Estábamos cenando con Marisa y Pablo, y echaba yo “pestes”
del año que se acaba, y me preguntó Pablo que si, en lo personal, había sido tan malo. Aunque le
dije que sí, ahora se me ha ocurrido poner en una balanza lo malo y lo bueno, a
ver que pasa…
El 2014 ha estado marcado por la muerte de mi madre, que es
algo que pesa mucho en la balanza de lo negativo.
Aunque lo empezó bastante bien, pidiéndome que le comprase
algo bonito para ponerse para la cena, que curioso que fuese su última
Nochevieja, se fue deteriorando y dejando a un lado sus ganas de vivir. A pesar
de todo, se fue sin que lo esperásemos, de repente, después de un verano
difícil pero sin graves problemas que nos hiciesen pensar que su vida se estaba
acabando.
También tuve que decir adiós a una persona mucho más joven,
que nos llenó a todos y, en especial a su hermana , de una
gran tristeza.
Despedir a otras personas, jóvenes y mayores, que han traído
desconsuelo y pena a las gentes que me rodean y a las que quiero, también tienen
que estar en este balance.
En lo positivo, y sin ningún orden de importancia, empiezo
por decir la alegría que me supuso conocer personalmente a varios escritores a
los que admiro, en las presentaciones de diferentes libros y saludar a otros a
los que ya conocía.
Los viajes, aunque cortos, han ayudado a paliar los
problemas, en diferentes meses: A Cuenca, regalo de mi hijo, a Saro, con los
amigos de siempre, a Oporto y a Bruselas con mi marido, que está siempre ahí,
en lo bueno y en lo malo.
Otra cosa para el lado bueno es lo felices que son mis hijos
en sus hogares y con sus vidas.
Mi hija se graduó, y se convirtió en médico especialista, mi
hijo acabó su máster, mi hermana aprobó su oposición y ya es médico-funcionaria
y mi sobrina terminó su segunda carrera con unas notas magníficas.

El grupo tan majo que hemos creado en el gimnasio, que hace
que vaya con menos desgana, aunque siga siendo una obligación que me he
impuesto.
La celebración especial de mi cumpleaños, conjunto con mi
hermana, que para eso somos gemelas, con una tarta sorpresa y muchísimos
regalos.
La Nochebuena celebrada, por primera vez en casa de mi hija
y mi yerno, y que fue todo un éxito.
Sentirme tan querida en mi trabajo.
Y dejo para el final lo más importante: el 28 de mayo mi
hija nos dio la noticia de que íbamos a ser abuelos. Hemos vivido estos meses
con alegría e ilusión y ya queda muy poco.
He acabado mi balance y creo que pesa más el lado positivo.
Pablo, tenías razón. No puedo despedir el 2014 con pena, porque me ha traído
también muy buenos momentos y el mejor de ellos, que comience el 2015 con la
mayor de las alegrías:
“Esperando a
Victoria”
Cierto es que las muerten lo impregnan todo y parece que en el recuerdo pesen más lo momentos de sufrimiento que los de felicidad, pero visto desde fuera, creo que la balanza está equilibrada. Seguro que los que se han ido están procurando tu bien.
ResponderEliminarHe necesitado escribir el resumen de mi año y ver las fotos para recordar los momentos, para darme cuenta de que ha estado equilibrado.
EliminarGracias por tus comentarios.