Queridos mamá y papá:
Hace mucho tiempo que no os escribo, aunque os recuerdo cada
día. Hoy, sin ir mas lejos, al comprar unos bacaladitos para cocinarlos como tú
los hacías, mamá, y un queso muy curado como el que a ti te gustaba, papá.
Estos días estamos recordando, 21 años ya del 11M, creo que
fue la última vez que lloramos juntos, papá, luego lloré yo sola tu pérdida
unos meses después.
Y, sobre todo, nos viene a todos a la cabeza que ya hace
cinco años desde que se decretó el estado de alarma y, unas horas después,
entró en vigor el confinamiento de la población. Quince días, nos dijeron… pero
se alargó a 100 días. Recuerdo que hablando con Edu, al principio, me dijo que
se conformaría con que nos dejasen salir para San Isidro. Yo le taché de
exagerado y se quedó corto, cortísimo.
No viví aquellos días agobiada por la falta de libertad, por
no salir a la calle, no me sentí mal por eso. Juan Carlos y yo creamos unas
rutinas para sobrellevarlo lo mejor posible. Cosí y tejí, haciéndoles vestidos a las Nancys, cociné mucho, comidas ricas elaboradas, que intercambiaba en el portal con Víctor, que me traía todo lo del supermercado. Me dediqué a conseguir que Pasar Página se siguiese publicando, para lo que interactuaba más con todos a través de las redes para llenar de contenido la revista. Después del aplauso, eso ya os lo
conté en otra carta, jugábamos por wasap en el grupo de la familia a
innumerables juegos que circulaban esos días por las redes sociales. Los fines
de semana nos preparábamos un aperitivo especial, para distinguirlos de la
monotonía del resto de los días. Lo que me entristecía era no poder ver ni
tocar a los míos y tener que hablar con las niñas a través de una pantalla. Y, sobre todo, el sentimiento de miedo.
Cuando salía a la calle a hacer compras imprescindibles, me apenaba
ver nuestro barrio, siempre lleno de gente, vacío, con todo cerrado. Regresaba
a casa con el corazón encogido.
El número de fallecidos, ninguno muy cercano, aunque sí
conocidos, que aumentaba cada día, los que enfermaron, la preocupación por
Fátima, al pie del cañón, por Paula y Elena, enfermeras hijas de amigas, la
admiración por los que arriesgaban su vida cada día para intentar salvar otras
y para cubrir unos servicios esenciales, todo eso llenaba mis días y lo sigo
teniendo muy presente.
No os voy a contar nada de cifras, de eso ya se encargan los
políticos que lo han emponzoñado todo, perdiendo lo más importante que debe
tener el ser humano, el respeto hacia el otro, pero las estadísticas son
escalofriantes.
Dicen que no hay que olvidar la Historia para que no vuelva a repetirse, no sé si algo así se puede volver a repetir, pero yo desde luego no lo he olvidado. Tampoco lo que vino después del confinamiento, los meses con mascarillas, con alejamiento social, con miedo de acudir a los lugares en los que había mucha gente, las playas con parcelas, las piscinas y los parques cerrados, la suspensión de las Olimpiadas, de las Ferias del Libro, la celebración bajo mínimos de las Navidades… Pero también la alegría del reencuentro con los míos, eso lo tengo grabado como uno de los mejores momentos de mi vida y la esperanza que llegó con las vacunas.
A partir de aquí se marcó un antes y un después en nuestras
vidas. Cuando echamos la vista atrás, siempre decimos «eso fue antes del COVID»,
igual que cuando se habla de las guerras, porque realmente ha sido nuestra
guerra, diferente a la que vivisteis vosotros, pero una guerra.
Pues eso, que hoy, se conmemoran 5 años del comienzo de
todas esas vivencias que no nos hicieron mejores, como decían algunos,
simplemente nos hicieron diferentes.
Copiando las palabras de la periodista Ángeles Caballero, yo
no quiero cerrar mis heridas de la pandemia si eso implica dejar de dar las
gracias a todos los que estuvieron ahí.
Quiero pensar que, desde vuestra estrella, seguís
ayudándome. En general, soy feliz, intento vivir con intensidad cada momento y
disfruto de los míos. Las niñas ya están muy mayores, están entrando en otra
etapa que espero seguir compartiendo con ellas y Pablo, ¿qué os puedo decir de
Pablo?, es lo mejor que nos ha pasado en estos cinco años.
Hasta la próxima. Os quiero.
Eres especial Almudena! Estas cartas a tus padres emocionan, y reviven mis recuerdos de los míos…. Debe ser que somos “escorpio”….
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