Queridos mamá y papá:

Hemos estado todos juntos comiendo en la Sierra, disfrutando
de un magnífico día de primavera, aunque hoy todavía es invierno.
Desde que os escribí en Navidad, han cambiado muchas cosas.
Somos uno más. Almudena es un bebé rollizo, que sólo duerme
y come y, si está despierta, se entretiene mirando todo lo que le rodea, con sus
enormes ojos azules. No tiene el azul de su madre, ni el de su abuelo, es muy
probable que tenga el azul tirando a gris que tú tenías, mamá. Otra rareza
heredada de sus bisabuelos, es el grupo sanguíneo.
Manuela ya camina pero sigue sin gustarle que la den la
mano, por lo que va siempre sola. Se parece mucho a su padre , incluso en el carácter.
Victoria se nos ha hecho mayor, habla muchísimo y cuida, a
su manera, de su prima y de su hermana.
Cuando las veo a las tres juntas no puedo dejar de pensar lo
que habríais disfrutado con ellas.
Así, como quien no quiere la cosa, somos nueve. Nuestras
reuniones ya no pueden celebrarse en cualquier sitio, hay que hacer espacio para dos
tronas y un coche de bebé e ir preparados de pañales, toallitas húmedas,
chupetes y baberos.
Las conversaciones hay que tenerlas cuando están dormidas
porque, si no, es imposible que alguna no esté reclamando nuestra atención.
Me ha cambiado la vida pero sólo puedo deciros
que, aunque os añoro cada día, soy inmensamente feliz de poder compartir estos
momentos con mi familia, esta familia que no habéis podido conocer.
Allá donde estéis, muchas felicidades. Os quiero.
Me has hecho llorar. Sensible que estoy y tan identificada con todo lo que dices. Un beso
ResponderEliminarGracias amiga. A mi el homenaje que has hecho a los tuyos, en tu blog, me ha transportado a mi infancia. Un beso.
Eliminar