Ya había visto Revolution on Ice en las
Navidades de 2016 y me pareció magnífico.
Dos años después, lo han pulido, creando
un espectáculo que ha unido el patinaje artístico con buena música en directo, poniendo
en pie a las catorce mil personas que llenábamos la Plaza de Toros de Vista
Alegre, en varias ocasiones. El sueño del patinador Javier Fernández, dos veces
campeón del mundo, seis veces campeón de Europa y bronce en los Juegos Olímpicos,
se había hecho realidad.
Las parejas de danza Gabriella Papadakis
y Guillaume Cizeron nos han hecho olvidar que llevaban patines, Annette Dyrt y
Jannick Bonheur han hecho unas maniobras tan arriesgadas que el público
contenía la respiración, Sara Hurtado y Kirill Jalyavin como Aritz Maestu y
Laura Barquero han dejado muy alto el pabellón español de parejas.
Jeffrey Buttle y Yuka Sato, campeones
del mundo, grandes patinadores derrochando sonrisas y simpatía. Javi Raya, muy
bueno. La surcoreana Yuna Kim, la elegancia sobre patines y el genial Kurt
Browning, con sus más de cincuenta años, maravillando a todos los asistentes.
Javier, superjavi, con un público
entregado y agradecido, ha dejado lo mejor de él en la pista dejando patente
que se retira de la competición estando en lo más alto. Con esa sonrisa que le
caracteriza, ha agradecido a los coreógrafos
Sandra
Bezic y David Wilson por ser los grandes artífices de Revolution Ice.
La parte musical ha corrido a cargo de
Carlos Jean, con las voces de Diana Navarro, Eva Ruiz y Blas Cantó.
La sorpresa final, Javi patinando y
Pablo Alborán al piano, interpretando Prometo.
El palacio apagado, los móviles encendidos y un nudo en la garganta por lo que
estábamos presenciando.
Todos los patinadores en pista,
incluidas las jóvenes patinadoras que forman parte del cuerpo de baile de
Revolution Ice, han despedido el espectáculo más de tres horas después del
comienzo, anunciando que ya están preparando el de 2019.
Solo puedo decir que ha sido magnífico.
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