No me resisto a dejar
pasar el día de hoy sin escribir algo sobre el tema.
Ya ayer leí varios
comentarios sobre que el día del padre era un invento del comercio.
Yo, que me apunto a
todas las festividades que supongan reunir a mi familia, ya no discuto sobre el
tema.
Puede que sea algo
inventado por un comercio, cómo también lo será el día de la madre.
Pero si nos paramos a
pensar, hoy día casi todas nuestras celebraciones están pensadas para que unos
pocos se lucren.
Si nos fijamos en las
fiestas religiosas como Bautismo, Primera Comunión y Matrimonio, nadie las
concibe sin una celebración.
El matrimonio en
particular, se ha convertido en un negocio increíble, ya sea civil o religioso,
en el que se mueven miles de euros ya que, con sólo citar la palabra “boda” se
añaden ceros a la derecha de cualquier precio: vestidos, flores, comida, música
o viajes.
Si hablamos de la muy
próxima Semana Santa, son cada vez menos los que la viven con el recogimiento
propio de las fechas que se conmemoran.
Los católicos
compaginan las procesiones y visitas a las iglesias con actividades propias de las vacaciones y los no católicos hacen lo mismo pero sin creencias religiosas, huyendo al pueblo a la playa o haciendo algún viaje bonito, si su economía se lo permite.
La Navidad, que merece
una reflexión a parte, se rodea de consumismo, comidas de empresa, regalitos,
vestidos de fiesta, etc.
Los cumpleaños, sobre
todo si son infantiles, quiebran la economía del mes que te toca. Hay que
llevar una tarta al cole, y no cualquier tarta, porque hay que tener en cuenta
que siempre hay niños alérgicos y no se deben sentir diferentes. Se llevan chuches a las actividades extraescolares. Se celebra un día con los amiguitos
del niño, casi nunca en casa. Y, luego la celebración familiar, que las abuelas
no se pueden quedar sin ver soplar las velas al niño….
Hasta la muerte es un
negocio.
Estás en el tanatorio
velando a tu ser querido y te llega un comercial a mostrarte el catálogo, y te
tienes que enjugar las lágrimas para elegir y preguntar precios.
En conclusión, que si
el día del padre ha sido inventado por alguien para hacer negocio, pues a mí me
parece muy bien.
El mundo que nos ha
tocado vivir no nos deja muchas oportunidades para reunirnos con nuestros hijos
y pasar un día divertido.
Y yo sigo añorando,
ocho años después, no poder compartirlo con mi padre.
Allá donde
estés FELICIDADES!!!!!
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