Rincones con encanto
El rincón elegido es el que comprende el esquinazo de la Calle de Fomento y la Calle Torija. Vamos a pasear.
Para situarnos, nos encontramos entre la plaza de Santo Domingo y la plaza de la Marina Española. Ésta última muy conocida porque en ella tiene su sede principal el Senado, aunque pocas personas se paran a admirar el bello palacio que lo alberga, un edificio del siglo XVI, fundado como Colegio de la Encarnación o de María de Aragón. Aunque la autoría original presenta contradicciones, sí se sabe con certeza que fue reformado por Juan de Villanueva.
Pero volvamos a mi rincón, en el que siempre evoco buenos recuerdos.
El Instituto Santa Teresa de Jesús, en el que yo estudíe, está situado en la calle de Fomento número nueve y fue construido en 1923.
Comenzó su andadura con el Bachillerato Laboral y después pasó a ofrecer el de 1953 que estuvo en vigor hasta la implantación de la EGB, varios años después de su creación en 1970. Con el cambio de ley, dejó de ser exclusivamente femenino.
El Instituto no quiso quedarse atrás y se convirtió en uno de los que desarrollaron la LOGSE experimental, en los primeros años de la década de los 90.
Y así, formando niños y adolescentes, entre los que nos encontramos mi hija y yo, ha llegado hasta hoy, anexando un edificio moderno al que se entra por la calle Torija y en el que sus alumnos, según me cuentan, escuchan reggaetón durante el recreo.
El edificio de al lado, La Casa Palacio de Elduayen, con vuelta a la calle Torija, es de estilo clásico y, aunque hay pocos datos sobre él, se data en la segunda mitad del siglo XIX. Tiene una peculiar fachada en ladrillo con decoración de piedra blanca y balcones decorados con motivos barrocos.
En sus sótanos está el Café de Chinitas, inaugurado en 1970. Inspirado en el café cantante más antiguo de España, El Café de Chinitas de Málaga y en los versos de García Lorca:
“En el Café de Chinitas
dijo Paquiro a su hermano:
«Soy más valiente que tú
más torero y más gitano”
El escultor Manuel Sanguino, que esculpió las puertas de la Catedral de la Almudena, decoró muchos rincones de este conocido local, parada obligatoria para el turismo extranjero, aunque cada vez acoge más público madrileño, que busca buena cena y un moderno espectáculo flamenco.
Y enfrente, en el número 12 de la calle Torija, está el antiguo Palacio Tribunal de la Inquisición. Aunque se atribuye a Ventura Rodríguez, quien realizó el proyecto como arquitecto de la Inquisición, fue su discípulo Mateo Guill el que lo llevó a cabo a finales del siglo XVIII.
Se aprovechó en su construcción parte de las casas existentes, seguramente para abaratar costes, pero se construyó una gran fachada con un balcón rematado por columnas y con un escudo creado por Carlos III y realizado por Ventura Pérez de los Ríos, con piedra blanca de Colmenar y que está considerado uno de los más bonitos de Madrid.
En su fachada se podía leer la famosa frase “Exurge Domine et judica causam tuam” (Levántate Dios y juzga tu causa)
En 1834, la Inquisición fue suprimida definitivamente y este edificio albergó Ministerios de Fomento, Interior y Gobernación.
Según Mesonero Romanos, también hubo aquí una imprenta y un hotel.
En 1894 el Estado se lo vende a la congregación religiosa de María Reparadora, que acomete unas obras importantes para rehabilitarlo y construir una iglesia con planta de cruz latina y estilo neorrománico.
En esos guiños que da el destino, en 2008, las monjitas se lo devuelven al Estado, vendiéndoselo al Senado por 36 millones de euros, teniendo que intervenir El Vaticano, al ser un bien inmueble propiedad de la Iglesia Católica. A día de hoy, no se han hecho las reformas necesarias para adecuarlo a los señores Senadores, porque la crisis llega a todos los sitios.
Aquí acaba mi rincón pero, si os ha interesado, os invito a que paseéis por esta zona, despacio, relajados, porque oculta otros rincones bellísimos y muy poco conocidos.
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