba una cristiana. ¡Cuántas tardes había visto caer el sol y oscurecer el palacio en el que hubo un tiempo en el que fue feliz! Lo contemplaba desde la lejanía del Albaicín, esperando el día en el que su hijo se convirtiera en sultán.

Aixa lo consiguió, pero le sirvió de poco, Boabdil se convirtió en el último emir de Granada. Se lo entregó a sus católicas majestades, los reyes Isabel y Fernando. ¿Católicos?... poco tardaron en incumplir todas sus promesas y expulsar a los musulmanes, a su pueblo.

Fez fue su última morada antes de irse a disfrutar del paraíso, pero tuvo tiempo de contar su historia a su hija, esa que no ha pasado a los libros porque a nadie le interesa la verdad de una mujer a la que educaron con refinamiento, sufrió la muerte violenta de de su primer marido y dos de sus hijos, el confinamiento en sus aposentos, mientras su esposo amaba a la cristiana, la expulsión de la ciudad que tanto había amado y la muerte de su hijo Boabdil, el que fuera su razón para vivir.

A nuestros días solo ha llegado la famosa frase que ella nunca pronunció y que se inventaron varios siglos después de su muerte. ¡Qué poco se sabe de ella!

No puedo evitar que una lágrima corra por mi mejilla, el médico me ha confirmado hoy que eres una niña, te llamarás Aixa, como yo, como todas las anteriores, y conocerás su historia, la verdadera historia de la madre del último emir de Granada, porque yo te la contaré, como a mí me la contó mi madre, como llevan haciendo cinco siglos las mujeres de mi familia.



martes, 22 de octubre de 2019

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido: Mi opinión



Paloma Sánchez Garnica
Editorial Planeta

No habría leído esta novela si no hubiese sido por la insistencia de mi amiga Teresa, gran lectora, que me la recomendó una y otra vez y se presentó en la Feria del Libro de Arganzuela con ella bajo el brazo para dejármela.
Desde luego no se había equivocado, me ha gustado muchísimo, también a mi hija y a mi hermana, que no hacen reseñas, pero que también disfrutaron su lectura en esas largas tardes de verano.

Sinopsis:

Una brillante carrera como juez, el respeto de quienes la rodean, una vida independiente... Carlota lo tenía todo para ser feliz. Sin embargo, siempre le faltó una Navidad. Cuando a los doce años su madre le reveló el gran secreto, Carlota supo que ya nada volvería a ser igual. La palabra «bastarda» se convirtió en un estigma para ella. La palabra «familia» no volvió a significar lo mismo. La llamada de su padre moribundo muchas décadas después la obligará a debatirse entre el deseo de saber y la necesidad de huir.

Con la magnífica cadencia narrativa que caracteriza a Paloma Sánchez- Garnica, la autora de La sonata del silencio entreteje una novela emocional, capaz de generar una intriga permanente en el lector y cuyos personajes perfilan con maestría esta historia de secretos y mentiras.

Mi opinión:

Está dividida en cinco grandes partes que se subdividen en capítulos cortos. Un narrador omnisciente nos va narrando una historia lineal con continuos flashback. A través de ellas, vamos conociendo el pasado de Carlota, la protagonista, y de todas las personas que tienen o han tenido relación con su vida.

Una llamada telefónica de su hermana de padre, Julia, pone del revés la vida de Carlota, que ella ha ido tejiendo dejando guardado su pasado, y dedicando su vida, casi completamente, a la judicatura.
Mujer independiente, forjada a sí misma, se va a debatir entre el rencor, el dolor por lo que pudo haber sido y no fue y la necesidad de conocer su verdadera historia, la historia de la familia Balmaseda a la que ella pertenece, aunque no utilice su apellido.

Poco a poco, vamos descubriendo su vida, la de su padre, sus hermanos, su madre y su abuela. A través de ellos conoceremos la sociedad de una época, sus engaños, sus convicciones, el terror al «qué dirán», el papel secundario de la mujer que, sin embargo, podían hacer estragos en una familia con sus enredos y sus intrigas.

Es una novela ágil, en la que nada es lo que parece, y en la que sobrevuela, desde el principio un secreto que el lector no descubrirá hasta el final, un desenlace muy bueno que deja cerrada toda la historia. Una historia de dolor, de vidas rotas, de amores no correspondidos, de renuncias…

No puedo negar que me daba miedo que el secreto me decepcionase, después de tanta intriga, pero me parece magistral como lo resuelve.

Una novela coral, con muchos personajes, a los que describe perfectamente, llegando a conocer hasta sus más íntimos pensamientos. Me han encantado, por sus peculiaridades, Julia y Zenobia.

