Mónica Gutiérrez (Serendipia) es una maestra del feelgood y en esta novela, su ópera prima, ya lo demuestra.
Las lecturas de Mónica nunca me decepcionan y esta, la única de ella que tenía pendiente, tampoco lo ha hecho. Es un cuento, una historia preciosa, con un bonito romance de telón de fondo y digo de fondo, porque lo más importante es que, con su lectura, conocemos Mic-Napoca y a todos sus habitantes.
Sinopsis:
Grace vive en Londres
y trabaja como cirujana de éxito en uno de los hospitales más prestigiosos de
la ciudad pero se siente sola. En vísperas de Navidad decide volver a su pueblo
natal, una pequeña aldea de Transilvania, donde viven sus abuelos y su padre.
Grace se reencuentra con su infancia, con una vida plena y feliz, con su
familia. Pero además de los excéntricos vecinos del pueblo, la mula de Cesare,
el cotilla del farmacéutico y los misterios de su padre y su hermana, Grace va
a encontrarse con algo que no esperaba y que trastocará todos sus planes.
«Las noctalias son los cuentos que se explican desde siempre
alrededor de un buen fuego. Para que sea una verdadera noctalia, deben darse
tres descripciones indispensables: que sea de noche, que haga frío y que todos
los que estén escuchando estén cansados. Solo así la noctalia da consuelo,
porque siempre encierra un mensaje de esperanza. Como un faro, una luz cálida,
para los que están perdidos o exhaustos, en busca del camino.»
Una novela de quince capítulos que comienzan con las
noticias contadas por Georghe, desde su pajar. El pequeño pueblo de poco más de
trescientos habitantes, Mic-Napoca, en Transilvania, es un lugar lleno de
lugareños muy peculiares que la autora nos va presentando, con pocas palabras,
hasta llegar a conocerlos perfectamente.
Narrada en primera persona por la propia Grace, nos enamora
del pueblo y de sus gentes, página a página. Yo he tomado un delicioso café en
el Sinaloa, servido por Teresa, que ha sabido, sin ninguna duda, que no me
gusta el chocolate.
He paseado por Mic-Napoca, contemplando un magnífico
paisaje, he escuchado a la abuela frente a la chimenea. Me encanta la Navidad,
he disfrutado con los preparativos y las tradiciones, y he participado
adornando el árbol con las dos hermanas.
Y, cuando me he querido dar cuenta, mi lectura se había
terminado, dejándome como siempre que leo a Mónica Gutiérrez, una inmensa
sonrisa y con la sensación de haber estado unos días de vacaciones en
Mic-Napoca.
No dejéis de leerla
Reseña original publicada en el blog de la Revista Pasar Página.
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