Todo empezó a complicarse con la publicación en el blog
«Desmontando a Norah Carter (con pruebas)» el nueve de febrero. En este blog,
Patricia Roldán, una lectora, denunció que esta autora y Mónika Hoff habían
plagiado la novela Sealed With A Kiss, de la autora neozelandesa Leeanna Morgan.
Se tradujo el texto del inglés al español, se le cambió el título Ahora tú y se publicó en Amazon bajo el
nombre de Karla Trier, que resultó ser el pseudónimo elegido por Norah Carter
para autopublicar sin sello editorial, como ella misma hizo saber a sus
seguidores en Facebook.
Esa lectora nos
explica en su blog que comenzó a investigar cuando compró dos novelas con
títulos diferentes en tiempos distintos, lanzadas ambas como novedad y cuyo
contenido era idéntico.
En su solitaria investigación, con pocos apoyos, todo hay que
decirlo, se encontró con otra acusación de plagio: la que hacía Tatiana
Martínez, vía facebook, de la novela Atrapada
en mí, de Oscary Arrollo, publicada en 2014 y que se publicó este mismo mes
bajo el título Desde que te conocí de
Carter Hoff.
Empezaban a aparecer pruebas de que había algo más que
extraño tras los nombres de estas dos autoras que todas las semanas invadían la
plataforma con novedades, «escribiendo» a una velocidad que dejaba a la altura
del betún al prolífico Lope de Vega.
Cuando alguien levantaba la voz, planteando que ese ritmo y
esas posiciones en los rankins no eran normales, ellas alegaban que había mucha
envidia.
Estas acusaciones, más todas las que le hicieron llegar de
forma privada al blog de Patricia
Roldán, según ella misma comenta, dieron lugar a un primer comunicado de Norah
Carter que reconocía haber comprado los derechos de una obra escrita por otro,
que a su vez, tampoco había escrito él, se había limitado a traducir la de
Leanna Morgan.
Así, tan surrealista como suena.
En su investigación también le llamó la atención que novelas
que estaban en el puesto 12472 como Tras
un invierno, un verano en tu corazón de Mónica Hoff, subieran sin estar
motivado por un Kindle Flash u otro tipo de descuento, al puesto 25. Esto es
algo casi milagroso. Hacen falta muchas ventas para entrar en el top.
Con tantas historias
extrañas, Facebook se convirtió durante unos días en un patio alborotado y a mí
todo esto me llamó la atención. No podía creer todo lo que estaba sucediendo,
pero las pruebas parecían concluyentes. De hecho, tropecé con una página que
también hablaba bastante del tema https://www.facebook.com/Togadasdesdelaraya/,
que publicó el 13 de febrero una lista con todos los nombres que según el
registro www.safecreative.org,
llevaban a una única persona: un nombre masculino que ha desaparecido hasta de
la plataforma.
A día de hoy, la mayoría de esos autores y sus libros, se
han evaporado de Amazon. Si se buscan en Google, están ahí, pero si se siguen
los enlaces la página devuelve un mensaje de error.
Entre tanta noticia, la
autora Mercedes Pinto, publicó en su blog una interesante entrada «Siete
prácticas habituales de escritores tramposos en Amazon» https://mercedespinto.wordpress.com/2018/02/13/7-practicas-habituales-de-los-escritores-tramposos-en-amazon/
En ella nos detalla las compras de falsas reseñas, los
comentarios negativos, la estafa con las páginas leídas en Kindle Unlimited,
merece la pena leer lo que ella ha escrito.
Otra lectora Iriaxte Ortiz Carreño, publicó en su muro
varias cosas curiosas: Fallingforyou,
de Alice Smith, se vende a nombre de Ella Smith. Título en inglés, pésima
traducción al español. ¿De dónde ha salido? En su muro encontré la publicación
que Melanie Alexander hizo en su blog, que dejaba resumen del culebrón.
Más historias, en el blog «El mundo Maritere, https://maritere81.blogspot.com.es/2018/02/norah-carter-y-monika-hoff.html
la autora escribe un magnífico artículo sobre el tema, aclarando que Oscary
Arrollo, que he mencionado al comienzo como escritora plagiada, resultó estar
en nómina de estas escritoras, cobrando 80.000 bolívares al mes, ,menos de lo
que cuesta un café en España, por ceder sus obras y seguir escribiendo.
Con tantos perfiles y pseudónimos, con métodos fraudulentos,
acaparaban los primeros puestos de romántica, escondiendo a los autores que
realmente habían escrito sus libros.No voy a negar que tenían sus seguidores,
sus blogs afines, y han ganado mucho dinero, pero da mucha tristeza.
Muchos escritores de romántica veían cada día como estas
novelas sencillas, fáciles de leer, acaparaban los primeros puestos. Unos
observaban cosas raras, como que no apareciesen en las redes sociales, que
muchos de los autores no tuviesen página en Facebook, que publicasen varios
títulos a la semana, que no obtuviesen comentarios, pero otros, simplemente,
creían que tenían su público.
No voy a entrar en la situación legal y ética. En unos casos
han reconocido, sin querer, en sus comunicados que tienen lo que comúnmente se
llama un «negro» que les escribe las obras que luego publican con alguno de sus
pseudónimos, y en otros, compraban obras de otros autores, las publicaban bajo
su nombre y no les reconocían la autoría, tal y como recoge la ley de propiedad
intelectual. Todos los comunicados han desaparecido, como sus libros, por lo
que no puedo citarlos en este artículo.
Cuando ya daba por acabada la labor de recopilación para
este artículo, me envían esta mañana el enlace de Good Reads de un libro Deseo contenido, de Inma Black en el que
el único comentario que tiene afirma que es un plagio de otra obra de Barbara McMahon Luces Y Sombras.
de Harlequin, un libro antiguo.
Investigando un poco (diez minutos) se puede
encontrar que ese libro ya no existe en Amazon, como la mayoría de los de esta
autora. Solo se mantiene uno de ellos, Chico
de alquiler, cuyo título se parece de manera sospechosa a otro de una
autora conocida, y cuya sinopsis no dista mucho tampoco, aunque he podido
comprobar que no es igual. Sin embargo en esa comprobación observo estupefacta
que tiene un comentario de enero mientras que la fecha del registro es del 26
de febrero.
Y algo más. La persona que hace ese único comentario tiene muy mala
suerte: todos los libros que ha comentado han desaparecido del catálogo de la
plataforma.
Esto me demuestra que aquí hay mucho más
escondido de lo que ya se ha ido descubriendo a lo largo de este mes, pero que
tal vez haya servido para que muchos autores pierdan el miedo a hablar, miedo por
otro lado bastante lógico, porque es fácil denunciar y que te bloqueen en las
redes sociales y que los largos tentáculos del mal te hagan comentarios
negativos en las plataformas de difusión, que hundan tus ventas y, lo que es
peor, tu buen nombre.
Es labor de todos conseguir que continúe la limpieza, pero
el mayor poder lo tienen las plataformas de venta, exigiendo todo lo que esté
en su mano para que esto no siga ocurriendo.
Almudena, en un mundo corrupto, esperabas que Amazon se iba a librar.
ResponderEliminarA veces en dan ganas de dedicarme a pintar y a coleccionar sellos y no volver a saber nada de escribir. Creo que lo haré más pronto que tarde. Estoy harta de ver mediocres encumbrados.
En mi juventud soñaba con cambiar el mundo, incluso fui revolucionaria por ello. En la madurez, sabía que no era posible, pero seguía intentándolo. A las puertas de mi vejez, estoy harta y con ganas de salir corriendo.
Tenía la tonta esperanza de que lo ocurrido en el mes de febrero podía cambiar las cosas, pero ya veo que no. Ya han vuelto a aparecer en Amazon. Muy triste.
EliminarLo peor, la sensación que tengo, es que esto no se ha acabado. Esto no ha hecho nada más que empezar y la verdad es que me siento mal, porque era una opción maravillosa para la gente que escribe y a quien le cuesta encontrar un hueco a algunas novelas que no tienen fácil lo de entrar en un catálogo. Ahora tampoco es opción para esas, porque mucha gente ha perdido la confianza en la plataforma.
ResponderEliminarYo misma...
En lo que va de año solo he leído a tres autoras a las que ya había leído y porque confío en ellas. No me atrevo a comprar un libro porque, sinceramente, no sé qué me voy a encontrar. He vuelto al papel.
Besos
Cuanto más conozco este mundillo, más me asquea. Menos mal que me ha servido para conocer a gente buena.
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