miércoles, 22 de diciembre de 2021

«Con suerte... en Navidad», mi opinión.

 


Sinopsis:

Andrea Hervás trabaja en una galería de arte de Madrid. Está preparando la exposición estrella de las Navidades cuando recibe una llamada de su jefe: debe dejarlo todo y marcharse a Grimiel, un pequeño pueblo castellano, donde una vecina quiere vender un cuadro y es necesario que alguien lo valore. Andrea se lo piensa: es 22 de diciembre, tiene planes y se aproxima una gran nevada, pero calcula que, si se da prisa, podrá ir y volver en un día. Con lo que no cuenta es con que todo se confabulará contra ella y acabará atrapada en ese pequeño pueblo.

Un cuadro de Murillo, un coche viejo, una anciana gruñona, los ojos azules del chico de los tractores y la lotería de Navidad se mezclarán con una tormenta y demostrarán a Andrea que la verdadera suerte no está solo en que te toque la lotería.

Mi opinión.

Hoy es un buen día para contaros mi opinión sobre esta novela, el día de la lotería, el pistoletazo de salida para la Navidad, porque justo un día como hoy empieza la historia que nos ha contado Mayte Esteban y a mí me gustaría estar en ese pueblo inventado por ella, Grimiel, que tanto me recuerda a Turégano, aunque este tenga castillo y Grimiel, no.

Una historia aparentemente sencilla en la que se nos perfilan multitud de personajes, en una pequeña novela coral, con dos protagonistas indiscutibles, Fernando y Andrea, y muchísimos secundarios. Nadie sobra, todos aportan su granito de arena en la trama, a todos los llegamos a conocer cuando cerramos el libro, sabemos cómo piensan, por qué son como son y qué los ha llevado a vivir como viven.

Una historia feelgood, que cumple con los parámetros de este género, empatizar con los personajes y que te hagan sentirte bien. Una historia de amor con mucha chispa, a la que ayudan las inclemencias del tiempo, las casualidades y todo un pueblo que quiere ver a su alcalde feliz, porque se lo merece.

De fondo, dos historias curiosas: les toca la lotería de Navidad a casi todo el pueblo, y la casa de Angustias guarda un cuadro que podría ser de Murillo, aunque a ella le haya parecido feo toda su vida.

La vida en torno a un pequeño hotel rural, que ya conocíamos si habíamos leído La chica de las fotos, su lucha por la supervivencia y cómo se preparan para la cena de Nochebuena, los adornos, el menú, los regalos, los pasillos que también guardan secretos…

Pero la autora no ha querido quedarse en la superficialidad de una historia bonita y, entre líneas, nos ha mostrado la dureza de la España rural, esos pueblos pequeños, casi olvidados, que se han ido quedando sin escuela, sin médico, sin banco, que dependen de coche para ir al pueblo de al lado para utilizar todos estos servicios de primera necesidad y que se ven abocados a la solidaridad de los vecinos, ayudándose unos a otros en el día a día, como único modo de supervivencia.

También ha querido entrar «de puntillas» en el egoísmo con nuestros mayores, la soledad de la vejez y el duelo. Nos ha mostrado brevemente la dificultad que conlleva la restauración de un cuadro, lo fácil que es que pase desapercibido para ojos inexpertos con la patina de suciedad y mala conservación que le confieren el paso de los años y lo «buitres» que pueden llegar a ser los especialistas para hacerse con obras que están en manos privadas.

Todo esto encierra esta tierna novela que, en contra de lo que se está comentando en redes, no es una novela para leer en Navidad, se puede leer en cualquier momento, porque siempre será una lectura muy, muy agradable, con buenos diálogos, algo de humor y una historia de amor del siglo XXI, con videollamadas incluidas.

Os invito a leerla, no os va a defraudar.

Si queréis conocer a Mayte Esteban y toda su obra, no dudéis en pasaros por su blog El espejo de la entrada

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