La noche de Halloween, ha sido
la elegida para hacer esta ruta guiada por Tania Mamolar, con los amigos del grupo de fotografía MBN.
la elegida para hacer esta ruta guiada por Tania Mamolar, con los amigos del grupo de fotografía MBN.
Nuestro punto de encuentro, el Palacio de Correos, para
estar frente al Palacio de Linares, actual sede de la Casa de América.
En este palacio tuvieron lugar unos acontecimientos muy
conocidos, cuando se iniciaron las obras de rehabilitación. Se escuchaban
voces, y dieron lugar a estudios de “especialistas” y varios programas de televisión.
Pero lo que nos interesa en esta ruta son los fantasmas, y
aquí vive Raimundita, hija, ahijada o lo que sea, depende de las leyendas, de
los marqueses, que habita en la casa del jardín, y que visitamos casi en
absoluta obscuridad.
Se une a nuestro grupo.
Continuamos por el Paseo de Recoletos para llegar a una casa
de vecinos frente al teatro María Guerrero, en el que hubo un anticuario “El
baúl del monje” con extraños sucesos. Parece ser que las energías negativas del
dueño del comercio, inexplicablemente, hacían mover cosas…aquí no se nos unió
ningún fantasma.
En la iglesia de San José, en la calle de Alcalá, nos
encontramos con el fantasma de la dama de la rosa blanca, que resucitó para
vivir su último baile de carnaval, bailando toda la noche con un diplomático
extranjero al que luego invitó a visitar esta iglesia en la que estaba
esperando el ataúd en el que la enterrarían al día siguiente. La dama,
elegantemente vestida, se viene con nosotros.
En la plaza del Rey, en los tejados de la Casa de las Siete
Chimeneas, vive el fantasma de la joven Elena, muerta en extrañas
circunstancias y cuyo cadáver desapareció. Siglos después, encontraron en el
sótano los restos humanos de una mujer junto con unas monedas del siglo XVI.
Con su túnica blanca y una antorcha en su mano, se une a nuestra ruta.
Frente al edificio de Telefónica, el que fue el primer
rascacielos de Europa, Tania nos presentó a Goyito, el niño que vive entre la
planta nueve y la trece. Hace una noche espléndida y también se viene con
nosotros.
En la calle de la Montera, casi en la Puerta del Sol, y dado
que todo Madrid ha decidido salir esta noche y no se puede caminar, nos paramos
en un rinconcito para hablar de Ataulfo, el fantasma del Museo Reina Sofía, que
mueve los ascensores sin que nadie los llame y que es el representante de todos
los muertos que allí hubo cuando era un hospital. Según nombran al fantasma, se
presenta en el grupo, vamos creciendo.
En el Palacio de Correos, el fantasma tuvo que ser “neutralizado”
por un sacerdote de la cercana iglesia del Buen Suceso, hoy desaparecida. El
sacerdote figura en los gastos de construcción del palacio, en nómina, ya que
todos los días acudía para que el fantasma, que plasmaba el descontento de los
espíritus porque el arquitecto elegido fuese un francés, dejase trabajar a los
obreros y no moviese los andamios. Le hemos caído simpáticos y decide
acompañarnos.
En la calle del Arenal, en la iglesia de San Ginés, el
fantasma del caballero con su cabeza bajo el brazo, vaga desde hace más de seis
siglos, ya que nunca se encontraron a sus verdaderos asesinos. Con cuidado para
no perder la cabeza, decide pasear con nosotros hacia la Plaza Mayor.
Qué decir de esta plaza, a la que accedemos a través de la
antiguamente llamada calle de la Amargura, por donde entraban los reos que iban
a ser ajusticiados. Muertos por condena, por alguno de los incendios sufridos,
tienen un fantasma que los representa a todos, Cirilo. Con una sonrisa burlona,
se queda para acompañarnos en lo que queda de ruta.
En la calle de Sacramento, el fantasma de la doncella que
llama al soldado desde el balcón, con el que vive una noche de amor. Al
amanecer, el soldado sale con tanta prisa ante el inminente cambio de guardia,
que olvida su espada. Cuando vuelve a por ella la casa está abandonada y su
espada oxidada junto al lecho. Lo considera una señal divina y abandona su vida
disoluta. Nuestro grupo crece.
Nos hemos alejado del mundanal ruido, estamos solos en el
viejo y bello Madrid, en una noche espléndida de otoño. El fantasma del Marqués
de Cañete, asesinado por un criado y de cuya muerte fue culpado un fraile, nos
está esperando.
No podemos pasar de largo el Convento de las Carboneras, con
un fantasma de la nobleza, su fundadora, Beatriz Ramírez de Mendoza, que acudía
a rezar y al refectorio cada día. Tan egregia dama no duda en continuar con
nosotros el paseo.
Se está haciendo tarde pero nos queda la Plaza de Oriente, a
la que llegamos entre callejas con poca luz.
En esta plaza, antiguo campo de espíritus, brujas y
fantasmas, nos cuenta como las figuras trepaban por las paredes y se aparecían
a los obreros durante la construcción del palacio, también lo hicieron en los sueños
de Isabel de Farnesio. Yo los imagino en plan simpático, con cara de
diablillos.
Es la hora de despedirse, nos hemos alargado hasta casi las
doce, y las brujas están empezando a sobrevolar con sus escobas. Tania nos hace
un resumen de todo lo visto y escuchado, y recibe un merecidísimo aplauso. Al
fondo se oyen unos ruiditos, unas risas, unas despedidas, unas sombras… ¿Me lo
habré imaginado yo?
Qué divertido!! Contado Así....pero que se queden contigo que yo vivo en la periferia y a los fantasmas les gusta las zonas nobles de Madrid.
ResponderEliminarQue memorión tienes, encantada de haber compartido está ruta en tan buena compañía
No tengo memoria, he tenido que echar mano de san Google. La compañía insuperable. Besitos.
EliminarQue buen resumen, así nos queda para recordarlo a todos. Gracias por la crónica. Yo me lo pasé genial.
ResponderEliminarBss
Elena
Yo también lo pasé muy bien y he disfrutado escribiendo la crónica y recordando anécdotas. Besitos.
EliminarMe encanta tu conocimiento de Madrid y sus secretos. Me tienes que llevar, porque ya es hora de vivir Madrid y sus leyendas. Magnífica crónica, Almudena.
ResponderEliminarEn cuanto tu espalda te de una tregua, te vienes. Carmen también está en el grupo y lo pasaríamos muy bien.
EliminarComo siempre, gracias por leerme.