viernes, 25 de diciembre de 2020

Recuerdos de Navidad

Queridos papis:


Hace meses que no os escribo y pensaréis que lo que os conté del virus ya se ha terminado… pues no, estamos todavía lejos. Ahora vamos siempre con mascarilla, las reuniones están limitadas a seis, solo de dos familias diferentes, y tenemos toque de queda.

Pero esto ya os lo explicaré con más detalle en otra carta. Lo que os quería contar es que ayer volvimos a cenar en la calle del Ángel, después de un paréntesis de siete años.
Durante un instante, pequeño, porque no quería emocionarme, pasaron por mi cabeza las imágenes de los años vividos entre esos muros, de nuestra infancia, cuando era «mi casa», luego pasó a ser «la casa de mis padres», más tarde, «la casa de los abuelos» o simplemente «la casa de la abuela», cuando papá murió. Cuando vaciamos la casa y la alquilamos, comenzamos a llamarla la casa de la calle del Ángel, como algo impersonal y ahora, cerrando un ciclo, he pasado la Nochebuena en «casa de mi hija».

Me habría gustado que nos hubiésemos sentado a esa mesa los tres hermanos con nuestras familias,  como hemos hecho tantas veces, inaugurando un espacio renovado, que celebró su primera Navidad en el año 1924, con los abuelos Florentina y Amado y sus cinco hijos, el más pequeño, tú, papá, todavía no habías cumplido un año.

Pero no ha podido ser, la responsabilidad de cumplir unas normas sanitarias que, aunque a algunos les parezcan absurdas, salvan vidas, nos han obligado a encender el ordenador y conectarnos por skype, cuatro casas, cuatro familias, cantando villancicos. No nos oíamos bien, pero nos vimos, nos imaginamos y convertimos el momento en inolvidable.

Y un poco después de las once, porque hemos adelantado los horarios para cumplir el toque de queda, unos ruidos extraños sonaron en la puerta casi centenaria, y una enorme bolsa llenó de ilusión la cara de dos niñas que no entienden todavía de historia de la familia ni de tradiciones, pero que esperaban con emoción a Papá Noel.

Vosotros estabais con nosotros, como siempre, en nuestro recuerdo y en muchos detalles que Almu y Víctor han querido conservar para que vuestra presencia en la casa sea visible a todo aquel que vaya: la lámpara que hiciste para tu habitación, papá; el teléfono negro de los abuelos; la puerta de la calle y los balcones, restaurados…


Este año, junto al espíritu de la Navidad, brillabais más que nunca desde vuestra estrella (que hemos colocado en el árbol).

¡Feliz Navidad!

6 comentarios:

  1. Nos haces llorar. Muy bonito, sobre todo en un año tan horrible. Bss

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  2. Mi familia ha sido nómada, de ellos lo aprendí y no tengo casa de infancia, sino casas. Me emociona ver que tú si la tienes. Felicidades.
    Nosotros también dividimos la familia para no pasarnos.

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