Muchos desconocen lo que es hacer un Doctorado, que no está
vinculado con la medicina, si no con cualquier área de estudio.
Es, según la RAE, el más alto grado académico universitario.
Mi hija, se ha doctorado hoy, con un trabajo de
investigación en el tratamiento del cáncer de páncreas.
Han sido cuatro años de estudio, de dejarse los ojos en el
ordenador con las bases de datos, de perder muchas horas de ocio y de sueño,
para compaginar su trabajo y su vida con la preparación de la memoria.
Durante este tiempo, no se ha encontrado con un camino de
rosas, ha habido muchos baches, en las instituciones, en las
personas, en los trámites administrativos, incluso hoy lo ha sufrido con un
ordenador obsoleto que no leía la presentación, y que se ha podido subsanar
gracias a un bedel que ha puesto todo su empeño en solucionarlo.
Pero, como le ha dicho su amiga y colega, Esther, era su día
y estaba preparada para lucirse.
Y lo ha hecho.
Una presentación magnífica, explicada haciendo docencia y
dejando un halo de esperanza a un cáncer tan agresivo como el de páncreas.
Una tesis que, según el tribunal, es innovadora y abre la
puerta para que otros sigan por ese mismo camino.
Después de leer sus conclusiones, han ido desgranando
preguntas que aclarasen distintos temas tratados, algunos muy complejos para
los que no somos médicos.
El tribunal se ha quedado sólo para deliberar y, unos
minutos después, con todos los presentes en pie, han anunciado que la
doctoranda se ha convertido en doctora, con la máxima nota que les está
permitido comunicar, sobresaliente. Si es o no "cum laude", se vota en sobre
cerrado y lo notificarán oficialmente pasados unos días.
Las fotografías, los besos, las sonrisas de felicidad, y la
dedicatoria de su libro, que yo no quise que me hiciese hasta que no fuese
doctora, ponen punto final a este acto.
Se cierra un ciclo que comenzó hace mucho tiempo, cuando una
joven de diecisiete años, pisaba por primera vez la Facultad de Medicina.
Hace dos años, cuando su vida laboral dio un cambio radical,
dejando la clínica y pasándose a la industria, escribí un cuento precioso, que
no quiso que publicase, que se titulaba “Las alas de la princesa”.
Hoy ha vestido de oro esas alas y se volverá a preguntar si lo
que ha hecho le acerca al lugar en el que quiera estar mañana, tal vez las alas
puedan ayudar.
Yo solo puedo decir lo orgullosa que estoy de lo que es y,
sobre todo, de cómo es.
Muchísimas felicidades!!
ResponderEliminarGracias :)
EliminarEnhorabuena a las dos 😘
ResponderEliminar¡Enhorabuena a ambas!! ��
ResponderEliminarGracias 😘😘
EliminarCómo para no estarlo!! Enhorabuena de nuevo!!
ResponderEliminarMuchísimas felicidades a las dos, Almudena!! Cómo para no estar orgullosa de tu hija!!
ResponderEliminarUn beso!
Gracias 😘😘
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