
Acabé
muy cansada y el zafarrancho de limpieza, lo más importante, lo he dejado para
hoy.
Fue
un día intenso que comenzó a la una, colocando todo antes de acostarme al pie
del árbol e intentando que no faltara ningún detalle ni, lo que es más
importante, ningún regalo. Esos que he ido escondiendo por aquí y por allí, a
lo largo de más de un mes, para que cuando mis nietas viniesen a casa no viesen
nada raro.
Sus
caras por la mañana, repartiendo regalos mientras sus padres daban buena cuenta
del roscón acompañado de chocolate o café, quedarán para siempre en nuestro
recuerdo.

Y
volviendo al título de esta entrada, hoy es el día después, ese que mucha gente
estaba deseando que llegase y que yo no tomo ni con pena ni con nostalgia, me
encantan las Navidades pero no se puede vivir en ellas eternamente, por lo que
tampoco me entristece que acaben, tienen su momento y ha pasado, ahora vamos a
por otros momentos.
Hace
unos días nos propusimos Pilar Muñoz y yo, escribir cada día algo positivo, por
tonto que fuese, que nos hubiese hecho felices. Parecerá absurdo que hoy yo
escriba que me ha hecho feliz que se acabe la Navidad, pero eso para mí implica
que las he disfrutado rodeada de los que quiero, he ayudado a que las disfruten
otros y espero disfrutar las próximas y, pensando todo esto estoy siendo muy
feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario