Mi querida Manuela:
El mundo que tu vas a conocer ya no
escribe cartas por eso espero que las guardes como un recuerdo.
Hoy es tu cumple, hablaré contigo por
teléfono y me esperaré al domingo para poderte dar un abrazo fuerte y volemos…
Tres años ya desde esa madrugada en la
que vimos tu carita por primera vez. Unas horas después, presencié tu primer
baño, lloraste a pleno pulmón para dejarnos claro que ibas a tener un carácter
difícil de doblegar. Si no te gusta algo, no te gusta y no hay más que hablar.
¡Te pareces tanto a tu padre! Según vas
creciendo me haces recordar momentos que ya hemos vivido con él. Es increíble
la fuerza que tiene la genética que, aun con factores externos tan diferentes,
repitan comportamientos.

Te has convertido en una colegiala,
aunque seas la pequeña de la clase, te nos has hecho mayor y ya dejaste la
guarde para iniciar una nueva etapa en el colegio de los grandes. La nueva
maestra ya te ha calado, tienes un carácter fuerte y contigo no valen las
imposiciones, hay que ganarte día a día.
Estás viviendo una etapa diferente, compartiendo
casa con los otros abus, hasta que puedas estrenar «la casa grande», como tú la
llamas, pero eres feliz, que es lo importante.
Juegas a disfrazarte y te encantan los
zapatos, en eso te pareces mucho a mí. Me gusta leerte cuentos y siempre
recuerdas el de Espaguetta «Qué ascazo, qué asquito, me va a dar un ataquito» y
me hace muchísima ilusión que lo recuerdes.
¿Qué te puedo desear? Que tu vida esté
llena de amor y felicidad y que yo pueda seguir escribiéndote cartas.
¡Felicidades,
Manuela!
Precioso. Guardalo que cuando sea mayor la encantará leerlo.
ResponderEliminarGracias.
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