jueves, 2 de enero de 2020

Un momento mágico


El concierto de Año Nuevo



Para Victoria, ha sido su primer año, en el sofá junto a su madre, tapadas con una mantita. Acaba de cumplir tres años y ya le ha parecido muy entretenido, aunque solo ha visto las piezas finales.

Ali y Jesús no lo perdonan y se sientan en sus butacas preferidas, con Peppa enroscada en sus rodillas. Se concentran y no atienden ni el teléfono. Para ellos no es una tradición más, es un momento especial, mágico.

Mayte lo disfruta a la vuelta del paseo por el pinar cercano, porque Ulises no entiende de fiestas y ahora descansa amodorrado en su rincón, seguramente pensando que hace su ama tan quietecita, con las piernas cruzadas a lo indio y tecleando un piano inexistente.
María José ha encendido el portátil para contestar la cantidad de correos que se acumulan estos días pero está muy pendiente de la música. Están siendo unas Navidades intensas, las primeras en las que su nieto está disfrutando de ellas y este ratito de soledad es, además de una tradición, una necesidad para que su cuerpo descanse.
En Levante hace un invierno tan benigno que la temperatura invita a dar un paseo por la playa. A Patricia le cuesta un rato decidirlo pero piensa que hay muchos días para pasear y uno solo para sentarse frente al televisor con esta programación tan especial.

Emiliana no ha podido cambiar su guardia. Lo ha intentado para disfrutar de su familia, que ha venido desde Sevilla a pasar el fin de año a Madrid, pero no ha sido posible. Están escasos de personal. Lo escucha por la radio, sintonizándolo bajito para no molestar a los enfermos y cruzando los dedos para que no suene ningún timbre al menos en esas piezas finales que tanto le gustan.

Julio está en el despacho del hotel: ha habido un problema en una suite y él, como director, ha tenido que acudir para intentar solucionarlo.Tiene muchísimo sueño, se acostó tarde porque no pensaba trabajar y, mientras llega la policía,  ha encendido la televisión. No demasiado lejos, su mujer y sus hijas estarán viendo lo mismo en el salón de su casa.

Ha llegado el momento y todos hemos dado palmas, o con las manos o en nuestra imaginación. La Marcha Radetzky ha unido a cincuenta millones de personas de ochenta países diferentes que, a la misma hora, hemos escuchado este 2018 el Concierto de Año Nuevo.

El concierto se celebró por primera vez el 31 de diciembre de 1939 y se retransmite por televisión desde 1959. Un año antes, el director Boskovsky introdujo la famosa Marcha en el programa.

No es nada sencillo encontrar entrada para la Sala Dorada de la Musikverein de Viena, porque son adjudicadas por sorteo. Las más baratas cuestan 35€, pero se llegan a pagar más de 1000 por algunas butacas. Por suerte, no necesitamos vestirnos de gala para disfrutarlo. Podemos hacerlo desde nuestras casas, arrebujados bajo una manta, solos, en familia o con la impagable compañía de nuestras mascotas, podemos escucharlo hasta en pijama. Solo tenemos que esperar hasta que llegue el Año Nuevo.

Publicado en la Revista Pasar Página número 4

No hay comentarios:

Publicar un comentario