miércoles, 11 de diciembre de 2019

Mientras dure la guerra


España. Verano de 1936. El célebre escritor Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la sublevación militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras, el general Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra. La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento de algunos de sus compañeros provoca que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios. Cuando Franco traslada su cuartel a Salamanca y es nombrado Jefe del Estado en la zona nacional, Unamuno acude a su Palacio, decidido a hacerle una petición.

Mi opinión:

No voy a entrar en el debate sobre el rigor histórico del guión. Por lo que he podido leer, es bastante fiel en lo que cuenta, aunque se permite algunas licencias, incluso para no comenzar con una masacre como la que ocurrió de verdad en la Plaza Mayor de Salamanca el 19 de julio de 1936.

También me da igual si Millán Astray era tan histriónico o Franco está bien reflejado. No es lo importante.


La película nos narra el drama íntimo de Unamuno, ahonda en el proceso de cambio ideológico que vivió el intelectual en los primeros meses de la dictadura militar.

Me ha impresionado que seguimos conviviendo con alguno de los conflictos que aparecen en la película.

La conversación entre Unamuno y su amigo Salvador Vila, podría trasladarse al día de hoy, y el discurso de Unamuno en el Ateneo de la Universidad de Salamanca, también, y eso da mucho que pensar. Seguimos repitiendo los mismos errores. Seguimos sin dialogar, queriendo imponer nuestras ideas.

Lo interesante es que la película humaniza los personajes, sin juzgar, dejando que el espectador decida sobre lo que acaba de ver.

«Vencer no es convencer»

Desconocía por completo la importancia de la frase que da título a la película,  no la voy a contar aquí para dejar que la descubráis vosotros.

Karra Elejalde, Santi Prego y Eduard Fernández; o Miguel de Unamuno, Francisco Franco y Millán Astray, respectivamente, hacen unas interpretaciones maravillosas.

La ambientación, la recreación de la plaza Mayor de Salamanca ajardinada, la casa de Unamuno, la música… Amenábar consigue un todo que convierte su película en una gran película.

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