Un año más, y van dieciséis, te felicito por carta con la
ilusión y la esperanza de que llegue a tu estrella.
No te puedes ni imaginar el día de San José tan extraño, por
decirlo de alguna forma, que estamos pasando.
En Madrid, este año no es festivo, y nosotros habíamos
pensado celebrarlo con los chicos el próximo fin de semana. Tu yerno había
decidido que mejor una merienda que una comida, porque son días en los que hay
mucha gente en todos los sitios y resulta agobiante salir a comer fuera. Pues
nada, ni comida ni merienda ni nada, estamos en estado de alarma, sin poder
salir de casa y las calles de Madrid están vacías. ¿Cómo te quedas? Me imagino,
de piedra. Pues así estamos todos, pensando que lo de que la realidad siempre
supera a la ficción, no podía ser nunca tan impresionante como esto que nos
está ocurriendo.
Todo empezó en un mercado en Wuhan, China… como lo estás
leyendo, en China. Tres meses después, hay contagios en todo el mundo y, en
Madrid, estamos pasando por una situación complicada, somos los que más casos
sumamos en toda España. Se está muriendo mucha gente, más los mayores, como
pasa siempre que hay una enfermedad grave.
Todas las noches, a las ocho en punto, salimos a aplaudir a
nuestros sanitarios, que están dando todo, pero el aplauso se extiende a todos
esos que, cada día, nos hacen la vida más sencilla, los policías, los que nos
facilitan los artículos de primera necesidad, como la comida o la farmacia, los
barrenderos y tantos otros que están trabajando para nosotros en estos tiempos
difíciles.
Esta crisis ha conseguido una cadena de solidaridad,
inimaginable hace unos días, con la que intentamos ayudar, cada uno en lo que
podemos, a los que lo necesitan.
No es fácil, papá. Sabes que yo soy muy besucona, muy
zalamera, muy cariñosa y solo puedo ver a mis hijos y a mis nietos a través de
las video-llamadas. Es lo que más añoro, más que salir a la calle o hacer otro
tipo de actividades, añoro los besos y abrazos de los míos, las risas de las
niñas…
¿Qué más te puede decir? Intento no estar triste, hago
rutinas para tener cubierto todo el tiempo y me he hecho la firme promesa de no
discutir con Juancar, que también lo está pasando mal, pero hay veces que la
cabeza no obedece y el corazón llora.
Llegará el día en el que nos podamos reunir todos, besarnos
y abrazarnos. Las ausencias, las añoranzas, las risas y las lágrimas no
compartidas, podrán quedar en el olvido, pero hasta entonces, nos tendremos que
conformar con recordar lo vivido, igual que recuerdo los momentos maravillosos
que he vivido a tu lado.
Ya te contaré como salimos de esta, espero que bien.
FELICIDADES, papá.
������������estos aplausos van para tí ��todosaldrabien
ResponderEliminarMe encanta ,son mis sentimientos,mi mayor pena es no poder estar ,abrazar,y besar a mis niños.Sólo deseo q pasé cuanto antes todo y q salgamos bien parados de todo esto y podamos disfrutar del verano y de los nuestros .Un besazo.
ResponderEliminarLlegará el día Almudena. Renaceremos, eso sí, con heridas que tardarán en cerrar. Pero lo vamos a conseguir. 1000 besos. Cuánto me alegra haberte encontrado por este Madrid tan nuestro, tan raro ahora, pero que pronto volverá a oler a bocadillo de calamares y a churros.
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