miércoles, 23 de agosto de 2017

Tres años después (Carta a mi madre)


Me parece increíble que hayan pasado mil noventa y seis días sin que estés conmigo, con nosotros.
No sé porqué este verano me he acordado muchas más veces de ti.
Te he recordado el día que hice arroz con conejo porque a Carlos y a Mónica les encanta, y siempre pienso que no he conseguido igualarte. O cuando juego al escondite con Victoria y con Manuela, como hacías en tu casa con mis hijos, o el día de La Paloma, tan especial…Y cuando veo a tus amigas, las que yo llamo «de la quinta edad» jugar a las cartas.
También cuando le canto «La ovejita Lucera» a Almudena para que se duerma, siguiendo la tradición que tu iniciaste con su madre y sí, antes de que lo preguntes, sigo cantando igual de mal, pero la pobre es un bebé y no se sabe quejar, así que cierra los ojos por aburrimiento.
¿Qué te puedo contar de tus biznietas? Son muy diferentes.

Victoria se nos está haciendo mayor, razona mucho, se enfada, es bastante cabezota, le gusta ver fotos y vídeos en el móvil de su abuelo, que le leamos cuentos y, sobre todo, le encanta la música y bailar.
Manuela es alegre y testaruda. Le gusta caminar libre, que no le den la mano, no habla casi nada, pero se explica perfectamente y come regular…si, ya sé que estás pensando que es igual que su padre, por el que siente verdadera locura. Por cierto, también tiene su pelo, sus rizos.
Tiene pasión por su prima Almu y no veas como maneja el móvil buscando sus dibujos preferidos, deslizando su dedito.
De Almudena sólo puedo contarte maravillas. Es un bebé bueno, duerme bien, come bien, tiene una sonrisa encantadora, está siempre contenta y es extraño oírla llorar. Está rolliza y tiene la piel morenita, de tanto estar al aire libre. Es muy rubia y nos tiene a todos embobados.
Me gustaría hablarlas de ti, que te conozcan, pero son todavía muy pequeñas. Victoria, que es la mayor, todavía no tiene claro que yo pueda ser, además de su abuela, la madre de su mamá y del tío Carlos y que me llame Almudena como su hermanita. Esperaré a que puedan entender quien eres y lo que significas en nuestras vidas.
Te puedes imaginar que tus nietos están felices con las familias tan maravillosas que han formado y nosotros con ellos.
Ari, que acaba de volver de Cantabria y se vuelve a ir, creo que a Malta, está contenta con su trabajo y con su chico y disfruta de sus sobrinas siempre que tiene un huequito.
Y aquí seguimos, viviendo con intensidad cada día, los buenos y los menos buenos, que los hay, y añorándote, muchísimo.

Un beso, mamá.

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