Llegamos al final del año y, una vez más, os escribo para
haceros un resumen de lo que nos ha ocurrido.
Ha sido un año de contrastes, de muchas novedades en
nuestras vidas, de muchas alegrías y de algunas penas.
En los primeros meses seguimos disfrutando de Almudena, a la
que teníamos cada mañana, sabiendo que estábamos viviendo el final de
una etapa, ya que, en septiembre, comenzaría el colegio. No le ha gustado mucho
el cambio, y aunque se está integrando poco a poco, añora los paseos con su «abu»
y sus juegos en nuestra casa y, con lo parlanchina que es, en el cole es una
niña callada.
Victoria se ha convertido en toda una señorita, responsable,
que cuida de su hermana, asumiendo que es la hermana mayor. Tiene su genio, lo
que le vale algún que otro castigo, pero luego es todo dulzura. Le gusta el
baile, ¡cómo disfrutaríais viéndola bailar!, con lo bailones que habéis sido
vosotros.
Manuela ha cambiado mucho, ha dejado por fin el chupete,
disfruta en el colegio, se entretiene muchísimo jugando sola y es una niña muy
buena. La mudanza de Carlos y Mónica, propició que este verano se quedara en la
Sierra con nosotros unos días y compartieron las tres primas unos momentos
preciosos.
Carlos y Moni han estrenado casa, Almu, trabajo, y Ari sigue
peleándose con el inglés, único escollo que le falta para cumplir sus metas,
pero no le faltan ni trabajo ni diversión.
También contaros que ya está en marcha el que Almu se quede
con vuestra casa para convertirla en su hogar, os podéis imaginar la ilusión
que me hace.
Andrés nos dio un buen susto en verano, del que ya está
recuperado, Fátima está muy bien y Edu, Mar y Juancar, sin novedades.
Por nuestro 60 cumpleaños, los chicos nos organizaron una
fiesta sorpresa en la que no faltaba nadie. Detalles, regalos, complicidad,
cariño, un día inolvidable.
Se me olvidaba contaros que, por fin, he conocido las Fallas
de Valencia, que me han encantado. Hemos viajado a Bolonia por nuestro
aniversario, disfrutando de una ciudad con muchísimo encanto, y a Cantabria y
Alicante, como cada año.
En cuanto a mí, como siempre, haciendo de «madre superiora»
con la familia, y disfrutando de mi trabajo en la revista que me permite
rodearme de buena gente y aprender cada día cosas nuevas.
Es una pena que tenga que acabar esta carta contándoos que
Ginés se ha ido a su estrella y que han sido unas Navidades con un punto de
tristeza.
¡Cómo pasa el tiempo! Me parece mentira que, sobre todo a ti
papá, te escriba desde hace tantos años, dieciséis Navidades contándote las
cosas por carta. Estoy intentando inculcar a tus bisnietas tu amor por estas
fechas. A Manuela, este año, Papá Noel le ha traído un Nacimiento, porque lo ha
pedido ella; ya sabes que yo soy muy de mezclarlo todo, y Papá Noel trae
belenes en su saco. A primeros de diciembre dedicamos una tarde a pintar piñas,
que habíamos recogido durante el verano, para hacer centros de mesa.
Son días para intentar reunirse en estas vidas tan
ajetreadas que llevamos todos, un pretexto para darnos ese abrazo que no se
puede dar por wassap… me pongo nostálgica, me hago mayor.
Os quiero y os recuerdo cada día del año, estáis siempre
conmigo.
Un millón de besos.
Preciosa cómo siempre,me emociona y las últimas palabras van con neblina por culpa de las lágrimas...un beso para tus padres y para la familia tan bonita que hacéis
ResponderEliminarUna carta muy emotiva. Un beso muy grande, Almudena.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPreciosa carta llena de emotividad.Un beso,Almudena.
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