lunes, 25 de febrero de 2019

María Reina de Escocia.



Dos mujeres rivales en el poder en un mundo dominado por los hombres. Todo comienza cuando María Estuardo (Saoirse Ronan), reina de Francia a los 16 años y enviudada a los 18, se niega a volver a casarse, por lo que es obligada a abdicar. En ese momento decide regresar a su Escocia natal para reclamar el trono, al cual tiene derecho legítimo. Sin embargo, en ese momento Inglaterra está bajo el dominio de Isabel I (Margot Robbie), por lo que intentará hacer prevalecer sus derechos al trono frente a ella.

Una película histórica, con alguna que otra licencia, con una ambientación muy cuidada, un vestuario y un maquillaje impresionantes.
Por fin he visto los vestidos manchados de barro cuando las damas caminan por el campo o sus manos sucias en un tiempo en el que la limpieza brillaba por su ausencia.
Esta película es ante todo la lucha de dos mujeres por imponerse en un mundo de hombres, un mundo en el que solo son amantes y paridoras. Un enfrentamiento continuo con los hombres para reafirmar que son válidas y que no son inferiores por el hecho de ser mujeres.
María está decidida a gobernar en Escocia y a exigir a Isabel que la nombre heredera del trono inglés, que podría reclamar por derecho pero prefiere no hacer para no terminar inmersa en una guerra contra su prima.
De esta manera, las dos jóvenes comenzarán a observarse con fascinación y terror, pues se convierten en rivales en todos los campos mientras conspiran y sopesan el matrimonio y la independencia para hacerse con el poder. Las intrigas palaciegas, los juegos de poder, la ambición y los conflictos religiosos, conforman esta historia en la que no hay buenos, sino malos y menos malos.

Yo salí un poco frustrada por la dureza con las que han sido tratadas las mujeres en la Historia y porque más de cuatro siglos después, el poder sigue corrompiendo, muchos hombres se siguen considerando superiores por el mero hecho de ser hombres y los conflictos religiosos siguen siendo actualidad.
La interpretación de Saoirse Ronan y Margot Robbie, espectacular.
Aunque los críticos expertos la han considerado menor en comparación con La Favorita, a mí me ha gustado mucho más.
Merece la pena verla.


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