El pasado viernes, en una conocida chocolatería del centro
de Madrid, nos recriminaron a un grupo de amigas y a mí, el que se nos hubiese
olvidado cuando ejercíamos de madres. Vamos que nos llamaron viejas. Os cuento.

La señora, nos explicó entonces, con lágrimas en los ojos,
que se nos había olvidado cuando nosotras éramos madres, y que esos niños eran
difíciles, porque eran niños de acogida.
Pero vamos a ver, si tienes un niño difícil, sea de acogida
o no, mayor motivo para no dejarle solo en una mesa con otros niños de sus
mismas características, sin prestarle ninguna atención, mientras degustas un
riquísimo chocolate. Porque en la media hora que transcurrió hasta que nos
quejamos, no se levantaron ni una sola vez a recriminarles su actitud.
Hoy domingo he vuelto a vivir otro episodio de padres sin
educación.

Y si esto me ha parecido una falta de educación y respeto
por parte de algunos padres o acompañantes, ya el colmo ha sido que, tras la
petición antes de iniciarse la obra, de no utilizar los móviles ni para grabar
ni para hacer fotografías, en un acto de ejemplaridad hacia los niños,
muchísimos adultos han decidido que por grabar un poquito y hacer alguna foto,
no pasaba nada.
¿Cómo explicamos a los niños que las normas están para cumplirlas?
Pero es fácil escuchar a adultos diciendo que los niños no
tienen educación, cuando la realidad es que los que no tienen ni educación ni
respeto son los que deberían educar a esos niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario