Ayer una amiga me envió un artículo en el que se contaba el
origen del “Black Friday” como el día en el que los comerciantes de esclavos
los vendían rebajados para la temporada de invierno.
Esta historia, que ha volado por las redes sociales,
invitaba a no comprar nada este viernes nefasto, que recordaba la esclavitud y
nos abocaba a la esclavitud moderna, el consumismo, que además viene de los
americanos.
Y entonces yo he decidido investigar.
La verdad es que he empezado por buscar el origen de la
celebración de la Navidad, que si bien me encanta, como sabéis todos los que me
conocéis, no deja de ser curioso que sus inicios se remonten a las fiestas
paganas de Los Saturnales y, posteriormente, al Sol Invictus que también se
representaba con un bebé.
Juan Pablo II lo reconoció en sus palabras “A los cristianos
les pareció lógico y natural sustituir esa fiesta con la celebración del único
y verdadero Sol, Jesucristo, que vino al mundo para traer a los hombres la luz
de la verdad”
A lo que voy, que nadie se plantea el origen de la Navidad
para celebrarla o no, ni afea a aquellos que lo hacen, ni se pregunta de dónde
viene.
Y volviendo al Black Friday, la historia de la esclavitud es
falsa, no se ha encontrado fundamento alguno que sostenga esta leyenda.
Su verdadero origen hay que buscarlo en Filadelfia, cuando
el sábado siguiente a Acción de Gracias se disputaba en esta ciudad un partido
de futbol americano entre la Academia Naval (Annapolis) y West Point (Nueva
York). Se desplazaban miles de personas interesadas en presenciar este evento
que tenía como aliciente la gran rivalidad entre ambas escuelas.
Los comerciantes quisieron aprovechar y decidieron hacer
ofertas para que las compras de Navidad se adelantasen y se comprasen en su
ciudad.
El viernes previo se sucedían los atascos, los autobuses no
podían circular y para los peatones era un caos por lo que la policía lo
comenzó a llamar “el viernes negro”, como el día más temido y funesto del año.
El boca a boca hizo el resto y extendió la costumbre de las
rebajas este viernes al resto de los Estados. En 1975, el diario “The New York
Times” le dio este nombre a la cita anual en un artículo y se pasó a llamar
“Black Friday” para todo el mundo.
Hasta aquí, la ración de historia. Y ahora, mis
conclusiones.
¿Qué daño hace que los comercios pongan rebajas en unas
fechas diferentes a las que hemos conocido siempre?
¿Por qué nadie se plantea el origen de “los 8 días de oro”,
“el 3 por 2”, “la semana fantástica”, “los martes locos”, “el día sin IVA”…?
En Madrid, todos los comercios pequeños han decidido, hace
tiempo, adelantar las rebajas al mes de diciembre para que los clientes se
puedan beneficiar de descuentos en las compras navideñas.
Vamos, que cada uno haga lo que quiera y le parezca bien,
venga de quien venga la idea.
Yo personalmente aproveché para comprar varios libros a
precios muy reducidos y recomendé otros que ya tenía pero que, me consta, han
comprado amigos míos.
Pues si esta idea tan tonta importada de los americanos,
sirve para que yo me ahorre unos euritos y que los libros de mis amigos suban
en el ranquin y se hagan más visibles, cara a las futuras ventas, me llena de
alegría y satisfacción, que decía aquel.
A mí me parece fenomenal. Aquí este año se han apuntado muchos comercios, incluso el súper. Yo tenía que comprar y lo dejé para ese día. Me ahorré algo. Otras cosas no he comprado porque en casa no hacemos regalos en Navidad.
ResponderEliminarCostumbres...
Ese es el tema. Respetar lo que hacen los demás. No veo que haya que satanizarlo sólo porque venga de Estados Unidos, como la fiesta de Halloween.
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