martes, 10 de marzo de 2020

Aquella vez en Berlín. Mi opinión


Sigo a María José Moreno desde que nos conocimos virtualmente, ya hace varios años, cuando publicó su novela Bajo los tilos.

Siempre cuento, que las redes te acercan a buenas personas y María José fue una de ellas, el tiempo ha fraguado una bonita amistad, que procuramos alimentar en la distancia, con la cercanía que proporcionan el teléfono y las redes.

Esto, sin embargo, no implica que no lea su obra con toda la crítica que se merece y que, si no me hubiese gustado, se lo habría contado en privado, porque no me considero apta para echar por tierra el trabajo de alguien, por lo que no suelo publicar reseñas negativas. Este es un blog de encuentro para buenas lecturas, las malas, no me interesa comentarlas, pero no se ha dado el caso, porque estamos ante un «novelón» al que no se le puede poner ni un pero.

Sinopsis:

El día que el arquitecto alemán Richard Leinz recibe en su casa de Londres al señor Parker, investigador privado, descubre que hace quince años cometió una grave equivocación que marcó su vida. Atormentado por sus dramáticos recuerdos y por el dolor que causó a su alrededor, emprende una búsqueda tenaz en su pasado para intentar enmendar su error.

Cuando Thomas, secretario de Richard, decide por su cuenta llamar a Marie Savard, con la que el arquitecto mantuvo una relación, no sabe que está a punto de derrumbarse todo lo que lo ha mantenido a salvo hasta el momento: ¿Por qué Richard ya no es el que era? ¿Podrá Marie ayudarlos a librarse de sus fantasmas? ¿Cómo se puede convivir con la culpa?
Una historia intimista de secretos desgarradores, de amores frustrados, de palabras no dichas, de luces y sombras en el pasado de unos personajes que intentan sobrevivir en un tiempo histórico complejo mientras tratan de combatir a sus propios demonios y coger aire para disfrutar de eso a lo que llamamos vida.
Las casualidades no existen. Los encuentros fortuitos tampoco.

Mi opinión:

Leer a María José Moreno es una delicia, porque escribe muy bien. Partiendo de esto, se puede opinar sobre lo que escribe, en función de si te gusta o no el tema.

A mí me gusta leer todo tipo de novela: romántica, policíaca, intimista, histórica…, siempre que sea buena. En este caso concreto, eso está garantizado porque la autora posee una cuidadísima prosa.

Estamos ante una historia intimista con cuatro personajes que tienen en común infancias duras, ausencias y acontecimientos a los que han puesto una coraza para enviarlos al olvido y continuar viviendo.

Pero, a lo largo de la vida, las corazas se deterioran. Pequeños o grandes sucesos abren fisuras y los recuerdos empiezan a aflorar exigiendo esa parcela que se les ha negado y, en ese momento, tenemos que hacer balance real de nuestros aciertos, nuestros errores y las consecuencias de todos ellos.
Esta novela necesita dos lecturas: en la primera, más rápida, nos motivará conocer el desenlace de cada una de las historias que la autora ha ido tejiendo, entrelazando, hasta cerrar cada uno de los hilos que ha utilizado en su narración; la segunda, deberá ser más pausada, para que nos ayude a reflexionar sobre las circunstancias biográficas de cada uno de los personajes, sus implicaciones y su relevancia en la trama.

A través de 38 capítulos cortos, que se inician con la fecha y el lugar, con dos narradores, Thomas, en primera persona, y un narrador omnisciente, nos adentramos en la vida del propio Thomas, de Richard, de Marie y de Lisa, con dos personajes secundarios que me han parecido entrañables, Kate y el señor Parker y, otros dos, muy simpáticos, Ronny y Susan.

Dos hilos temporales que terminan por unirse, y numerosos flasback, nos sumergen en una historia de secretos, mentiras, culpa, amor, dolor, odio, celos, amistad y lealtad.

«Solo si reconocemos nuestros errores y aceptamos sus consecuencias, tendremos la oportunidad de aprender de la experiencia».

Hay muchas cosas que nos vamos imaginando, prueba de que María José Moreno «juega» con el lector. Nos deja algunas pistas en frases, aparentemente sin importancia, que nos permiten conocer en muchas ocasiones lo que va a ocurrir antes de leerlo.

La descripción psicológica de cada uno de los personajes, a los que llegamos a conocer en profundidad y hasta intuir su manera de actuar en el futuro; la sensibilidad que plasma con la música de Wagner, invitando a que la escuchemos durante o después de la lectura; el amor por los animales, presente en Tristán, el perro de Richard; pasear por Unter den Linden en Berlín (nos recuerda a su novela Bajo los tilos); las buenas personas que se pueden conocer a través de las redes sociales y muchos detalles más, hacen que podamos presentir que hay mucho de María José Moreno en esta novela, que no ha dejado nada al azar.

Los escenarios están muy cuidados. La casa de Richard, el jardín, los encuentros en los hoteles, su antigua casa…, pero lo que más me ha impresionado es esa habitación cercana a la UCI, y los espacios que la rodean, en la que nuestros protagonistas pasan tantas horas. La comodidad frente a la angustia que se vive entre esas paredes y que se acerca mucho a las que existen en los hospitales privados y en muchos públicos.

Aquella vez en Berlín es una novela de sentimientos, escrita con el corazón: «La historia que quería contar solo podía hacerse mediante la reflexión y desde los sentimientos de unos personajes que tienen mucho de nosotros mismos». En definitiva, una novela que no os va a dejar indiferentes y cuya lectura os recomiendo.

«El discurrir de la vida conlleva tomar decisiones a diario. Unas acertadas y otras, no solo erróneas, sino con tal alcance para las vidas de otros que trastocan el curso biográfico de los mismos».






Me he permitido el juego de imaginar los actores que yo pondría si llevase esta bonita historia al cine.


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