miércoles, 14 de septiembre de 2016

BALANCE DE MI VERANO

Los que me conocéis ya sabéis que me gusta hacer balances, así que voy a hacer el de este verano que, para mí, ha llegado a su fin y que, climatológicamente, tiene los días contados.
Como hace ya muchos años, me trasladé a la Sierra huyendo de los calores a los que nos acostumbra Madrid. En esta ocasión, no me fui sola con mi marido, si no acompañada de mi hija, mi yerno y mi nieta, que huían con nosotros, con los paréntesis de sus días en la playa.
El reencuentro con las amigas de cada verano, compañeras de tertulia, partidas de cartas, casi siempre de canasta, porque el mus casi ha pasado a la historia en mi entorno más cercano.
Baños vespertinos que es cuando a mí me gusta disfrutar de la piscina, sólo si tengo calor, y este verano lo he tenido, y mucho.
Las visitas más o menos largas de mi hijo, mi nuera y mi nieta Manuela, de la que he podido disfrutar más que en Madrid, y que ya se ríe conmigo y mis payasadas.
He estado rodeada de niños, porque en esta pequeña urbanización se han roto todas las estadísticas en cuanto a natalidad, y los hijos de los que eran niños en mi juventud, son muy numerosos y alegran la vista, aunque hay veces que alteran demasiado la armonía del lugar.
También viajé a Alicante, para disfrutar de unos días de playa y de la compañía de la familia que vive allí y a la que no veo tanto como me gustaría.
Celebramos el 25 cumpleaños de mi sobrina Arantxa, una más de nuestra pequeña gran familia.
El resto del verano ha trascurrido con tranquilidad, buscando tiempo para rematar la preparación del viaje previsto para finales de agosto y del que ya os contaré porque se merece más de una entrada en este blog.
En contra de la mayoría de la gente, en verano es cuando menos leo, aún así, “Lo que encontré bajo el sofá” y “El regalo” de Eloy Moreno, “Y si no es casualidad” de Sara Ventas y una novela magnífica, sin publicar, que la autora y amiga ha tenido la deferencia de dejarme leer, han ocupado mis escasos momentos de lectura.
He escrito poco y no he hecho mucho caso a las redes sociales.
No me puedo olvidar del mercadillo de los jueves, al que acudo como una tradición más, aunque no compre nada la mayoría de las veces.
También me dieron una sorpresa un grupo de amigas del club de lectura “Tardes en sepia” que me hicieron una visita. Pasamos una tarde-noche muy agradable, llena de risas y rematada con una magnífica cena.
En el plano personal he vivido con alegría las mejoras laborales de mi familia, la confirmación de que mi próximo nieto vuelve a ser niña y la alegría de ver crecer y aprender cosas nuevas cada día a Victoria y a Manuela.
En fin, un balance muy positivo, sin sobresaltos.
Ya en Madrid tengo muchas cosas pendientes: Organizar las fotos del viaje, contároslo en el blog, hacer el diario personal a partir de las notas que voy tomando cuando viajo, darle forma a un par de proyectos…
Pero todo esto, ya será otra historia.



4 comentarios:

  1. Ha tenido un buen verano. Yo diría que cuando pienses en 2016 tendrás muchos recuerdos a los que acudir.

    Cuéntame ese viaje a NY!!

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    1. Has, que parece que no te conozco de nada!

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    2. La verdad es que sí. Ha sido un buen verano.
      Tu segundo comentario lo he tenido que leer tres veces para entenderlo, estoy espesa 😊

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  2. Magnífico como siempre. Un abrazo y esperando ese magnifico viaje.

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