sábado, 23 de abril de 2016

Quince meses

Querida Victoria:
Ayer cumpliste quince meses y, a excepción de una pequeña entrada que te dediqué cuando cumpliste un mes, no he estado inspirada para escribir sobre ti.
Pero hoy, Día del Libro, quiero intentar explicar en este blog, lo que has significado en mi vida, en nuestra vida, porque tu abuelo también está implicado en este cambio.
Hace ya tiempo que escribí “Cuando los hijos se van”sobre lo que supone para una familia el que sus hijos abandonen el nido.
Transcurrieron los años, nos hicimos a la comodidad de estar solos, sin sobresaltos, con algo más de rutina, y llegaste tú.
Hacía mucho tiempo, demasiado, que en esta casa no había un bebé, y nos llenaste de alegría a todos.
Durante tus primeros meses de vida, con la baja maternal de tu madre, y la cercanía de nuestras casas, pudimos disfrutar de ti muy a menudo.
También compartimos casi todo el verano en la Sierra.
Y llegó el uno de septiembre, y convertimos nuestra casa en tu guardería en una decisión consensuada entre tus padres y nosotros. A ninguno de los cuatro nos apetecía que fueses a una guardería convencional.
Volvimos a cambiar nuestros hábitos, para intentar darte lo mejor de nosotros, sin renunciar a nuestras vidas, la rutina desapareció para ir descubriéndote, cada día.
Cambié las mañanas de gimnasio por mis paseos contigo, y lo que empezó siendo una broma para demostrarle a tu tío Carlos que lo de los paseos iba en serio, se ha convertido en una costumbre que me encanta y que ha hecho famosa tu sillita rosa de paseo: “Paseando con Victoria”, ese álbum en el que nunca se te ve la cara y para el que posas, sin saberlo, en algunos de los rincones más bonitos de Madrid.
Aunque parezca mentira, me ha hecho descubrir lugares que me habían pasado desapercibidos hasta ahora, porque voy buscando encuadres bonitos para nuestras fotos.
Hemos disfrutado con tus sonrisas, tus gateos, tus primeros pasos, tu lengua de trapo que sólo entendemos unos pocos y, sobre todo, de tu cariño.
Es una realidad que quieres más al “abu” que a mí, y que ese cariño es recíproco, porque yo creo que le has cambiado hasta el carácter.
Con tan sólo diez meses, dejaste de ser la pequeña de la casa porque llegó Manuela a nuestras vidas. Esa primita a la que hasta ayer no has sabido abrazar sin hacerla daño, a la que tiras besitos y que yo te enseño cada día en foto para que aprendas a quererla y podáis compartir algo más que parentesco, en cuanto sea un poco más mayor.
Siempre he oído que a los nietos se los quiere de manera diferente que a los hijos y es verdad, seguramente porque nos llegan con una madurez y una forma de ver la vida muy distinta. Pero que cariño tan bonito.
Quince meses intensos, maravillosos, que nos están haciendo vivir una etapa muy dulce.
Un beso.

5 comentarios:

  1. Qué bonitas palabras le dedicas a Victoria... Y es cierto, las fotos con la sillita de paseo ya son un clásico del que tus amigos disfrutamos.
    Un abrazote

    ResponderEliminar
  2. Algún día «nuestra Victoria» se emocionará viendo y leyendo todo ese album. Piensate en serio lo del libro. Es una idea genial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo estoy pensando en serio, pero me parece muy difícil.
      Gracias.

      Eliminar
    2. Lo estoy pensando en serio, pero me parece muy difícil.
      Gracias.

      Eliminar