miércoles, 21 de febrero de 2018

El himno: Su historia y mis reflexiones.




El himno nacional está regulado por un Real decreto de 1997 en el que describen sus compases y cuando se puede tocar, tanto en su versión larga, como en su versión corta.
La primera vez que se tiene constancia de la llamada Marcha Granadera, cuando todavía no era el himno nacional, si no una marcha militar, es en 1761. Se tocaba en todos los actos a los que asistía la familia real, ya que Carlos III lo había elevado a la categoría de Marcha de Honor en 1770 y se fue haciendo un hueco en el arraigo popular.
Un siglo después se intentó buscar un himno pero ninguno gustó como la ya famosa marcha que llevaba años interpretándose como himno nacional, sin serlo.
En 1908 se le encarga al músico militar Bartolomé Pérez Casas que haga una readaptación del himno y así se mantiene hasta finales del siglo XX.
En el periodo de la II República, entre 1931 y 1939, se adoptó el Himno de Riego.
En 1997, el Estado adquiere los derechos comprándolos a los herederos de Bartolomé Pérez Casas y encarga una nueva adaptación a Francisco Grau para que respete los acordes de la marcha del siglo XVIII, unidos a la armonización de Pérez Casas. El resultado se regula con el Real Decreto del que hablaba al comienzo.
No tiene letra, se ha intentado en varias ocasiones, incluso con concursos públicos que no han llegado a buen puerto.
No voy a ponerme legalista, estudiando si Marta Sánchez puede utilizar esos acordes para hacer una canción e interpretarla en una actuación, pero me lleva a hacer varias reflexiones.
Ha conseguido una publicidad gratuita, impensable para un concierto del que solo tenían noticias los que habían comprado entradas y que habría pasado desapercibido, como tantos otros.
El presidente del Gobierno y los líderes políticos que lo han comentado, pueden hacer lo que quieran en privado, pero en público, y Twitter es público, no me parece serio hablar de la letra de una canción, máxime cuando evitan hablar en redes sociales de cine o libros, por poner dos ejemplos, para no dar notoriedad con sus comentarios a unos en detrimento de otros, y solo se limitan a felicitar  a los autores cuando se les premia.
Y por último, si Marta Sánchez añora tanto España, solo tiene que venirse a vivir aquí, que el clima también es muy bueno, pero claro, los impuestos son más altos que en Miami.
Yo ya estoy recibiendo la documentación para la declaración de la Renta y estas cosas, de verdad, me hacen sentirme idiota.

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