jueves, 21 de junio de 2018

Reflexiones de verano (El Valle de los Caídos)



Hace tiempo que decidí no hablar de política en las redes sociales, porque el respeto escasea, pero como dice mi amiga y escritora Mayte Esteban, esta es mi casa y aquí puedo decir lo que me apetezca.
El pasado otoño acudí a un coloquio entre dos grandes escritores, Lorenzo Silva y Víctor del Árbol y el tema principal se desvió y terminaron hablando de El Valle de los Caídos. Los dos tenían claro que no debía ser lo que es hoy día, pero cada uno le daba una utilización diferente, museo de la memoria histórica o archivo general de la Guerra Civil, creo recordar.
Nunca me he pronunciado sobre el tema fuera de mi entorno más íntimo pero ahora me apetece opinar.
Esta semana han circulado por televisiones y prensa escrita, declaraciones de la familia Franco, una carta de su nieto e incluso una propuesta en Change.org pidiendo firmas para que dejen descansar a los muertos en paz.
Y yo, echando mano de la historia, de mi historia, recuerdo cuando mi abuela siempre contaba que, cuando murió mi abuelo lo enterraron en una tumba en la que solo podía estar un número de años, desconozco cuantos, porque no tenían dinero para comprar una sepultura. Transcurrido ese tiempo, se hacía un recogimiento de restos y se llevaban a una tumba común con muchísimos otros. Esta práctica se ha seguido haciendo hasta hace muy poco, cuando la incineración ha supuesto un desahogo a los que no pueden o no quieren gastar en el cementerio más dinero del imprescindible.
Y entonces yo pregunto a todos estos que están firmando esa absurda petición, si los huesos de Franco son más valiosos que los de mi abuelo o los de tantos otros. ¿Por qué nadie pidió nunca que dejasen descansar a los muertos en paz?
Porque lo que se está pidiendo es que las familias de Franco y Primo de Rivera recojan los restos de sus seres queridos y se los lleven a enterrar dónde ellos quieran, con el respeto que merecen los muertos.
No voy a entrar en la Memoria histórica, de eso hablaré otro día, ni en los que sufrieron construyendo el mausoleo, pero lo que no es de recibo es que se siga idolatrando públicamente a un dictador. Ya sé que tiene defensores, algunos que ni siquiera había nacido durante la dictadura, pero también los sigue teniendo Hitler o Pinoched, por poner dos ejemplos que se me vienen a la cabeza.
No recuerdo que político socialista ha dicho que mover este tema no es urgente, pero es el momento y le doy toda la razón. ¿Que va a separar a los españoles? Sinceramente, a los que veneran esta figura no los puedo considerar demócratas y no caben en mi idea de España, así que si abrimos una brecha con ellos, me da exactamente igual.

2 comentarios:

  1. Estuve en esa misma charla y estoy contigo, Almudena. A veces tengo la impresión de que estamos retrocediendo (en avances sociales, en libertades, en confusión de ideas y aceptación de cosas que se consideraban impensables), y me da un miedo atroz. Si este no es el momento, ¿cuándo? Ojalá no hubiese brecha alguna que cerrar, porque la sola existencia de defensores de lo que representa el Valle de los Caídos es una muy mala señal. Veremos a ver qué ocurre...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leer mis reflexiones. Creo que es el momento de cerrar cosas, ya ha pasado mucho tiempo, demasiado.

      Eliminar