Como es tradición, hago una entrada con un resumen de mis lecturas en este año que se acaba. Continúo centrándome en autores españoles, que tenemos muchos y muy buenos.
Comencé con El último romántico de Carolina Molina y casi
termino el año con otro de esta autora Los ojos de Galdós. En el primero, Maximiliano
Cid nos cuenta su historia en Granada, en el segundo su hija se convertirá en
los ojos de un Galdós casi ciego para recordarnos su vida.
La leyenda de los dos piratas, de María Vila, muy bien
escrita, es un ejemplo de que una novela no es corta ni larga, sino buena o
mala. Me gustó mucho y la reseñamos en el número 17 de la Revista Pasar Página
La mirada de una bruja, de Antonia Corrales, segundo de una
trilogía que todavía no he acabado de leer, me falta el último, y que se sale
de lo que la autora nos tiene acostumbrados. Fantasía muy bien escrita.
Un 4 de febrero, antología de relatos con fines benéficos,
fue la primera antología de las que he leído este año, le siguieron Todas contamos, de varias
autoras, que vio la luz coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. La
colección Recetas para enamorar, nueve relatos que unen una historia de amor y
una receta de cocina y que yo compré uno a uno pero que ahora se pueden adquirir
en un solo libro. Breverías de Marta Querol y los Cuentos de Rujen, han sido
con los que cierro esta serie. Todos ellos contienen relatos magníficos. Estos dos últimos reseñados en el número 24 de la Revista Pasar Página
He leído más novelas negras y policiacas que nunca, me las
recomiendan y no me resisto. Comencé con El caso de las japonesas muertas, de
Antonio Mercero, que tuvo el aliciente de pasearme por mi barrio; La tragedia
del girasol, de Benito Olmo; Talión de Santiago Díaz; Monteperdido de Agustín Martínez (número 19 Pasar Página); Donde fuimos invencibles, de María Oruña; La
suerte de los idiotas de Roberto Martínez Guzman, Si esto es una mujer de Lorenzo
Silva y Noemí Trujillo; La novia gitana, de Carmen Mola, Soledad de Carlos
Bassas y Reina Roja y Loba negra, de Gómez Jurado.
No he dejado de lado los románticos, que tan buenos momentos
me hacen pasar. He disfrutado con Nadina o la atracción al vacío y Lo que arriesgué por ti, ambos de Marisa Sicilia, este último me permitió ganar el
sorteo del «libro viajero» organizado por HQÑ, que me ha dado muchas
satisfacciones. De Carmela Trujillo, Martina, muy buena romántica y Desde el otro lado, que sin ser una romántica al uso, habla de amores muy profundos. Promesas
de arena de Laura Garzón, ha sido una grata sorpresa, con una buenísima
historia de amor, ambientada en el conflicto de Palestina e Israel. Y llego a
La colina del almendro, ese gran libro romántico-histórico que ha demostrado al
mundo lo bien que sabe escribir Mayte Esteban.
Aroma de vainilla de Isabel Martínez Vaquero, La sinagoga
del agua de Pablo Aguilar (número 24 Pasar Página), Papel y Tinta de María Reig, Diamantes de luz helada
de Carlos Díaz Domínguez (número 24 Pasar Página), me han permitido conocer grandes libros y buenos
autores a los que no había leído nunca.
Dos de Paloma Sánchez Garnica, Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido y La sospecha de Sofía, dos de Mónica Gutiérrez Cuéntame una Noctalia
y Todos los veranos del mundo y El eco de la piel de Elia Barceló, (número 21 Pasar Página) autoras que
nunca me decepcionan.
Dos tocayos que me encantan, Víctor del Árbol, y su durísimo
libro Antes de los años terribles y Víctor Fernández Correas, con un magnífico manuscrito
que espero que este 2020 que comienza, vea la luz.
Todo el bien y todo el mal, de Care Santos, Chavela Vargas
de Carmela Trujillo (número 24 Pasar Página) e Inmemorian de Ismael Santiago, se unen a esta lista de
libros buenos.
Acabo con dos que me han hecho sentir algo especial por
diferentes motivos: Trampantojo de Marina Lomar, porque tuve el honor de hacer
la presentación en Madrid, junto con Marta Querol y María Vicenta Porcar, y Las mujeres que no salen en los libros de Mercedes Gallego, porque he vivido su
creación desde el inicio, he leído los diferentes manuscritos, el resultado
final es muy bueno y tiene una fotografía de mi madre en portada.
Acabaré el año con Dolores Redondo y La cara norte del
corazón, pero ese ya se queda para el 2020.
No os lo vais a creer, pero todo han sido buenas lecturas. Soledad
y Antes de los años terribles, en novela dura, La colina del almendro, en
romántica, Las mujeres que no salen en los libros, intimista, el Eco de la piel
y La sospecha de Sofía, «best seller»,
serían mis magníficas.
También quiero mencionar a los autores de cuentos infantiles, leo muchos y muy buenos y a todos aquellos autores que nos regalan sus relatos en las redes sociales, porque también son lecturas buenísimas, aunque no figuren en ninguna lista.
Termino con una frase de Pilar Muñoz:
«Escribir para conquistar, leer para ser conquistada»
Muchas gracias por confiar en nuestras historias escritas.
ResponderEliminarHemos coincidido en bastantes: Elia Barceló y Care Santos son siempre un acierto. El de Víctor del Árbol no me gustó, pero creo que fui yo, a todo el mundo le ha enamorado y yo lo cerré.
ResponderEliminarMe siento responsable de lo que dices sobre que has leído más novela negra que nunca, jajaja. Coincido en muchas contigo, El eco de la piel, sublime. Por otro año lleno de buenos libros. Bss.
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