Cómo las circunstancias pueden marcar nuestro destino, cómo es necesario conocer todos los detalles para poder juzgar y lo importante que es el perdón.

«El perdón es lo único que puede salvarte»

Con una frase de Luis Eduardo Aute, deja que el lector tenga la última palabra en esta maravillosa historia. No dejéis de leerla.

Reseña original publicada en el blog de la Revista Pasar Página

domingo, 13 de octubre de 2019

Carta a mi madre


Querida mamá:

Dejo todo para sentarme a escribirte esta carta.
Hoy nos reunimos todos, por fin, después de dos meses buscando fecha para nuestra comida familiar celebrando el 8 de septiembre, tu cumpleaños, habrías cumplido 90…

Vamos a aprovechar, también, para que Carlos y Mónica enseñen su nueva casa a toda la familia. Ya sabes como son, no han querido hacerlo hasta que la han tenido más o menos guapa, todavía quedan cosas, pero ya está lista para presentar su nuevo hogar.

En la comida, va a ser tema de conversación la última novela escrita por mi amiga, la directora de la revista de la que tanto te he hablado, Mercedes Gallego, porque se ha convertido en una publicación muy especial para nosotros. Mamá, te has convertido en portada de un libro, ¿quién te lo iba a decir? Te cuento la historia.

Esta novela la he vivido desde el principio, leyendo tres de los manuscritos que ha ido escribiendo la autora, hasta dejarla a punto para ser publicada. De hecho, el final de la última versión lo he leído con la novela ya en su maquetación final.

Pero la portada se resistía. No dábamos con nada que nos gustase y que pudiese reflejar mínimamente lo que nos íbamos a encontrar: una vida en blanco y negro, amistad, complicidad, mujeres…

Y, un buen día, me acordé de esta foto, que siempre me ha gustado muchísimo, en la que la tía Maruja y tú ibais del brazo paseando desenfadadas, demostrando al mundo que, hasta las relaciones más difíciles, como era el caso de la vuestra, se pueden superar.

Se la enseñé a Mercedes, le encantó y, después de contárselo a mis hermanos, porque no me parecía bien que te convirtieses en portada sin que ellos diesen su permiso, comenzó la fase final.

Hoy ya está a la venta. Me emociona ver el trabajo de Mercedes en la que será, según sus propias palabras, su última novela, y una portada contigo, que tanto amabas los libros y devorabas sus lecturas hasta que la cabeza te empezó a jugar la mala pasada de no recordar lo que habías leído el día anterior. Tu última lectura, creo que no se lo he dicho nunca a su autora, fue El final del ave Fénix de Marta Querol, pero no se si pasaste del primer capítulo, porque siempre era ese el que me contabas.

No sería justo que no mencionase también a la tía Maruja, mi madrina, esa gran lectora a la que debo mi amor por los libros y que también estará encantada cuando vea esto en esa estrella a la que se fue hace ya tantos años.

Bueno, mamá, no me enrollo más. Las mujeres que no salen en los libros te ha inmortalizado en su portada y yo estoy emocionada por ello.

Un millón de besos.

Ah...para los que leáis esta carta, la podéis encontrar en Amazon, en digital y en papel, en este enlace👍




viernes, 11 de octubre de 2019

Aclaración


Cosas mías


Me veo en la necesidad de aclarar que las entradas que hago con la etiqueta de «Mis lecturas», las he publicado previamente en el blog de la Revista Pasar Página, voy a explicarme:

Mi blog fue creado para escribir mis cosas, y eso incluía la opinión sobre los libros que iba leyendo.
Al comenzar su andadura el blog de la Revista Pasar Página, quise dar prioridad a este, para que la revista, a través del blog, llegase al máximo de lectores posibles.

Pero no me apetecía perder mi identidad, la de mi blog, al que tanto cariño tengo y con el que empecé a andar por este camino de escribir lo que pienso. Por eso las copio y las publico, sin engañar a nadie. Siempre escribo al final que el original está publicado en otro sitio.

Suelen ser las de mi blog más cortas, con algún comentario más personal sobre el autor o las circunstancias en las que ese libro llegó a mí, pero en el fondo, la reseña es la misma.

Hago esta aclaración porque ya han comentado dos veces en las redes sociales que no me molesto en escribir mis reseñas, que me limito a copiarlas...

Es verdad, es lo que tiene cuando es la misma lectora y la misma autora la que firma.

En fin, que hay gente muy mala por ahí que se aburre y se entretiene criticando a los demás.

Gracias por leerme, aquí y allí.