jueves, 6 de agosto de 2020

«El chico de las bobinas»: Mi opinión


«El cine, hijo, el cine es la más grande y bella mentira. Todos aceptamos que nos engañen con una historia bien contada. Que nos lleven a lugares inexistentes, que nos hagan soñar con besos irreales..., depositamos fe en las palabras de un vaquero, un detective o una mujer fatal que desaparece de nuestras vidas en cuanto regresa la luz en la sala. Es sin duda la mentira más aceptada, ¿no crees?»

Sinopsis:

Barcelona, 1945. Nil Roig es un chiquillo que se pasa el día en bicicleta transportando de un cine a otro viejas bobinas de películas. El día de su decimotercer cumpleaños es testigo de un crimen cometido en el portal de su casa. Mientras el asesino huye después de haberlo amenazado de muerte en caso de no mantener la boca cerrada, el moribundo le entrega el misterioso cromo de un actor de cine de la época; un objeto perseguido y anhelado por un excomandante de la Gestapo y un policía sin escrúpulos. El hecho de que el moribundo le dé el cromo a Nil pronunciando el nombre de David, el padre desaparecido del muchacho, arrastrará a este a resolver un secreto del pasado por el que pagará un alto precio.
En una Barcelona de claroscuros, El chico de las bobinas nos habla de la incomparable fortaleza de esas mujeres, víctimas de la guerra, que enseñaron al mundo cómo sobrevivir, y de esas salas de cine de barrio que permitieron soñar en los años de plomo y se convirtieron en refugio de infancias maltrechas. Un thriller nostálgico cargado de emotividad y misterio que nos muestra la fragilidad y la ambigüedad de la naturaleza humana.

Mi opinión:

Dividida en cuatro partes, 1945, 1947, 1949 y 2021, las tres primeras narradas en tercera persona y la última, en primera persona.

Empiezo por el final comentando que la última parte me parece un poco fuera de lugar, es como un gran epílogo pero introduce unos personajes nuevos que no aportan nada a la narración.

Las otras tres partes, con una narración impecable, nos cuentan unos hechos durísimos ocurridos en la larguísima posguerra española en Barcelona.
Hay tres protagonistas indiscutibles, Nil, su madre Soledad y el policía Víctor Valiente, pero es una novela llena de magníficos secundarios que aportan muchísimo a la historia. El bueno de Bernardo, es mi preferido.

En cuanto al argumento, la inocencia de Nil, despertando a la adolescencia en un mundo tan complicado, aunque esté rodeado de maravillosas personas que le ayudan, encoge el corazón. Su madre, Soledad, arrastrando la tristeza de todo lo que lleva vivido y de todo lo que han hecho con ella, tanto física como psiquicamente los años de guerra y de posguerra, convirtiendo su vida en una amargura permanente y un miedo que, en algunas ocasiones, se convierte en terror. Solo hacia su hijo es capaz de volcar su ternura, pero no es suficiente para que pueda ni siquiera imaginar la felicidad.

Víctor Valiente quizá sea el que mejor ha sabido plasmar el autor, su maldad, su afán de venganza, sus pesadillas, sus peores pensamientos, se quedan con el lector durante mucho tiempo. Es increíble que cuando recuerde esta novela probablemente mi primer pensamiento sea para este hombre, hacia el que no tengo suficientes adjetivos negativos para describirle. Junto a él, su esbirro y todo lo que ocurre entre las paredes de la comisaría de la Brigada Político Social, resulta espeluznante. No por conocido deja de ser  horrible.

También muy bien descrito el barrio de Poble Sec, con su pobreza y su miseria, pero en el que unos vecinos con un pasado común y un futuro incierto, se ayudaban en lo que podían para intentar salir adelante.

De fondo, una investigación cuyos brazos se extienden hacia los nazis residentes en España, arropados por el recién estrenado régimen franquista, los maquis, ese cine en blanco y negro que tanto nos gusta a los amantes del cine y las mujeres de los perdedores, esas que lo han perdido todo y que pasan a ser «propiedad» de los vencedores.

Es una buena novela, aunque el ritmo de la primera parte es lento, demasiado lento, y casi me hace abandonarla, pero decidí continuar y me ha gustado. Una lectura que deja posos para ser recordada.

«Vivía en un mundo de hombres deprimidos, autoritarios y ausentes. Un mundo en el que solo las mujeres eran capaces de gestionar la miseria que ellos habían provocado. Ser soltera, viuda o una mujer abandonada en el nombre de una bandera perdedora, te convertía en objeto de escarnios, abusos y chascarrillos»

No hay comentarios:

Publicar un comentario