miércoles, 12 de mayo de 2021

«El juego de la araña»: mi opinión


«Yo no me rindo nunca y, ahora, mi tarea eres tú».

Estas son las palabras que Leo le dice a Ana cuando, de la noche a la mañana, deja de ser un compañero de clase más para convertirse en su profesor particular. Ninguno de los dos imagina lo que este cambio desencadenará en sus vidas.

Leo, un chico solitario de diecisiete años, atormentado por sus circunstancias personales, encontrará en Ana la luz que necesita para escapar de su tristeza. Sin embargo, ignora que la chica de sus desvelos esconde muchos secretos, algunos tan oscuros que, para poder mantener su palabra, deberá enfrentarse a pruebas mucho más duras de lo que jamás pensó.

Ambos tendrán que superar los retos de la araña si quieren escapar de su red, pero… ¿se atreverán a jugar hasta el final?

Mi opinión:

Comentaba el otro día la escritora Mayte Esteban, lo denostada que sigue estando la novela romántica que, a pesar de ser uno de los géneros que más lectores mueve, se sigue considerando un género menor y no aparece en los libros de texto y, cuando lo hacen, no es para hacerle halagos.

Comento esto como introducción, porque al leer esta novela que ahora comento, me ha parecido que lo de menos es la historia de amor que cuenta la autora, a pesar de ser muy tierna, sino todo lo que rodea a un grupo de jóvenes, la mayoría con un nivel socioeconómico alto, con acceso a todo y sin miedo a introducirse en los lugares oscuros que están detrás de las redes sociales o juntarse con personas malas, malísimas, que se aprovechan de la ignorancia que da la juventud, de su descubrimiento a la vida, al sexo, a las drogas, a los juegos perversos que empiezan así, como un juego y luego se convierten en perversos.

Kate Danon también trata el maltrato psicológico, el sometimiento de una de las partes en este tipo de relaciones, los celos y la venganza.

Como no podía ser de otra manera, teniendo a un grupo de adolescentes como protagonistas, también trata cómo lo que ocurre en el ámbito familiar tiene siempre una repercusión en los jóvenes.

Una trama oscura, capítulos muy cortos, narrada alternativamente por Ana y Leo, en primera persona, nos van atrapando como en una tela de araña para que no podamos dejar de leer, descubriendo sus miedos, sus secretos y, por supuesto, su historia de amor.

«— ¿De dónde has salido, Leo? ¿Dónde has estado todo este tiempo?

— Siempre he estado a un beso de ti».

martes, 11 de mayo de 2021

El efecto Tyndall: mi opinión

 

El efecto Tyndall narra la historia de una mujer que ha de luchar contra los condicionantes de su tiempo para poder encontrar su propia identidad. Ambientada en la ciudad de Alcalá de Henares y en el Madrid de los 70 y 80, Carmen, la protagonista de esta obra, ha de reinventarse una y otra vez para borrar partes del pasado que lastran su felicidad, algo que encuentra gracias a su pasión por la literatura. Esta novela es un canto a la amistad y al poder de sanación de los libros, así como un homenaje a los pequeños libreros y a los clubs de lectura de las ciudades de España.

Esta novela llegó a mi casa para ocupar un rincón especial de mi librería, como todas las que tengo dedicadas por sus autores. Pero además, la dedicatoria de la persona que me la regaló, Marina, era tan entrañable que merecía un lugar de honor. Todo esto, sin haberla leído.

Ahora, después de acompañar a Carmen en su vida y en su amor por la lectura, se ha convertido en una pequeña joya porque, a todo lo comentado anteriormente, tengo que añadir que es una preciosa historia.

Una historia sencilla, en la que no pasan grandes cosas porque es una historia de personajes, todos magníficamente perfilados por su autor, que ha tenido el mérito de conseguir que el lector viva con ellos en El Peñascal, que asista a las reuniones del club de lectura, que ría y llore con la protagonista.

Un paseo por la historia de las mujeres en los años setenta y ochenta, la propiedad del padre, la propiedad del marido, los hogares convertidos en cárceles, los convencionalismos sociales, los cotilleos de los pueblos, con o sin base para lo que se contaba y, por encima de todo, el amor a los libros, la lucha por sobrevivir, la amistad.

La vida de Carmen, desde su juventud hasta su madurez, contada en diferentes hilos temporales, en capítulos cortos, desde 1972 hasta 2018, mostrada con sencillez, con ternura, redondeada por un buen final.

«Y Carmen quería disfrutar de la vida, vivir. Simplemente vivir»

 

domingo, 2 de mayo de 2021

Hola, mamá

 


Hola, mamá.

Este año estoy feliz porque, aunque tenga que ser al aire libre, voy a poder reunirme con mis hijos y no a través de una video llamada como el año pasado.

No te voy a hablar de la situación que vivimos, porque es lo mismo que te vengo contando desde hace meses, aunque ahora vemos esperanza con las vacunas. En nuestra familia, por docentes y médicos, además de por edad, el ratio de vacunados es altísimo, lo que nos permite vivir con cierta tranquilidad, aunque respetando las normas.

Ayer nos vimos en una terraza los tres hermanos, fue algo espontáneo, pero ahora pienso que igual, desde tu estrella, tuviste algo que ver. No estábamos los tres juntos desde hace meses, te diría que desde antes de comenzar esta locura de pandemia. Estuvimos en esa terraza que tanto te gustaba, y podrías perfectamente haber estado con nosotros, bien abrigadita, porque la tarde estaba fresca.

Te escribo hoy, por ser el Día de la Madre, pero estás conmigo cada momento: en las recetas de cocina que me enseñaste, al hacer la cama perfecta, sin una sola arruga, al peinarme bien la parte de atrás, que la gente solo se mira por delante, en los libros que leo y que te habrían encantado, cuando tengo que coser algo y pienso lo rápido que lo habrías hecho tú, al abrazar a mis nietas y pensar lo que habrías disfrutado con ellas, al pensar lo orgullosa que estarías de Almu, Carlos y Arantxa, y al pasar una tarde con mis hermanos.

Aunque creo sinceramente que se parece mucho más a ti Fátima que yo, hay veces que me veo reflejada en ti, como si fuese un espejo, en algunos gestos míos o en algunas reacciones y, por supuesto, en todo lo que me enseñaste.

Un beso muy fuerte, mami, te quiero hoy y cada día del año.